Macri se lleva el secreto de un extraño “crimen de marketing político”

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El presidente Mauricio Macri (Nicolás
El presidente Mauricio Macri (Nicolás Stulberg)

Podríamos estar ante la investigación de un crimen. O, dependiendo del lado de la grieta desde donde se lo mire, de una bendición: el regreso del peronismo.

En cualquiera de los dos casos, hay tres sospechosos en la escena: Jaime Durán Barba, el estratego de campaña electoral de Mauricio Macri; Marcos Peña, el jefe de Gabinete; y el propio presidente saliente.

No sería un crimen corriente. Ni siquiera un crimen político: es un novedoso “crimen de marketing político”. Se refiere a los hechos ocurridos entre el arranque de la campaña electoral, en marzo de 2019, y las elecciones presidenciales del 27 de octubre, que repusieron en el poder al kirchnerismo en su nueva variante de la fórmula Fernández-Fernández, una vez desechado el “Plan V”, que proponía reemplazar a Macri con la por entonces popular gobernadora María Eugenia Vidal.

Mauricio Macri deja el poder el martes, sin que se hubiera podido saber hasta ahora toda la verdad de qué pasó con las encuestas que prometían que el presidente iba a un empate y un seguro balotaje.

¿Las encuestas se equivocaron groseramente, como afirmó Durán Barba autoincriminándose luego de las primarias en las que el macrismo perdió por 17 puntos? ¿Lo llevaron a Macri a tomar las decisiones equivocadas? ¿Durán Barba y Marcos Peña organizaron una suerte de “encuesta de Yrigoyen” para engañar al Presidente mostrándole resultados alentadores y así tapar con el dedo meñique los garrafales errores estratégicos de comunicación, asesoramiento y gestión que llevaron a la hecatombe económica? ¿O Macri participó de un plan bien estructurado para engañarnos a todos de que no hacía falta que él se bajara de sus aspiraciones a la reelección, a pesar de que la crisis económica sugería que era imposible que ganara?

El Irlandés, cuyo protagonista real es Frank Sheeran, se atribuyó el asesinato del mafioso sindicalista camionero Jimmy Hoffa. Pero muchos expertos en criminalística tienen serias dudas de que hubiese sido él realmente, como confiesa en el libro Escuché que pintas paredes, inmortalizado ahora por Netflix.

¿Durán Barba se autoincriminó para salvar a Macri? ¿Sheeran buscaba cobrar derechos sobre el libro, luego de purgar su condena?

Vamos a reconstruir los hechos y seguir las pistas: en marzo el célebre experto en focus groups del equipo de Jaime Durán Barba, Roberto Zapata, un ex sacerdote jesuita, dirige casi un centenar de grupos motivacionales. Es el mayor despliegue de focus groups jamás hecho sobre el territorio argentino. La idea de semejante despliegue era poder darle al Presidente la información correcta para tomar una decisión clave: ¿Debía dar un paso al costado y cederle su candidatura a la entonces altamente popular gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal o podía seguir adelante con sus anhelos de reelección?

Sigamos: el Jueves Santo se filtra a las redes sociales una encuesta de Isonomía que marca que Macri está perdiendo por 9 puntos. Los mercados están cerrados en Argentina, pero no en Wall Street. Como consecuencia se produce una disparada del riesgo país y derrumbe de las acciones de empresas argentinas que cotizan sus ADR allá.

Sin embargo, a la semana, Isonomía vuelve a publicar una encuesta, en la que la ventaja de Cristina Fernández de Kirchner se había reducido a 5 puntos.

Para ese entonces ya estaban completos los focus group, y la decisión debía tomarse sin demora: ¿Hay Plan V o no? Por la sustitución de Macri por Vidal.

Por entonces el círculo rojo, que sabía que ningún presidente puede lograr su reelección ante semejante fracaso económico, ya intuía que la confrontación con Cristina Fernández de Kirchner que proponían Marcos Peña y Durán Barba como “premio consuelo” no iba a alcanzar. El círculo rojo clamaba por Vidal.

La decisión: “No hay Plan V. Va Mauricio, y va a ganar a pesar de la crisis”.

La clave era controlar al dólar, y las encuestas debían contribuir a generar el clima de opinión que “compraran” los mercados de que el resultado iba a ser parejo y de que se iba a un seguro balotaje y que Macri iba a ganar.

Además de Isonomía, son varias las encuestadoras que se suman con un trabajo exitoso -desde el punto de vista de distraer a los mercados con datos falsos.

El domingo 11 de agosto, día de la PASO, sirve para un intento final: trasciende a los medios que “Durán Barba le habría dicho a Macri que están midiendo tal recuperación de su intención de voto que hasta podría ganar”. Previamente a esa noche, el viernes 9 de agosto, los mercados de bonos y acciones se disparan con encuestas de Isonomía y Poliarquía que mostraban claramente el empate al que se encaminaba. Los mercados se habían fijado un límite psicológico para comprar o vender: si Macri perdía la primaria por más de cinco puntos, iba a ser una muy mala señal.

