Algunos comentarios sobre el discurso del presidente Alberto Fernández en el Congreso. Mucho Béliz, muchas agencias y consejos y ampliación del Estado y del gasto estatal. El Presidente anunció el envío de un proyecto para legalizar el aborto, y otro para incentivar el embarazo en las mujeres pobres. Un aumento del gasto público con la Asignación Universal por Hijo (AUH) durante dos años para calmar a la Iglesia, para que se queden tranquilos en la Episcopal.
De todas maneras, hay algunos temas para analizar. El Presidente le carga al gobierno anterior el conjunto de una deuda que viene acumulándose. Deja entrever que hay un hecho irregular cuando el endeudamiento fue para sostener un Estado deficitario. Ese fue el verdadero motivo del endeudamiento, que es la continuidad de procesos de gestión anteriores, donde la deuda venía en un proceso de consolidación y crecimiento. Fernández omitió decir que el gobierno anterior arregló con los holdouts y pagó intereses de la deuda del Club de París y compromisos de YPF. Es una mirada sesgada que tiene como destinatario el público propio. Es un discurso dirigido a la tribuna propia.
El Jefe de Estado anunció que enviará el proyecto de ley para crear el Consejo Económico y Social, algo muy corporativo. No me parece mal la idea de la unidad, pero hay mucha estructura corporativa.
Otro tema destacable, en el que estoy totalmente de acuerdo, es la ley de petroleo y minería, que me parecen fundamentales. Pero hay que explicar el cómo. Es fundamental mantener una tarifa internacional y que las empresas que invierten en la Argentina puedan retirar utilidades; de lo contrario, no habría inversiones.
El tema de la minería tiene un problema, que es el discurso de la Iglesia, que es contrario a la actividad. Después habló de medio ambiente. Se puede hacer minería con cuidado de medio ambiente. Me pareció una buena propuesta.
Respecto a la tecnología, hay una contradicción. Se habló del aliento a la tecnología, pero se dejó sin efecto la ley de incentivo al conocimiento, y ahora habla de una reforma de la ley. Ahí hay un eje exportador interesante de talento argentino, que lamentablemente se suprimió en la ley.
El Presidente rescató un concepto que me quedó picando, sugestivo, que es el de la concertación, una palabra que recuerda al viejo acuerdo de Kirchner con el radicalismo. La Argentina necesita de una visión de unidad nacional mucho más amplia con los sectores políticos que integran el conjunto.
La reforma judicial es Béliz puro. Sobre la ampliación del fuero federal, hay que ver si se transfiere con plata o no a la Ciudad.
Al discurso le faltó un mensaje económico. Estuvo ausente, al igual que la obra pública.
Sobre política internacional no dijo nada, pero llamó a defender la visión latinoamericana y a los derechos humanos, algo que es incompatible con el régimen atroz que persigue Nicolás Maduro, con quien se sigue manteniendo diálogo.