La fragilidad del acuerdo Mercosur-UE

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El presidente Mauricio Macri (Franco Fafasuli)
El presidente Mauricio Macri (Franco Fafasuli)

Las noticias de un cambio en el acuerdo Mercosur-UE son muy preocupantes para Argentina y en general para todos los países que conforman este grupo. Perderíamos así una posibilidad de vender a un gran mercado, que aprecia nuestra calidad, que tiene alto poder adquisitivo, y que nos obligaría a imponer enormes saltos en productividad. Perderíamos no solamente ventas, sino todo el excelente ecosistema que generan las exportaciones: nos obliga a enfocarnos en cómo mejorar nuestra calidad institucional, y varios temas más.

Este acuerdo es muy frágil. Hace pocos días vimos un fuerte cambio que proviene del veto del parlamento austríaco a esta relación. Casi todo el arco político del país europeo se unió para aprobar una moción que obligaría al Gobierno a oponerse al pacto en el Consejo Europeo, impidiendo la necesaria unanimidad para su aprobación. Las principales causas esgrimidas son el cuidado del medio ambiente y la protección de los agricultores locales. Siendo un tema político, siempre podrá haber una nueva votación, pero quien sabe si ocurrirá ni cuándo.

Lo único positivo que encuentro es que muestra que este acuerdo no era la sumisión del Mercosur a los malvados designios europeos, sino que desde el punto de vista de al menos algunos productores europeos, la pujanza del Mercosur podía convertirse en un problema. Políticamente para nuestro país, y mirando hacia dentro, nos debería unificar (cruzo los dedos) en tratar de lograr este objetivo. Los argumentos de cuidado del medio ambiente se basan en el supuesto descuido del Amazonas por parte de Brasil. Es un tema del que ya se ha hablado mucho. Sea o no válido, será muy difícil modificar esta convicción.

Un acuerdo Mercosur-Unión Europea no impide avanzar o tener muy buenas relaciones con otros países. En las últimas semanas escuché hablar de China y de algunas otras opciones de financiación de deuda. Desconozco si son o no genuinas. Aunque lo fueran, ¿qué más querría un nuevo y potencial acreedor, que confirmar que la Argentina tenga muchas exportaciones, lo que nos permitirá crecer y eventualmente tener las divisas para poder pagar dicha deuda? Nada impide que hubiera nuevos o potenciales acreedores o compradores de productos argentinos, ni se debería dejar a alguno de lado por favorecer a otro.

Lamentablemente estamos en un momento de inestabilidad política y alta volatilidad económica que contribuye a la fragilidad de este tipo de negociaciones. Haya o no cambio de Presidente en diciembre, el equipo actual tiene que trabajar muy activamente en lograr mantener vivo este acuerdo aún en el poco tiempo que tal vez le quede. Se demuestra una vez más que la estabilidad de las instituciones es sumamente importante en un país. Si alguna duda cabía, se demuestra que es esencial la capacitación y continuidad de los equipos técnicos de cancillería y economía. Será su tarea continuar argumentando concienzudamente con nuestras contrapartes y aliados para lograr el acuerdo, aunque seguramente será modificado.

El tema es muy relevante, y no simplemente por mantener viva la llama de la esperanza. Fue un gran logro compatibilizar las necesidades de Brasil con Argentina y los restantes socios. Sobre esas bases debería continuar la relación entre los países. Dicho sea de paso, mucho más lamentable sería que se deteriorara por temas políticos propios de ambos países, según sea la orientación de los partidos gobernantes. Tanto el acuerdo Mercosur-UE como el Mercosur en sí mismo son compromisos de larguísimo plazo que superan -no digo ya al mandato de los actuales presidentes- sino probablemente a toda una generación. Cerrar la puerta a nuestros vecinos no puede ser una buena práctica. Justamente por vaivenes políticos de ambos países es que hemos perdido la oportunidad de integrarnos efectivamente.

Si no hay acuerdo no vendría mal de todas maneras tomar los lineamientos pautados, ya que sabemos qué es lo que interesa a nuestros potenciales compradores. Recordemos que el acuerdo no es solamente reducción de aranceles sino una batería de medidas de controles de calidad, sanidad, etc. Es cierto que con inestabilidad macroeconómica es muchísimo más difícil para las empresas enfocarse en maximizar la calidad de sus productos. Pero no hacerlo puede significar dejar el campo libre a sus competidores.

No está muerto quien pelea. El gran tema es: dados los cambios en los países del Mercosur a partir de diciembre, ¿tendrán voluntad, conocimientos y compromiso para hacerlo?

Economista. Universidad CEMA
Las opiniones expresadas son personales y no necesariamente representan la opinión de la UCEMA

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