El campo sabe quién es quién

Alfredo de Angeli

Alberto Fernández con la Mesa de Enlace

Esta semana la Mesa de Enlace mantuvo una reunión con el candidato Alberto Fernández. Es entendible que institucionalmente los cuatro representantes deban abrir el diálogo con todos los candidatos a presidente. Sin embargo, eso no debe hacerlos olvidar todo lo que pasamos durante los 12 años de kirchnerismo, porque tanta mentira y tanto maltrato el campo no olvida.

Al igual que cuando se refiere a la intervención del Indec, sobre la relación con el campo Fernández dice que "se cometieron errores por parte del gobierno". Y al igual que Todesca, le respondo que lo del kirchnerismo con el campo no fueron errores, sino una política de Estado, quizás la más dañina que haya sufrido el sector en su historia.

La gran mayoría de la sociedad recordará el hito de la resolución 125 en 2008, cuando el gobierno de aquel entonces pretendió imponer retenciones móviles que generaban un precio fijo para el productor mientras todo el excedente quedaba en manos del Estado. Ya antes de este intento, todas las exportaciones del sector eran gravadas con retenciones que llegaban hasta el 35% para algunos productos, pero la voracidad del gobierno no encontraba límites. Fueron meses de lucha, de resistencia, de desgaste, de sacarnos del campo, de la producción, de lo que sabemos y amamos hacer. En ese momento la candidata a vicepresidente, Cristina Fernández, era presidente de la Nación y Alberto Fernández, su jefe de Gabinete. Ambos nos querían "ver de rodillas".

Finalmente la 125 fue rechazada por el Congreso de la Nación. Pero lejos de implicar el final del conflicto todo comenzó a empeorar, demostrando lo malos perdedores que son. A la altísima carga impositiva comenzaron a sumarse los cupos, suspensiones y prohibiciones de exportación, los ROEs rojo y verdes y toda una carga burocrática ineficiente. ¿Cómo olvidar los ataques de Guillermo Moreno y la persecución que sufrieron los productores de todo el país por parte de la AFIP de Echegaray? Los altísimos costos portuarios quitaban rentabilidad al sector, mientras que la desinversión en infraestructura hacía que sacar la producción de los campos sea una odisea.

Los resultados estuvieron a la vista. Perdimos 10 millones de cabezas de ganado en pocos años y pasamos de ser el tercer exportador mundial de carne en 2005 al número 11 en el año 2012. En el año 2010, con precios internacionales récord tuvimos el vergonzoso registro de la menor siembra de trigo en 100 años. La producción y exportaciones de las economías regionales derrapó desde los año 2007/2008 quedando afuera de muchos mercados que con tanto esfuerzo había costado conseguir. Un ejemplo muy claro es el de las ventas de naranjas al resto del mundo: cayeron 73% entre 2007 y 2015, pasando de aportar más de 80 millones de dólares al país a poco más de 22 millones de dólares.

Desde diciembre de 2015 las políticas públicas cambiaron por completo. Los tres ejes de gobierno de Mauricio Macri estuvieron puestos en aumentar la competitividad del sector, abrir mercados en todo el mundo, y desburocratizar y simplificar todos los trámites. Y los resultados ya comienzan a estar a la vista. Este año cumplimos con la totalidad de la Cuota Hilton, algo que no ocurría desde 2009, y las exportaciones de carne argentina desde 2015 son las que más crecen en todo el mundo, la cosecha 2018/2019 de trigo fue la más grande de la historia del país y duplicó a la de 2012/2013, se reactivó la inversión y venta de maquinarias agrícolas y se abrieron mercados en todos los continentes del mundo para productos como arroz, miel, harinas, arvejas, garbanzos, lácteos, carne bovina, ovina, caprina y aviar, uvas, limón, arándanos, cítricos dulces, trigo, lana, huevos, madera, lentejas, nuez, ajo, cerezas y muchos más. El acuerdo alcanzado recientemente con la Unión Europea nos quitará el obstáculo de los altos aranceles y nos dará acceso a uno de los mercados con mayor ingreso del mundo, mientras que la penetración en Asia y África nos posiciona en los mercados que más crecen en las últimas décadas.

Con respecto a la infraestructura, la revitalización del ferrocarril permitió la reducción de costos en el transporte de la producción de los lugares más alejados del puerto, y el Belgrano Cargas registró récords de carga en 20 años. La inversión en rutas, autopistas y caminos rurales redujo las pérdidas y mejoró el transporte por camiones. El combate de las mafias enquistadas en los puertos permitió la reducción de los tiempos de descarga y de costos.

El Ministerio de Seguridad, por su parte, llevó adelante el programa "Siembra segura" para cuidar el trabajo de todos los productores hasta el momento de llegar al puerto, con lo que se logró bajar los delitos en un 70%.

La crisis cambiaria del año pasado obligó al gobierno a pedir una colaboración extra al sector con el regreso de las retenciones, aunque en menores niveles que los que se cobraron históricamente y con una fecha de vencimiento clara: diciembre del año que viene.

La visión del gobierno del presidente Macri sobre el sector es clara: la agroindustria es la base del desarrollo económico basado en el comercio internacional. Muy lejos de la visión vetusta del kirchnerismo que solo ve al campo como un proveedor de divisas e impuestos al que hay que extraerle lo máximo posible para subsidiar a una industria históricamente ineficiente y protegida, que ofrece productos caros a los 45 millones de argentinos.

El campo genera empleo, exportaciones, conocimiento, innovación y desarrollo federal. No podemos volver a las políticas del siglo pasado que ven al campo como un "sector primario" del cual solo extraer recursos. Necesitamos continuar por el camino abierto en estos cuatro años y alimentar al mundo. El campo sabe quién es quién y no está dispuesto a volver al pasado.

El autor es senador nacional de Cambiemos