¿Dónde debemos buscar lo más importante del discurso pronunciado por el Presidente del 1° de marzo en el Congreso de la Nación? ¡En lo que no dijo!
Hizo un detallado informe del desastre social económico y financiero en que se encuentra empantanada la república, en lo macro y en los temas que abordo fue correcto, nadie puede negar que el mismo fue equilibrado, sustentado en principios y fundamentos ciertos y con un verdadero dominio académico en la exposición, de todo lo recibido y de todo lo que debe hacerse cargo.
El primer gran escollo que Alberto Fernández debe afrontar es la voluminosa deuda externa que con liviandad e irresponsabilidad contrajo el ex presidente Macri, con pagos de capital e intereses que deben afrontarse este año y el próximo que son prácticamente y técnicamente impagables. “La plata no la tenemos” la dilapido la anterior administración en connivencia y anuencia de nuestros acreedores.
Macri y “el mejor equipo de los últimos 50 años”, según sus reiterados dichos, olvidaron que la incrementaron y potenciaron de forma ostensible. El ex Presidente creyó que podía licuar la deuda por la inflación o que se le otorgara arreglos de pagos míseros que prácticamente significaban la virtual condenación. Como pasó antes, por ejemplo, con los créditos nunca cancelados al Banco Industrial, con la estatización de la deuda cuando Domingo Cavallo estuvo al frente del Central, con la pesificación o, finalmente, cuando siendo presidente se autocondonó la deuda del Correo. En definitiva el criterio era que pague otro o, de lo contrario, que “pague Dios”.
El esfuerzo debe ser mancomunado y quienes más pueden deben ser quienes más aporten. Aquí sí debemos hacer una advertencia sobre la corporación jurídica que castiga a los más débiles y desprotegidos
Ejemplos como este fueron moneda corriente sobre la forma que parte de muchos empresarios advenedizos e inescrupulosos utilizaron para su súbito e impetuoso engrandecimiento de sus empresas, procedimiento que los empresarios Pymes y la Economías Regionales nunca utilizaron ya que si ellos lograron su desarrollo fue como resultado del trabajo, el esfuerzo y la inteligencia, nunca del amiguismo político. El resultado es una estructura de producción y comercialización monopólica a la que no se puede desarticular.
Ahora, que es lo que no dijo el Presidente el domingo pasado: intensificar las investigaciones y condenas a mafias corruptas integradas por políticos, empresarios, sindicalistas y jueces que hoy desvergonzadamente hacen ostentación de las inmensas fortunas que acumularon gracias a la corrupción endémica por ellos creada y organizada durante décadas en la que sumieron a la argentina desde mediados de la década del 70 a nuestros días.
Aceptar lo arriba expuesto nos permitirá encontrar el camino y ver las falencias estructurales de nuestro entramado social, político, judicial, económico-financiero que permitieron y permiten a que el mismo permanezca invulnerable, seguro y protegido por los mismos beneficiarios.
Los empresarios e inversores, los verdaderos generadores de trabajo y riqueza, necesitan de un recálculo del capital inicial adeudado con índices más contemplativos y prudentes que consideren la diversidad de las regiones, las actividades y circunstancias en el que actúan, quitar intereses punitorios, acotar honorarios por ejecuciones en curso., contemplar un plazo de dos años de gracia sin amortización de capital ni pago de intereses y un plazo de pago de 12 años.
El ex Presidente creyó que podía licuar la deuda por la inflación o que se le otorgara arreglos de pagos míseros que prácticamente significaban la virtual condenación
En estas circunstancias el esfuerzo debe ser mancomunado y quienes más pueden deben ser quienes más aporten. Aquí sí debemos hacer una advertencia sobre la corporación jurídica que castiga a los más débiles y desprotegidos.
La corporación jurídica asociada a los bancos y las entidades financieras son los beneficiarios permanentes de estos desequilibrios que garantizan utilidades desmedidas que se nutren del trabajo de todos los argentinos, de la miseria que alcanza a la mayoría de nuestros trabajadores, de la situación de eterna, de la exposición a la bancarrota que enfrentan nuestras economías regionales y Pymes. Lucran con nuestros recursos naturales del campo, la energía, la minería y la pesca. Este estatus que sostienen y profundizan en el tiempo, conjuntamente con los grupos financieros golondrinas y apartidas del exterior, les da invulnerabilidad y certeza de desmedidas y usurarias utilidades.
Esto que decimos a simple vista pareciera un manifiesto apocalíptico de la antigua izquierda ortodoxa y destituyente, pero es solo el resultado de alguien que hace muchas décadas integra el sistema bursátil, que participó activamente en la dirigencia gremial empresaria y con fundamentos, experiencia y pruebas hace estas graves afirmaciones e imputaciones.
Es indubitable que la situación a la que debe enfrentar el Presidente es de una gravedad difícil de cuantificar, tenemos un déficit fiscal infinanciable. ¿Por qué? No tenemos acceso al crédito ni externo ni interno, la capacidad contributiva de los apórtantes está al límite, no va más aumentar impuestos porque no hay quienes lo paguen y porque, además, generaría más desempleo y recesión. Anses esta quebrada y solo nos queda la emisión: bien conocemos como termina esta maldita ecuación.
Debemos volver a las verdaderas fuentes de financiamiento que tuvieron históricamente las pymes y las economías regionales. Es decir, cuidar, preservar y capitalizar los bancos Nación y Provincia de Buenos Aires y volver a la banca provincial estatal y privada
El tratamiento del meollo de nuestras desgracias se soslaya e ignora, pareciera ser harina de otro costal. ¿A qué estoy haciendo referencia? A la modificación y reestructuración de todo el sistema tributario que ahoga y entorpece el funcionamiento de las economías regionales y las Pymes, al virtual estado de quiebra de Anses, a la desorganizada estructura económica y social de nuestra administración pública nacional, provincial y municipal, y a la modificación de la legislación laboral, que solo beneficia a dirigentes gremiales corruptos atornillados hasta su muerte a los cargos que mafiosamente apropiaron.
Finalmente debemos volver a las verdaderas fuentes de financiamiento que tuvieron históricamente las pymes y las economías regionales. Es decir, cuidar, preservar y capitalizar los bancos Nación y Provincia de Buenos Aires y volver a la banca provincial estatal y privada, la misma que fueron el motor de la gestación de la Argentina pujante en la que la pobreza y el desempleo tenían los índices más bajos del mundo.
La Argentina se independizó como estado y se conformó como una nación pujante y ejemplar porque a sus gobernantes y gobernados los inspiró, motivó y alentó el espíritu de libertad, igualdad y fraternidad, como así también el deseo de grandeza, la honestidad, el desprendimiento y la buena fe. Debemos tomar conciencia que sólo imitando a quienes nos precedieron lograremos salir de este indolente atraso, pobreza, autismo que generó y genera esta decadencia. Recién entonces, y solo así, comenzaremos a recuperar esos valores que inspiraron a los Padres Fundadores de la Patria y cuando entonemos nuestro Himno Nacional en el encontraremos el motivo y la fuerza para hacer realidad sus inmortales estrofas.
El autor es presidente del IADER