A 10 años de la sanción de las PASO: balances y perspectivas

Después de los resultados de las elecciones del 11 de agosto en nuestro país vivimos un tiempo extraño. Y no podía ser de otra manera porque enfrentamos una situación inédita en nuestra historia. Un Presidente en ejercicio que había perdido prácticamente todo su capital político en las elecciones primarias y un candidato opositor que, aun a semanas de la elección general, era visto y tratado por todos como el Presidente electo.

Esta situación, que en un país normal sería solo un dato llamativo e interesante para los analistas, en el nuestro asumió una dramatismo muy especial. Todavía recordamos las primeras semanas después de la PASO y la profunda incertidumbre que nos hizo volver a asustarnos con el 2001, con el default, con la híper. Varios de nuestros miedos profundos salieron del baúl del pasado.

En la mayoría de los países del mundo los resultados políticos tienen impactos inmediatos muy reducidos sobre la vida cotidiana. A los mexicanos después del triunfo de AMLO, a los británicos tras el Brexit o a los estadounidenses con la elección de Trump fue muy poco lo que se les transformó la realidad de todos los días. Obviamente si enojos, broncas o alegrías pero sus ingresos, su poder adquisitivo, sus posibilidades de obtener o perder un trabajo siguieron siendo más o menos las mismas. En nuestro caso, al contrario, en apenas unas horas una devaluación, con su fuerte impacto sobre el precio de los alimentos, redujo el bienestar de casi todos y condenó a cientos de miles más a la pobreza y a no poder comer todos los días. Y además disparó el riesgo país y licuó el valor de las empresas nacionales.

Las elecciones son un complejo proceso social en el cual las preferencias políticas se expresan mediante instituciones o mecanismos electorales. Entre esos mecanismos, la forma de definición de las agrupaciones que compiten y sus respectivos candidatos mediante las PASO, han ocupado recientemente la atención. Así mucho se ha hablado desde el 11/8 de los problemas que generan las PASO tal como las aplicamos en la Argentina. Por ser uno de los que las diseñó, hace casi 10 años, creo que es importante revisar qué ocurrió.

En nuestro país, el proceso electoral es muy largo. Las campañas para las primarias comienzan a mediados de julio y la segunda vuelta, de haber ocurrido, hubiera tenido lugar a fines de noviembre. Debemos aceptar, y en parte compartir, las críticas a un proceso electoral que contempla las elecciones primarias 77 días antes de la elección general y 107 días antes de la segunda vuelta y en este punto quiero detenerme.

Cuando diseñamos el sistema intentamos que esta situación no ocurriera y que entre la primaria y la elección no hubiese más de tres o cuatro semanas como mucho. La idea era simplificar procedimientos dado que por ser elecciones obligatorias debían entenderse como parte del mismo proceso electoral y del mismo periodo de campaña. Así, manteniendo la elección el 27 de octubre, dentro de los plazos que manda la Constitución, las PASO podrían haberse realizado a fines de septiembre.

Inicia la campaña a principios de septiembre, se vota a fines del mismo mes, se realiza el escrutinio con mayor auxilio de la tecnología, se proclaman los ganadores, se reinicia la campaña y se vuelve a votar a fines de octubre. Todo en dos meses como en la mayoría de los países del mundo.

Pero el proceso de debate que desembocó en la reforma política de 2009 se hizo atendiendo a todos los actores institucionales. En aquellos años la Justicia, y particularmente un juez con competencia electoral en el principal distrito del país expresó que esto no era posible y que se hacía necesario un período mucho mayor entre elección y elección, seguramente de buena fe pero sin llegar a entender que las PASO eran, o pretendíamos que fueran, mucho más que un cambio de procedimientos.

De nada valieron nuestros argumentos que sostenían que con la misma reforma en la que se modernizaban los padrones, se reducía la desmesurada oferta electoral, mejoraría la trasmisión de los datos, se incorporaría tecnología de gestión, y la seguridad del sistema, los tiempos podían acortarse. A pesar de muchas cosas que se dijeron, la política escuchó a la Justicia y se extendieron los plazos originalmente previstos, manteniendo al mismo tiempo y por la misma causa, algunos procedimientos que podrían haberse simplificado sin afectar derechos ni garantías.

En parte no insistimos con estos plazos porque nunca imaginamos que podía darse un resultado como el del 11 de agosto y menos aún que la situación económica podía volver a estar tan complicada. Era un pasado que no pensamos que podía volver. Es decir, con una economía menos vulnerable o con cualquier resultado “normal” no había porque suponer que ese plazo entre las dos elecciones fuera tan significativo sobre la vida cotidiana de los argentinos.

¿Por qué no lo imaginamos? Porque no tenía precedentes. ¿Qué es lo que entendemos por un resultado normal? Uno en el cual el partido en el gobierno no pierda prácticamente todas las posibilidades de ganar las elecciones generales el día que se realizan las primarias. Esa fue la profunda anomalía de lo que ocurrió el 11/8, el peor resultado electoral en elecciones presidenciales de un partido o coalición gobernante en toda la historia argentina.

Finalmente, ¿tantas excepcionalidades exculpan a nuestro diseño institucional? Por supuesto que no. Las buenas instituciones deben poder soportar las más diversas e inesperadas coyunturas y en nuestro caso a 10 años de la sanción de la Ley 26.571 hay cosas que pueden y deben repensarse y modificarse analizando seriamente los impactos que han tenido en el proceso político de modo que los mecanismos no pongan en riesgo la libre elección de las preferencias ni perjudique la vida de los ciudadanos. Y no me estoy refiriendo solo a los plazos electorales. Sin duda son muchos los aspectos de la reforma de 2009 que merecen ser analizados a la luz de la experiencia.

Con el objetivo de profundizar esta discusión, realizaremos este viernes de 15 a 19 en la sede de CONEAU (Córdoba 1450) desde el Observatorio de Partidos Políticos las Jornadas “A 10 años de la sanción de las PASO: balances y perspectivas”, con actores políticos y destacados analistas. Esperamos que todos los interesados puedan participar.

El autor es profesor titular regular de Sistemas Políticos Comparados en la UBA e Investigador del CONICET