Pocas sorpresas en un escenario de fuerte polarización

Por Germán Lodola

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En un clima general de sorpresa por el bajo desempeño electoral del gobierno nacional y la cascada de votos que cosechó el peronismo unido, se celebraron las PASO en la Ciudad de Buenos Aires, donde fueron seleccionados los candidatos que competirán en las elecciones generales del 27 de octubre para renovar jefe y vicejefe de gobierno, 12 diputados nacionales, tres senadores nacionales, 30 legisladores de la ciudad y siete miembros comunales por cada una de las 15 Juntas que componen el distrito.

La participación electoral alcanzó el 76,6%, creciendo ligeramente la concurrencia respecto a las PASO de 2017. A diferencia de lo que ocurrió en buena parte del país, los resultados de la elección porteña se acercaron a las predicciones de los sondeos de opinión, aunque la performance del principal frente opositor superó las expectativas.

En efecto, la coalición oficialista Juntos por el Cambio obtuvo el 46,5% de los votos válidos a Jefe de Gobierno, cerca de dos puntos porcentuales más de los que consiguió Mauricio Macri en el distrito, ganando en todas las comunas con excepción de las tres más pobres que componen el corredor Sur. Este valor es notablemente similar al que viene consiguiendo el PRO en las primarias de la ciudad desde que se instauraron en 2007. De repetirse estos resultados en las elecciones de octubre, el oficialismo podría aspirar a retener los seis diputados nacionales que pondrá en juego, alzarse con los dos senadores que le corresponden a la primera minoría, y ratificar 15 o 16 legisladores de la ciudad.

Por su parte, el Frente de Todos, alianza compuesta por extrapartidarios progresistas, el kirchnerismo, el PJ porteño, y varias agrupaciones sociales, obtuvo el 32% de los votos válidos. Esta es la mejor elección a la alcaldía porteña de una coalición liderada por el peronismo desde que se elige Jefe de Gobierno. Así, de repetirse estos guarismos, el frente está en condiciones de aumentar en algo el número de diputados nacionales y, fundamentalmente, legisladores locales que arriesgará en las próximas elecciones generales.

De los otros seis espacios partidarios que compitieron por obtener el 1,5% de los votos necesarios para ocupar posiciones en las listas de octubre, apenas dos lograron sortear ese umbral en la categoría ejecutiva. El espacio político liderado por Roberto Lavagna y sus socios locales, Consenso Federal, apenas logró sumar el 7,2% de los votos válidos, mientras que la candidatura del FIT-Unidad cosechó poco más del 4%. Por su parte, el frente Unite, liderado a nivel nacional por José Luis Espert, logró pasar sus respectivas listas de diputados nacionales y legisladores, que reunieron el 3% de las preferencias de los porteños. Con estos valores, es probable que Consenso Federal logre incorporar a Marcos Lavagna a la Cámara Baja y a un par de legisladores en la asamblea local. El FIT y Unite lucharán, en el mejor de los casos, por alzarse con un escaño en la legislatura.

Entre las cuestiones a futuro que plantea esta elección para el partido de gobierno, y en menor medida para la principal fuerza opositora, naturalmente se destaca la necesidad de articular votos adicionales para evitar una segunda vuelta electoral en noviembre. Para ello, el gobierno no cuenta con demasiadas opciones ya que los competidores ideológicamente cercanos que quedaron fuera de la contienda apenas suman 1% de los votos. Frente a esta realidad, una opción viable puede ser movilizar el voto en blanco, que en estas elecciones promedió 8%, alrededor de cinco veces más que el promedio histórico en las primarias del distrito.

*El autor es investigador del Observatorio Electoral Argentino (OEAR) de CIPPEC y de UTDT

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