Un fallo que reivindica el rol del Congreso

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La reciente decisión tomada por nuestro Máximo Tribunal es un triunfo de las instituciones de la república, por cuanto, en su mayoría, los supremos entienden que el Senado debe decidir la forma de sesionar y llevar a cabo las reformas de su “Reglamento” conforme los procedimientos establecidos.

En tal sentido, la Corte entiende que el Congreso Federal es “esencial” para el normal “desarrollo de la vida constitucional de la Argentina". "Aún en los episodios más difíciles de la construcción de las instituciones de nuestro país se procuró asegurar su funcionamiento”, indicó.

La resolución aborda la importancia del debate y no es ajeno a los desafíos de las instituciones hoy y en el futuro, por cuanto no esquiva la grave situación mundial en lo referente a la pandemia y la importancia de respetar las medidas sanitarias, pero reivindica al Congreso como el ámbito primordial donde debe llevarse a cabo el debate legislativo, que indefectiblemente robustece el sistema democrático. En esta línea argumental, el Congreso de la Nación cumple un rol fundamental, por cuanto allí se lleva a cabo el control y las distintas voces en este ámbito permiten la búsqueda de lugares comunes, que seguramente nos hacen crecer como sociedad y enriquece la democracia.

El Máximo Tribunal hace un recorrido sobre la importancia de la reglamentación constitucional del funcionamiento del Poder Legislativo, pudiendo afirmar que tal determinación se condice casi con las decisiones tomadas oportunamente por las provincias de Mendoza y Córdoba para llevar adelante la modalidad de sesiones remotas. Por lo tanto, reivindica las facultad de modificar el mismo cuerpo su Reglamento y establecer los mecanismos más apropiados para hacer frente a esta grave situación y, continuar con el normal funcionamiento de este poder de la república. Así lo dice: “Al poner en cabeza de cada una de sus Cámaras el dictado de su propio reglamento en el artículo 66, reconoce a cada una de ellas la autonomía necesaria para regular su propio funcionamiento y por ende regular los mecanismos para facilitar la realización de sus función legislativa en estas circunstancias”.

En definitiva, más allá del rechazo de la acción, la Corte Suprema estableció que ella no puede interpretar el reglamento, lo cual es privativo de cada cámara. Este es el momento para que todos los sectores políticos con representación parlamentaria establezcan las reglas claras para poner en funcionamiento al Congreso de la Nación: son necesarios los acuerdos y la voluntad política de todos para dar respuestas a los reclamos de la sociedad. En estos tiempos donde el mundo se encuentra en una gran encrucijada, es el momento también de pensar en la institucionalidad y reivindicar la plena vigencia de la Constitución.

El autor es docente de Derecho Constitucional en UBA y docente Derechos Humanos en la UP