Pandemia: la salida del aislamiento y sus desafíos

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Un trabajador desinfecta la Plaza de Mayo después de que el presidente Alberto Fernández anunciara una cuarentena obligatoria para limitar la expansión del coronavirus (COVID-19), en Buenos Aires, Argentina. March 20, 2020. REUTERS/Matias Baglietto
Un trabajador desinfecta la Plaza de Mayo después de que el presidente Alberto Fernández anunciara una cuarentena obligatoria para limitar la expansión del coronavirus (COVID-19), en Buenos Aires, Argentina. March 20, 2020. REUTERS/Matias Baglietto

La pandemia global (Covid-19) está generando profundos debates interdisciplinarios, de los que participa el Derecho.

La principal controversia actual se vincula con el hecho de que hay aproximadamente tres mil millones de seres humanos aislados, y una paralización mundial de la actividad económica y social.

Expondremos brevemente las cuestiones centrales que brindan un marco de análisis y de caminos a seguir.

1. La defensa masiva contra la pandemia

La decisión de aislar las personas es mayoritariamente aplicada en todos los países, porque incluso quienes se opusieron inicialmente, terminaron adoptando estas medidas.

El modelo analítico es el de la “acción conjetural”, porque no hay información suficiente, se decide en base a probabilidades, y en favor de la vida porque se la considera un valor superior. El problema que se suele presentar es de “información asimétrica”, porque se sabe mucho del costo de soportar la medida, pero nada acerca del costo que se evita. Por eso es relevante explicar lo que sucedería si no se hiciera nada, a fin de sostener la confianza de los ciudadanos. En el Derecho está regulado el “principio precautorio” que establece que ante un peligro grave, la ausencia de certeza no debe usarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces.

Esta justificación va cambiando a medida que se obtiene más información y disminuye la incertidumbre. Por eso, en la prevención de tragedias la acción inicial es masiva y luego se evoluciona hacia medidas más específicas. Por ejemplo, la reacción frente al atentado de las torres gemelas y el combate contra el terrorismo fue inicialmente masiva, mediante una declaración de guerra, y luego selectiva. Cambió el mundo y se comenzó a controlar a las personas en los aeropuertos, a instalar cámaras de televisión en las calles, a vigilar la circulación de datos en la web profunda, y a controlar el lavado de dinero.

2. Problemas derivados de la permanencia

Es muy problemático sostener el aislamiento social de tres mil millones de personas en el tiempo, porque las implicancias son enormes y diversas.

En la economía, el impacto muestra que estamos en las puertas de una recesión global que afectará a todos los sectores. En los más vulnerables, la capacidad para soportar el aislamiento se hace difícil porque no tienen casa donde aislarse, ni comida para sobrevivir, ni internet para distraerse y comunicarse, o están solas, o enfermas.

En el plano psicológico hay una inseguridad generalizada, porque la pandemia es global y la información es intensa (vemos lo que sucede todos los días en todos los países), y es un miedo que se acentúa al no poder compartirlo socialmente. (Steven Taylor, “The Psychology of Pandemics”, Cambridge, 1.12. 2019).

En el ámbito internacional, se dificulta la ayuda a los refugiados o sectores de pobreza extrema al no poder viajar hacia los sitios donde se encuentran (informe del “International Crisis Group”).

Es un impacto que desarticula un sistema de funcionamiento económico y social global.

Por otro lado, no se sabe muy bien cuánto tiempo debe durar la medida, o si deberá repetirse, porque pueden haber rebrotes cuando alguien infectado viaje a zonas donde terminó el aislamiento.

Hay consenso en que esta primera fase debe cumplirse, pero comienza a discutirse cómo sería una “segunda fase” de lucha contra el virus.

3. Las propuestas específicas

El modelo analítico para una etapa diferente lo puede brindar la teoría de las redes que describe cómo una noticia o un virus puede expandirse muy rápidamente o desaparecer. Una noticia verdadera o falsa es intrascendente si una persona se la cuenta a otra; si esta última pertenece a un club, la conocerán todos sus miembros; si uno de esos socios del club es miembro de una colectividad, esa noticia será más conocida, y si tiene una base de datos el efecto será multiplicado (Niall Ferguson, “The tower and the square”). La noticia se expande a través de vínculos y nodos y algo similar ocurre con los virus.

