El Estado debe luchar por la erradicación de los femicidios

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(Foto: Franco Fafasuli)
(Foto: Franco Fafasuli)

Estos días los medios coparon sus portadas con la escalofriante noticia de cuatro femicidios sucedidos durante el último fin de semana. Si bien la cifra no deja de impactar, lo cierto es que los femicidios, como expresión más cruenta de la violencia machista, no disminuyen en Argentina desde hace por lo menos cuatro años.

Cuatro años, como así lo demuestran las cifras del Observatorio de las Violencias de Género Ahora Sí Que Nos Ven, que dan cuenta de que durante la gestión macrista los femicidios son 1071. Esto equivale a un femicidio cada 28 horas en nuestro país: 289 durante 2016, 277 en 2017, 289 durante 2018 y 235 en lo que va de 2019.

Las cifras no son sólo números: expresan mucho más. Expresan la falta de voluntad política que tuvo el gobierno de Mauricio Macri para erradicar la violencia machista. ¿Por qué? Para empezar, son números elaborados por una organización de la sociedad civil, ya que el Estado Nacional no tiene estadísticas oficiales de la cantidad de mujeres asesinadas por razón de género en la Argentina.

La ausencia del Estado no sólo se evidencia en esto, sino también en el escaso presupuesto que se destina a políticas públicas destinadas a garantizarle a las mujeres y diversidades una vida libre de violencia. Durante el año en curso el presupuesto nacional asignado al Instituto Nacional de Mujeres fue de $11 por mujer por año para llevar adelante las políticas para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres. En efecto significó un recorte del 38% en relación al presupuesto asignado para el año 2017.

Sin diagnóstico de situación y sin el presupuesto necesario es imposible llevar adelante medidas eficaces que den cuenta de una disminución de las violencias contra las mujeres, tal como lo reflejan las cifras que arriba mencionamos.

La violencia contra las mujeres es en Argentina un flagelo social que se cobra la vida de una de nosotras por día y el Estado tiene la obligación de luchar por erradicarla y por generar el cambio cultural necesario para conseguir una sociedad más justa y equitativa.

Es por todo lo expuesto que se hace indispensable crear políticas y herramientas desde el Estado que, actuando en forma articulada, pongan en primer plano las necesidades de las mujeres y diversidades. No podemos hablar de una sociedad justa, si la mitad de la población sufre una vida plagada de violencias machistas.

La autora es diputada nacional por Somos

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