El delicado equilibrio del sistema financiero a 30 días de la corrida cambiaria

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Desde el lunes posterior a las PASO quedó configurado un escenario económico complejo, originado por una corrida cambiaria de magnitudes impensadas para la gran mayoría de los analistas en los días previos. A raíz de este cimbronazo, el oficialismo se encontró con fuertes impedimentos para refinanciar la deuda de corto plazo lo cual derivó en el ya conocido reperfilamiento de las letras emitidas por el Tesoro y, posteriormente, la vuelta a un esquema de control de cambios para frenar la demanda de divisas ante un escenario de escasez de oferta.

Más allá de las medidas implementadas (fiscales, monetarias y financieras), la atención está fuertemente centrada en una serie de aspectos clave de la macroeconomía argentina, cuya evolución dependerá del grado de tranquilidad con el que se llegue a las elecciones generales de octubre. El tipo de cambio, los depósitos en el sistema financiero (pesos y dólares) y el nivel de reservas del Banco Central son las variables a monitorear. Las tres tienen un grado de interdependencia que requiere de sintonía fina por parte de los hacedores de política económica para mantener la situación medianamente controlada.

En primer lugar, el tipo de cambio abrió la jornada del lunes post PASO con un salto significativo que alertó a los agentes económicos. Luego de una sobrerreacción del mercado, la cotización se estabilizó y, transcurridos 30 días (datos del 12 de septiembre de 2019) del inicio de la corrida, la variación del tipo de cambio mayorista se ubica en+24% respecto del viernes previo a las elecciones (dólar mayorista).

Como contrapartida de este shock cambiario, los depósitos del sector privado comenzaron a declinar en forma sistemática. En este sentido, el stock de plazos fijos en pesos cayó 7% ligado a un desarme de tenencias en moneda local con el objetivo de dolarizarse ante la incertidumbre y, en simultáneo, el stock de depósitos en cajas de ahorro en dólares también se contrajo de forma significativa, en tanto que el descenso acumulado entre el 9 de agosto y el 12 de septiembre alcanzó el 32%.

Las reservas, por último, condensan parte de la información expuesta anteriormente (el retiro de depósitos en dólares repercute en una caída de encajes del BCRA). En relación al viernes 9 de agosto cayeron un 24%, lo que equivale a la friolera cifra de USD 16.150 millones, complicando el panorama financiero y haciendo cada vez más importante el último desembolso del acuerdo con el FMI para garantizar no solo la liquidez del mercado sino también para dar señales políticas.

Diferentes contextos en comparación al panorama cambiario de agosto de 2018

Hacia fines de agosto del año pasado, la economía sufría un shock de tipo de cambio similar al reciente, aunque en un contexto político y económico diferente al actual. Para conocer las similitudes y diferencias de ambos eventos puede analizarse el estado de situación de las mencionadas variables a los 30 días de cada shock cambiario.

El tipo de cambio registró una variación en torno al 25% en los eventos de ambos años.

Sin embargo, la caída de depósitos fue mucho menor que la del actual contexto. En 2018 los plazos fijos en pesos reaccionaron fuertemente a la baja en los primeros días de la corrida, tendencia que fue revertida por una política agresiva de tasas de interés por parte del BCRA. En cuanto a los depósitos en dólares, la situación fue completamente diferente, registrando en agosto de 2018 un retiro acumulado del 9%, y en 2019 del 32%.

Por último, la pérdida de reservas internacionales se duplicó al caer 24% en la actual coyuntura, mientras que en aquel momento ascendió al 10%.

Un dato a tener en cuenta es que la sangría de dólares de los depositantes se logró frenar en menos de 14 días hábiles en la anterior oportunidad, en tanto que el actual retiro de divisas del sistema pareciera no tener fin luego de más de 20 días hábiles. Sin dudas el nivel de desconfianza actual sobre el sistema financiero es más elevado que hace un año atrás. En aquella oportunidad la situación en el mercado cambiario era diferente. Por un lado, el Fondo Monetario Internacional garantizaría la oferta de dólares (en ese entonces, solo se había recibido una quinta parte del préstamo stand by acordado con la entidad, mientras que actualmente el mismo está casi desembolsado en su totalidad). Por el otro, la diferencia del nivel de tasa de interés que regía en dicho contexto en relación al actual, mostrando dificultades para incentivar las colocaciones en moneda doméstica.

Reflexiones finales

Pasado el mes del resultado abultado en las elecciones primarias, quedó claro que el efecto de los comicios fue mucho mayor de lo que se esperaba y la Argentina quedó en una posición sumamente débil en materia financiera.

El especial interés por el monitoreo diario de estas variables se fundamenta en la desconfianza por parte del público acerca de la capacidad de cubrir la demanda de dólares de la economía en el cortísimo plazo. El delicado equilibrio asociado a vencimientos de letras del Tesoro cuyo refinanciamiento no estaba del todo claro ante la incertidumbre política, la demanda de los ahorristas como refugio contra un inminente rebote inflacionario, entre otros elementos, afectan la estabilidad monetaria del país. Como consecuencia, se pusieron en marcha algunas medidas poco amigables pero necesarias (reperfilamiento y control de cambio) con el objetivo de contener la presión sobre el mercado cambiario.

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El autor es economista jefe del Centro Regional de Estudios Económicos de Bahía Blanca (CREEBBA)

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