Aunque la mayoría de las y los argentinos ya optamos en las PASO por salir de la actual situación de desempleo, inflación y destrucción de la industria nacional y ello llevó a una anticipada polarización, la verdadera definición tendrá lugar el 27 de octubre.
Sin embargo, la elección defintiva seguramente se vivirá como un balotaje y la polarización será aun mayor.
Esto no debe ocultar el hecho de que la mayoría de las y los votantes seguimos exigiendo del futuro gobierno valores, conductas y compromisos de agenda que renueven nuestra confianza en la democracia, recreen nuevas utopías y nos permitan salir de una grieta maniquea.
Necesitamos un decidido combate contra la corrupción, no sólo persiguiendo a las y los delincuentes, sino previniendo el delito, modificando las leyes de contrataciones y obra pública que hoy permiten la cartelización y el capitalismo de amigos. Exigimos organismos anticorrupción con las y los funcionarios idóneos y autonomía del gobierno de turno.
No solo hace falta un cambio de gobierno sino un cambio de modelo. Una gestión más transparente y participativa. Información previa a la toma de decisiones públicas, consulta a la población en temas cruciales, debates participativos y audiencias públicas con adecuada recepción de las opciones.
Gabinetes paritarios e inclusivos, presupuestos participativos en los diferentes niveles de gobierno. Un federalismo para la gente de las provincias y no pactos de oligarquías o grupos de poder.
Debemos construir participativamente un nuevo modelo de desarrollo sutentable que no solo ponga el énfasis en una más justa distribución sino que también replantee la propia generación de riqueza, sin depredar la naturaleza, cuidando a las personas, nuestra alimentación, nuestra salud, nuestra educación, entendiendo que nuestras vidas valen más que las ganancias de unas y unos pocos.
Las desacertadas e ineficaces medidas post PASO del gobierno que no revierten la situación crítica generada en estos cuatro años y poco amortiguan o disimulan a pesar de su necesidad electoralista de acá a octubre no deben distraernos ni tapar los problemas de fondo.
La necesidad de revertir y reparar las insensibles e inhumanas políticas que se fueron agudizando por parte del desgobierno de Cambiemos en materia de aumento de tarifas, endeudamiento, bicicleta financiera y ajuste y sus nefastas y dolorosas consecuencias de aumento de pobreza y exclusión para las mayorías y deterioro de las clases medias, no deben hacernos perder de vista los nuevos desafíos a tener en cuenta simultáneamente.
Así por ejemplo muchas de las peores situaciones encontrarán alivio al tiempo que resolvemos los graves y urgentes problemas ambientales que han sido, en general, ignorados por la política. El hambre se combate con más soberanía y seguridad alimentaria. Soluciones sencillas como poner las semillas gratuitamente a disposición de todas y todos, multiplicar las huertas comunitarias y la agroecología incluso urbana, las ciudades comestibles y las veredas vivas garantizan alimentos accesibles y sanos para todas y todos.
Podemos generar una enorme cantidad de nuevos trabajos acabando con el negocio de la basura, su enterramiento o los basurales a cielo abierto, promoviendo el reciclado, la reutilización y el compostaje ciento por ciento y una adecuada ley de envases. Con la transición a energías renovables podemos liberarnos de la dependencia de las tarifas dolarizadas de un sistema energético obsoleto y dependiente exclusivamente de los combustibles fósiles y generan otras fuentes de trabajo.
En el marco del debate federal debe repensarse la cuestión demográfica y ecológica. Deben debatirse alternativas de desarrollo local no extractivistas y generar incentivos para refundar pueblos y ciudades. Debe producirse una profunda transformación del sistema de transporte volviendo a reconstruir la red ferroviaria y fluvial, entre otros temas.
La situación social alarmante nos duele y requiere nuestra solidaridad en la emergencia. El actual gobierno y su aparato comunicacional tratan de distraernos. Las tapas de los diarios nos mantienen angustiados pendientes del dólar, la devaluación del peso, el FMI y la economía dolarizada. El futuro gobierno deberá sin dudas resolver lo urgente, pero también es nuestra tarea levantar la mirada y hacer oír las voces que reclaman nuevos horizontes. La solución de largo plazo a los problemas históricos y nuevos no está en repetir. Salir de la grieta no es volver atrás sino en innovar.
Abogada especialista en Derecho Ambiental. Profesora de Derechos Humanos UBA. Presidenta de la Asociación Ciudadana por los derechos Humanos. Integrante de la Red de defensoras del Ambiente y el Buen Vivir. Diputada nacional mandato cumplido.