Alberto Fernández tiene la obligación de cuidar el Indec

El presidente electo Alberto Fernández (Adrián Escandar)

Si hay algo positivo para destacar de la gestión Cambiemos es, sin duda, la reconstrucción y puesta en valor del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). El director del Indec, Jorge Todesca, junto a su equipo realizaron un trabajo fenomenal en estos cuatro años. No sólo recuperaron las estadísticas que habían sido discontinuadas, sino también permitieron que el Instituto recobrara la credibilidad que había perdido durante la gestión anterior, cuando “la militancia invadió al Indec como un torrente, afectando los derechos constitucionales de los ciudadanos para acceder a la información pública”, en palabras de Todesca.

La reconstrucción del Indec no ha sido una tarea fácil, sobre todo si se tiene en cuenta lo que decía el actual director sobre el inicio de su gestión: “Al comienzo había una idea de cerrar el Instituto y empezar de cero. La turbulencia y la violencia interna pusieron en duda la reconstrucción institucional”.

Hoy, nadie duda de los informes publicados por el Indec. Nadie cuestiona ni la metodología, que bien se detalla al final de cada informe, ni los datos precisos, fiables y objetivos que se publican con cada informe.

A pesar de lo negativo que pueden resultar muchos de los informes publicados por el Indec, como los de pobreza e indigencia, los de tasas e indicadores del mercado de trabajo, los de condiciones de vida de los hogares, o incluso los informes sobre la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC), entre otros, éstos son fundamentales para realizar un diagnóstico certero acerca de la realidad que nos toca vivir.

El propio Todesca afirmaba: “Logramos restablecer el IPC, que era una especie del ojo del huracán. Volvimos a publicar el índice GBA y retomamos la medición a nivel nacional, proyecto que había quedado congelado en 2007”. No olvidemos que en Argentina se podía comer por 6 pesos por día o que no se publicaban los datos de pobreza para no estigmatizar a la población.

Conocer cuántas personas están por debajo de la línea de pobreza; cuántos desocupados existen a lo largo y ancho del país; cuáles son las condiciones de vida de la población; o determinar con exactitud cuál fue la pérdida del poder adquisitivo de los salarios no es estigmatizar a la población.

La finalidad de estos informes, y la de sus datos, es reflejar la realidad. Una realidad que afecta a más de cuarenta millones de argentinos. Los datos no estigmatizan. Los datos son un insumo vital para los hacedores de política económica. Sólo con buenos datos se pueden elaborar diagnósticos acertados y esto último es fundamental para que se tomen las medidas adecuadas para resolver los problemas que nos aquejan.

Ha sido tal la labor realizada por el equipo del Indec que le ha valido el reconocimiento internacional y le ha permitido participar en numerosos encuentros y reuniones de la comunidad estadística internacional.

Este trabajo fenomenal realizado en los últimos cuatro años es sólo el principio de un largo camino, como reconoce Todesca. Un camino durante el cual el Indec contó con el apoyo del Gobierno Nacional. Apoyo necesario para poder realizar su trabajo y publicar sus informes aun cuando los datos reflejaban la difícil situación que afectaba a una gran parte de los argentinos.

El director del Indec ya dijo que no continuará al frente de la Institución cuando se produzca el traspaso de mando. La nueva gestión debe seguir acompañando al Indec por este recorrido que iniciaron Todesca y su equipo hace cuatro años. Es fundamental preservar las estadísticas oficiales porque, como afirmó en alguna oportunidad el actual director nacional de Planificación, Relaciones Institucionales e Internacionales del I, “las estadísticas oficiales son el DNI de un país”.

El autor es economista.