La noche del 11 de agosto testigos del búnker electoral de Juntos por el Cambio ven a un Mauricio Macri totalmente desconcertado. Luego de que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, dijera ante las cámaras a las 21 que “estamos muy contentos con los resultados”, ven a Macri llamando muy inquieto a su secretario de Modernización, Andrés Ibarra, para que le diera los números que se resistían a hacer públicos: una bestial derrota de 17 puntos. Muy lejos de un empate.

Al día siguiente el dólar pega un salto a más de 60 pesos, y la oposición denuncia al Presidente por ordenar al Banco Central no intervenir.

En conferencia de prensa, Macri culpa al triunfo tan holgado del kirchnerismo por la reacción de pánico en los mercados y sugiere que los votantes se equivocaron.

Varios periodistas intuyen que ese habría sido el delirante plan: dejar que los mercados asusten al electorado, y que finalmente Macri termine ganando en octubre, piloteando una crisis económica de la que él buscaría despegarse.

Pero algo falló.

Luego de la PASO, Durán Barba escribe una columna autoincriminándose de manera poco creíble con el argumento de que había detectado una cierta recuperación previa a la elección y que sus propias encuestas habían fallado (aunque no todos los encuestadores argentinos se equivocaron) como con Trump vs. Hillary o en el caso del Brexit.

Los ejemplos no son válidos: Hillary Clinton superó a Trump por tres millones de votos. El republicano ganó gracias a los electores de dos estados que se dieron vuelta. El triunfo del Brexit sobre permanecer en Europa para Gran Bretaña fue de apenas un par de puntos. Aquí estábamos ante una derrota de 17 por ciento.

Todo indicaba en apariencia que Durán Barba engañaba al Presidente con encuestas falsas para tapar sus propios errores de asesoramiento estratégico, como sugería el consultor Felipe Noguera. El ecuatoriano había sido el gran defensor del “gradualismo” porque su tesis era que no se le podía explicar a la opinión pública la verdadera gravedad de la herencia y la urgente necesidad de reformas estructurales para que el mandato económico de Macri culminara con éxito.

¿Fue realmente así? ¿Qué encontraron en los focus group? ¿Qué escondían realmente las propias encuestas de Durán Barba y las de terceros que él mismo encargaba?

En una entrevista con Jorge Fontevecchia, el periodista y ex líder Montonero Horacio Verbitsky revela que tuvo acceso al misterioso Roberto Zapata, el jefe de focus group de Durán Barba. El venezolano-español, a diferencia de su mediático jefe ecuatoriano, cultiva un perfil bajo extremo. Muy pocos periodistas lo conocen o escucharon su voz.

“A mí me dijo que de sus focus groups surgía que Macri tenía cero chances de ganar”, le reveló el editor del portal El cohete a la luna y ex columnista de Página12 al editor de Perfil.

¿Zapata le dio ese dato a Verbitsky y se lo ocultó a Durán Barba?

Luis Rosales, periodista y consultor de estrategia política, fue a la vez estratego y compañero de fórmula del economista liberal José Luis Espert. En el programa de comunicación política “La Hora de Maquiavelo”, por el canal Metro, revela este domingo que el propio Durán Barba le hizo llegar dos datos clave en abril: "Que Macri no tenía chances de ganar, y que le había llevado al Presidente la idea de una excéntrica fórmula presidencial de Vidal con un ciudadano humilde y común y corriente de vicepresidente”.

Rosales recuerda: “Fue un viernes, y el lunes ya se había ratificado que no corría el Plan V. Que iba Macri”.

Ya suman dos: Zapata y Durán Barba sabían que no ganaba. No lo ocultaban.

¿Se lo dijeron a Marcos Peña? ¿Peña también lo sabía y organizó la maniobra “Macri o que vuelva Cristina” sin que el Presidente se enterara? ¿Se lo dijeron a Macri, y el propio Presidente tomó la decisión de arriesgar al casi seguro retorno del kirchnerismo con el plan “Pánico en los mercados”? ¿Mauricio Macri fue todo el tiempo cómplice del engaño?

Macri deja Olivos y con la mudanza se lleva el misterio.

De un lado de la grieta podría verse como un “crimen de marketing político”. Del otro, como una bendición: vuelve el peronismo.

Los historiadores deberán dilucidar si en este “crimen” o bendición hubo solo un culpable: Durán Barba. Si fueron dos: el ecuatoriano y el jefe de Gabinete. O si fueron tres, y Mauricio Macri fue partícipe necesario.

¿Quedará sin resolver?

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