El concepto general es que se puede actuar sobre los vínculos y los nodos o lugares donde el virus se multiplica, liberando gradualmente al resto.

Es imposible desarrollar de modo exhaustivo la diversidad de propuestas que se pueden observar en la literatura actual, pero es interesante hacer un breve listado.

En la mayoría de los países el problema se vincula con la saturación de los servicios de salud porque el virus se expande rápidamente y hace que muchas personas que necesiten de ese servicio, no lo tengan porque es escaso. Inicialmente, la clave es hacer más lento el ritmo de contagios mediante el aislamiento, para que no haya una gran cantidad de enfermos en un mismo momento. Esta fue la crisis en algunos países, agravada porque el ajuste económico quitó recursos al servicio de salud (Cahn, Pedro, Clarín, 14.3.20)

A medida que pasa el tiempo, la cuestión oscila hacia medidas propias de una segunda fase que es más selectiva, y apunta a controlar el virus dentro de ciertos límites.

Aumentar la oferta, que significa incrementar la cantidad de camas, respiradores, y testeos. En este tema se diferencian los tipos de hospitales según las enfermedades normales y los especiales dedicados al coronavirus. También es importante la protección del personal médico, enfermeras y de seguridad, porque si se enferman, no hay recursos humanos.

Disminuir la demanda que implica, en primer lugar, tener información fiable mediante la realización de testeos (Aaron Carroll, The Atlantic), y los controles permanentes sobre la población en general (Fauci-Touchette-Folkers, en National Institute of Allergy and Infectious Diseases), y sobre los internados para liberar rápidamente las camas hospitalarias una vez que se determina que no la necesita. Las alertas permiten medidas flexibles, y por eso, si aparece un rebrote, se abren o se cierran actividades sólo en aquellos lugares donde aparece y no masivamente. Hay que prepararse para múltiples períodos de distancia social (Kissler, Stephen, Harvard School of Public Health).

Los estudios demuestran que la mayoría de las personas pueden infectarse y curarse, con lo que se puede mejorar la inmunidad de muchos grupos, los que no necesitarán del aislamiento.

De esta manera se puede limitar las medidas más drásticas de modo sectorial (Wong Joan, “How the pandemic Will End”, The Atlantic, 25 March, 2020).

En general se apunta a montar una infraestructura que controle la demanda y aumente la oferta de servicios médicos, disminuyendo el riesgo de saturación.

Este escenario permite dividir el problema, concentrarse en algunos sectores y liberando otros.

El aislamiento puede transformarse en distanciamiento, con lo cual las personas pueden movilizarse, pero se mantiene la prohibición de reuniones masivas. Las intensidades pueden variar porque hay regiones donde el virus no se desarrolló.

De este modo, la actividad económica empieza a funcionar a medida en que el aislamiento se transforma en distancia social y se abren zonas liberadas del contagio, con barreras adecuadas.

Ayudará la tecnología y el trabajo a distancia. También puede orientarse el consumo habilitando circuitos especiales para personas de riesgo de manera que no se expongan innecesariamente.

El Estado nacional es fundamental en el sostenimiento del ingreso básico universal para grupos vulnerables, cada vez más necesaria en el mundo actual (Amartya Senn; Yuval Harari).

Finalmente, es una pandemia global que requiere cooperación científica y política transnacional. La “desglobalización que implica el cierre de fronteras, es también transitoria en el tiempo y no brinda soluciones en el mediano plazo (Harari; F. Times. 20.3.2020)

4. Conclusión

Es claro entonces que resulta necesario incentivar el diálogo multidisciplinario y creativo para diseñar un sistema más selectivo, flexible, capaz de reacciones rápidas.

Pero también lo es que esas soluciones deben encaminarse hacia un mediano plazo en que se puedan lograr ciertos equilibrios que se sacrifican en la emergencia.

La historia enseña que hubo momentos en que la humanidad enfrentó grandes desafíos. En algunos casos se sembró el miedo que fue la base del autoritarismo, que terminó agravando las tragedias.

Pero hubo otros casos en que las personas que tuvieron que decidir, lo hicieron mediante la racionalidad científica y democrática, protegiendo la salud, la igualdad y las libertades, lo que consolidó el Estado de Derecho.

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