Cinco de los seis espacios que competirán por la presidencia de la Nación el próximo mes de octubre presentaron sus planes educativos a pedido del Observatorio Argentinos por la Educación. Sólo el Frente de Todos no lo hizo. Este acontecimiento es inédito y positivo; conocer la propuesta educativa de cada espacio suma al debate y contribuye a la toma de decisiones de los ciudadanos.
Un primer análisis nos permite afirmar que en general los planes son pobres, no aportan diagnósticos de los problemas ni cursos de acción fundamentados. Y ninguno de los planes da cuenta de un proyecto más amplio del que forma parte. La educación no es un asunto estrictamente técnico ni sólo político y todo plan de educación debería inscribirse en una idea de país deseable y posible que de sentido a las decisiones en materia educativa.
Lo positivo es que cuatro de los cinco espacios se comprometieron a producir sistemas de información y transparencia de los datos educativos, a implementar un sistema nominalizado por provincia y realizar públicamente un reporte anual de metas educativas y publicar las estadísticas nacionales disponibles. Esto es realmente importante ya que el sistema educativo es bastante opaco todavía y no hay política pública seria sin información disponible. La debilidad de la mayoría de las propuestas es que no hacen referencia a cómo se mejorará la calidad en la producción de esa información que en muchos aspectos es realmente deficitaria ni tampoco se definen mecanismos de control, incentivos ni consecuencias para aquellas jurisdicciones que no cumplan.
El dato alarmante es que al hablar de la educación básica (inicial a secundaria) ninguno de los planes hace referencia explícita a la pobreza. Y en una situación como la actual donde más de la mitad de nuestros niños y jóvenes son pobres, los planes educativos no pueden soslayar ese contexto. Es imprescindible que Argentina ponga en marcha una política integral que apunte a reducir la pobreza y las políticas educativas en este sentido deben ser muy precisas a fin de asegurar el derecho a la educación para todos.
Aunque la calidad y relevancia de los planes está en duda, se trata de una buena iniciativa, con una muy buena respuesta de la mayoría de los candidatos. Es un primer paso de un camino que debe comenzarse a andar.
La autora es directora del Área de Educación de la Universidad Di Tella