El inesperado desafío del Gobierno

(Presidencia)

El domingo fue el día clave: la conferencia de prensa “superadora de la grieta” del presidente Alberto Fernández, flanqueado por el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, anunciando medidas drásticas para frenar el contagio del coronavirus cambió la valoración de los expertos en comunicación. De la reprobación, el Presidente pasó a una valoración positiva.

Fernández intuyó que la comunicación de crisis en una situación catastrófica como la pandemia que azota al mundo era tanto o más importante que las medidas mismas, y que debía terminar la etapa de la minimización que caracterizó a las infelices intervenciones del ministro de Salud, Ginés González García. El sanitarista aseguraba apenas semanas atrás que el virus que había asolado a China y ya estaba sumiendo en la catástrofe a casi toda Europa no llegaría a la Argentina hasta entrado el invierno.

Una encuesta a profesionales de comunicación realizada por la revista Imagen el jueves de la semana pasada y nuevamente este martes a un panel de profesionales de comunicación de empresas y gobiernos muestra claramente que el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se lleva las palmas en su comunicación en torno a la pandemia desde el inicio, con una valoración positiva de dos tercios que se mantiene.

El gobernador bonaerense Axel Kicillof, en cambio, no sale de una evaluación muy negativa, de apenas 15% de positiva con mucha reprobación.

Sin embargo el salto positivo que dio la visión de cómo está comunicando Fernández es notable: de 26% de aprobación saltó a 58%, y la desaprobación cayó de 45 a 19%.

¿Qué hacía el gobierno nacional mal y qué hace mejor ahora?

Los expertos le recomendaban tener una comunicación diaria, blindar al país urgentemente y centralizar la información pautando horarios fijos y tener mayor difusión.

Un dato negativo fue la enorme impuntualidad de la transmisión en cadena del jueves por la noche. “Genera mucha preocupación en la población, si un anuncio tan trascendental se programa oficialmente para las 19.30 y finalmente se hace dos horas más tarde”, explica el encuestador y consultor Eduardo D’Alessio, de D’Alessio IROL Berensztein.

Pero el Gobierno acató algunos reclamos clave de los expertos, según la encuesta: uno fue correr del centro de la escena a ministro de Salud, Ginés González García, por haber perdido mucha credibilidad al minimizar y directamente desestimar la gravedad de la pandemia y la velocidad con la que llegaría al país.

Como el hilo se suele cortar siempre por lo más fino, en la Casa Rosada decidieron cambiar a la vocera tradicional de Ginés, Norma Madeo, por el “todoterreno” Fernando Coradazzi, ex vocero del ministerio del Interior de Aníbal Fernández, con más calle y experiencia política.

Pero paralelamente el Gobierno tomó otra decisión que días más tarde valorarían los expertos en comunicación: relegar al ministro, tan desacreditado, y darle más protagonismo a Carla Vizzotti, secretaria de Acceso a la Salud.

La mayoría de los profesionales destacaron que hay un abismo entre la comunicación del gobierno de la semana pasada con la de ahora.

La forma de actuar en concreto en la conferencia de prensa del domingo la “unión de los argentinos ante la pandemia” que propuso en la cadena del jueves, mostrándose al lado del intendente porteño sólo recibió elogios, como también fue ponderado el tono más coloquial, cercano y menos ceremonioso de la conferencia de prensa del domingo comparada con la cadena impuntual del jueves.

Pero no todos son elogios para la comunicación del gobierno: “reacciona tarde y después sobreactúa”, “a los anuncios les faltan precisiones”, “necesita mejores voceros”, “necesita usar más vía pública y medios de comunicación para informar”, “falta un vocero científico que informe permanentemente”, son algunos de los consejos y reclamos.

“Tiene que evitar las marchas y contramarchas en los anuncios de medidas”, destacó un profesional en referencia al anuncio inicial de que habría fútbol gratuito para entretener a los argentinos aburridos en cuarentena, para luego anunciar el parate total de torneos y copas a las 24 horas, o la afirmación de que era mejor que no cerraran las escuelas, y un día después decretar asueto.

Sobre la comunicación del jefe de gobierno de la ciudad, los elogios predominan sobre las críticas desde el principio. Incluso elogiaron la gaffe viral del estornudo llevándose la mano a la boca justo cuando el ministro porteño de Salud había recomendado hacerlo en el pliegue del codo. Un video posterior de autocrítica descontracturada fue una solución inteligente del jefe de gobierno porteño.

“La comunicación del gobierno de CABA es concisa y clara y brinda canales de comunicación para consultar. Se muestra trabajando en equipo”, alabó un profesional en la encuesta.

Incluso destacaron que la ciudad se adelantó a la crisis y contribuyó a que el propio gobierno nacional tomara conciencia de que no podía seguir minimizándola.

Sin embargo, Rodríguez Larreta también recibió críticas por haber la de mantener abiertos los bingos y casinos, aunque este martes ya anunció que los establecimientos permanecerían cerrados.

El gobernador bonaerense Kicillof, en cambio, solo recibe críticas: que su comunicación en torno a la crisis es invisible, inexistente, ausente. “En Provincia no se ve ninguna comunicación”, coinciden. Y lo más grave: “No muestra preocupación hacia la mayor población del país”.

Las críticas y elogios de los comunicadores se reflejan en cómo la opinión pública cambió su percepción del liderazgo del gobierno en la crisis: la última encuesta de D’Alessio IROL Berensztein indica que el 70 por ciento considera las medidas adoptadas por el gobierno son suficientes, por lo menos por ahora.