Soluciones inéditas para una crisis sin mapa

Sin respuestas sistémicas, cada país está eligiendo su propio método de reacción. El gobierno de Alberto Fernández ha sido contundente en su manera de asumir la responsabilidad prioritaria de cuidar la salud de la población

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José Urtubey, dirigente de la Unión Industrial Argentina
José Urtubey, dirigente de la Unión Industrial Argentina

Con la pandemia del coronavirus Covid-19 el mundo entra en un terreno desconocido. La crisis ya llega a cada rincón de la vida cotidiana de los habitantes del planeta y de la economía global. Posiblemente nada sea como era, tampoco la globalización como la hemos conocido desde la Segunda Guerra Mundial. Si ya estábamos escasos de respuestas ante fenómenos globales – el cambio climático, por caso – la pandemia lo ha puesto en una brutal evidencia.

Sin respuestas sistémicas, cada país está eligiendo su propio método de reacción. El gobierno de Alberto Fernández ha sido contundente en su manera de asumir la responsabilidad prioritaria de cuidar la salud de la población. El sistema político en su conjunto y la dirigencia empresarial, sindical y social han mostrado estar a la altura de las circunstancias en su alineamiento con las medidas dispuestas por el Ejecutivo y en consolidar un mensaje de unidad a la sociedad. Enfrentamos momentos de gran incertidumbre y la consistencia de acción con mensaje es de suma importancia.

En lo que atañe al sector productivo, también ha sido clave la decisión del gobierno de priorizar el funcionamiento de los sectores críticos de la economía, para garantizar que los productos de primera necesidad como alimentos y medicamentos lleguen a toda la población, a partir del trabajo de cadenas de valor esenciales. A medida que avanza la crisis sanitaria tenemos que mejorar cada vez más esos mecanismos para que la provisión esté cada vez más aceitada, cuidando al mismo tiempo la salud de los trabajadores que participan directa o indirectamente de esos sectores.

En Argentina tenemos la ventaja de tener soberanía alimentaria. Y la industria alimenticia, según el último dato del INDEC, está trabajando al 58% de su capacidad instalada, con lo cual tiene posibilidad de incrementar su producción para cubrir aumentos de la demanda que surja por la crisis sanitaria, sea de nuestro mercado como del exterior. En la crisis, este es un activo fundamental de nuestro sistema productivo.

Cualquier aumento de producción, sin embargo, va a requerir una política que tenga en cuenta la situación compleja en la que se encuentran los factores de la oferta económica luego de una recesión larga, que el mes que viene entra en su tercer año, y sobre todo por la ruptura de la cadena de pagos que genera esta crisis sanitaria. Aquí también el gobierno está buscando con las medidas un equilibrio entre sostener a la demanda, y sobre todo a los sectores más golpeados de la población, y darle aire a la producción y el comercio mediante decisiones ligadas al pago de impuestos, como la eximición del pago de Aportes Patronales. Seguramente haya que ir calibrando estas medidas día a día, según cómo se desenvuelvan los acontecimientos.

El papel del Banco Central va a ser fundamental en esta situación, que es inédita no solo para nuestro país sino para todas las economías del mundo. La Reserva Federal de los EE.UU, que actúa de hecho como una suerte de Banco Central global, fue explícita en su intención de usar todos los medios a su alcanza para sostener la cadena de pagos y facilitar los flujos de dinero y créditos a las pequeñas empresas, los comerciantes y los consumidores. Entiende que una situación extraordinaria requiere medidas extraordinarias: un estudio del JPMorgan Chase Institute determinó las empresas pequeñas y medianas en EE.UU tienen recursos propios para mantenerse a flote durante apenas 27 días, en promedio.

En Argentina ese promedio seguramente sea mucho menor, dada la fragilidad y la informalidad de gran parte de nuestra economía. Entramos a esta crisis económicamente extenuados y nuestras empresas, sobre todo las pymes, tienen poco margen de supervivencia. Hoy más que nunca el sistema financiero tiene que estar al servicio de la economía real, primero para sostenerla durante esta tormenta perfecta y después para ayudarla a reconstruir las capacidades existentes. Durante los últimos años no fue así, y las consecuencias en términos de actividad y empleo están a la vista.

El BCRA también va a tener la responsabilidad de liderar esta emergencia a través de medidas inéditas y creativas, empezando por profundizar el camino de baja de tasas de interés que ya está en curso. En todas las cadenas de pago hay tensiones, sea por falta de fondos o por la imposibilidad de gestionar los pagos dadas las interrupciones burocráticas que genera la cuarentena. Hay medidas concretas e inmediatas que se pueden tomar en este contexto, como otorgar créditos automáticos a empresas nacionales y pymes para el pago de salarios, u ordenar una refinanciación automática por 30 o 45 días de todos los instrumentos de pago que están circulando, como los cheques.

La inyección de recursos en los lugares críticos va a ser fundamental para que la actividad siga fluyendo, con o sin cuarentena. La emergencia se tiene que manejar día a día, como están haciendo los gobierno nacionales y provinciales, ajustando a cada paso con los dos ojos en la salud de la población pero uno de los dos atento a la salud de la economía, que también va a necesitar un respirador. Por suerte, igual que nuestros heroicos equipos de profesionales y trabajadores de la salud, todos estamos empujando para el mismo lado.

* Por José Urtubey, empresario y dirigente industrial

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