Hace ya algunos años y en medio de sirenas, corridas, gritos, órdenes y derivaciones pregunté en voz baja y hasta con vergüenza: “¿Que es un triage, doctor?”.
Palabras más palabras, palabras menos, me dijo qué es la valoración clínica de los pacientes según su grado de urgencia y se los clasifica con colores y ahí entendí el uso del “rojo, amarillo y verde”. Ese doctor era Alberto Crescenti, director ejecutivo del SAME, sistema de atención médica de emergencia.
En estos años de periodismo en calle lo vimos en incendios, derrumbes, accidentes. Se sabe que hay que “dejarlo hacer lo suyo”, que cuando pueda vendrá hasta los micrófonos. Cierto es también que, como pocos, él entiende esto del “Aquí, ahora y estamos en vivo”.
Lo vi cerca de bidones con vaselina en la estación de Once. Si, vaselina. No quise preguntar lo obvio pero estaba claro: era para poder retirar a los sobrevivientes que estaban sobre los cadáveres en aquel tren... También lo vi ser parte de los colaboradores aquel diciembre, cuando República Cromañon fue una trampa mortal. Es que durante ese corto período no estuvo a cargo del SAME.
Antes había coordinado los operativos en los atentados terroristas de la Embajada y de la AMIA y seguro estoy siendo injusta con otras tragedias y dolores colectivos.
También llegué a él cuándo hicimos el primer Ni Una Menos, en 2015 . “Que las qué estén a cargo de un potencial operativo sean mujeres”, sugerí de atrevida.
Del SAME hay alguien que, aunque falleció hace pocos años, me conmueve de sólo recordarla. Estela Morandi era la jefa del Departamento de Desastres y durante 2 décadas prestó servicios para este organismo. Con Crescenti, por supuesto.
Aquella mañana del 22 de febrero la escuché gritar “rojo, amarillo y verde”, pleno despliegue del triage, mientras los pasajeros eran rescatados del tren. Morandi vestía su ambo color verde agua, se la notaba fuerte, tenía el cabello castaño a la nuca. Hacia calor. Muchísimo. Era, como decimos entre amigos, “una máquina”. Iba, venía, corría y otra vez. Iba, venía y así.
Recuerdo la imagen. Traen hasta ella una camilla con un niño y arranca con masaje cardíaco; manos cruzadas, presión al pecho y “1, 2, 3” y el “dale, dale” y otra vez “1, 2, 3”. La miro desde lejos, su gesto es contundente. No hubo sobrevida. Hasta hoy no puedo sacarme a ese nene de mi cabeza. (Esa es otra historia)
Con otros dos colegas y sin decirnos una sola palabra bajamos la mirada y lloramos en silencio. La muerte estaba ahí y está mujer le había dado batalla.
Tiempo después le conté qué la había visto intentar salvar aquel chico. Supongo habrá sentido mi admiración; amorosamente me apretó la mano. La doctora Morandi murió en su casa y hoy, cuando ingresás al SAME en Parque Patricios, hay una placa que le rinde homenaje.
Crescenti, claro, es el capitán, la cara visible, la voz de mando, el jefe, el qué diseña, diagrama y arranca. Pero, ¿quiénes están a su lado? ¿quiénes integran su mesa chica? ¿La hay? ¿Quiénes fueron los compañeros de Estela Morandi?
De algunos desconocía sus nombres, es que siempre responden al grito de “Buen día, Doc”, ¿"Cómo venimos"? ¿Todo bien"? Y claro, como los cronistas solemos ser bastante intrépidos siempre hay un “a la vereda, por favor”. Y x supuesto siempre son muy receptivos cuando, desde la ignorancia, preguntamos, indagamos o consultamos. En éste, mi trabajo, lo valoro muchísimo .
Está Roberto Cohen: es parecido a su jefe e incluso alguna vez le hemos hecho la humorada de bautizarlo como “el mellizo”. Es médico de la Dirección de Emergencias pero también perito forense de la Corte Suprema de Justicia. Es generoso, amable y atento.
Siempre al lado está Oscar Valcarcel, el jefe de Emergencias, cuando se puede regalar alguna sonrisa. De los dos se aprende, se los observa de lejos y pocas veces en silencio. Crescenti, Cohen y Oscar son parte de aquella mesa chica. Que, por supuesto, no se agota ahí.
Está Villagran, que es el director del área Operativa, Echenique, jefe de triage, Carchini, a cargo de insumos y personal médico, de eventos masivos Montessi y Mazondo. Quien coordina la parte aérea es Juan Noir y Factores humanos es comandado por Daniel Mosca.
¿Podrían solos? No. Claro qué no. Al SAME “lo mueven” 1.300 médicos, enfermeros, psicólogos, choferes de ambulancias, radio operadores, personal administrativo.
Claro que en todo grupo hay un líder, esa voz de mando que encuentra en su personal lo necesario para salir ante un alerta al 107. ¿Será bien complejo igualar a alguien como Estela Morandi? Tal vez, sí. Por lo pronto, espero más JEFAS como ella en el SAME.
Ahora mismo, y mientras termino de escribir, imagino que todos los que mencioné deben estar abocados a algún operativo por el Covid-19.
Suenan las sirenas y allá van.
Gracias.
*Marcela Ojeda es periodista y una premiada cronista radial. A ella le gusta presentarse como “cronista de la calle”. En 2015 fue una de las organizadoras de #NiUnaMenos, la jornada de movilización masiva del 3 de junio en contra de la violencia machista y los femicidios.
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