La grieta en la OMC

En el lapso de dos semanas se realizaron dos reuniones separadas para coordinar posiciones sobre la reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC). La primera tuvo lugar en Nueva Delhi, donde asistieron 16 países emergentes, incluyendo la Argentina, y 6 de menor desarrollo. La segunda fue en París, entre los ministros de Comercio de Estados Unidos, Unión Europea y Japón.

Las declaraciones de ambas reuniones parecieran referirse a dos realidades diferentes. Mientras la declaración de Nueva Delhi enfatiza la importancia del multilateralismo, el rechazo al proteccionismo, el respeto a las reglas de consenso y la defensa del tratamiento especial y diferenciado para los países en desarrollo, en París los ministros acordaron profundizar la cooperación y el intercambio de información para encarar las distorsiones en el comercio internacional provocadas por las economías no-mercado, los subsidios industriales, la transferencia forzada de tecnología y las prácticas de las empresas públicas.

Los ministros de Comercio manifestaron una grave preocupación por las políticas impulsadas por algunos países para convertir a sus empresas públicas en "campeones nacionales" para perturbar el comercio de las economías de mercado y finalmente dominar el mercado global. El texto refleja la política de los Estados Unidos de fijar normas para contener la expansión de las empresas chinas en el mercado mundial; el objetivo de limitar el desarrollo de las empresas públicas pudo ser una de las trabas difíciles de superar en las negociaciones entre los dos países.

India y China, al igual que la mayoría de los países de África, defienden el trato especial y diferenciado. La declaración de Nueva Delhi aclara que el comercio internacional no es un objetivo en sí mismo sino que debe servir a varios objetivos, siendo el más importante el mejoramiento del nivel de vida en los países en desarrollo. La propuesta de los Estados Unidos para fijar parámetros objetivos para la clasificación dejaría solo a los países de menor desarrollo y excluiría a aquellos que son miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), G20 o tienen una participación mayor al 0,5% en el comercio internacional.

El ministro de Comercio Suresh Prabhu insistió en la necesidad de preservar y fortalecer el tratamiento diferenciado porque constituye un derecho de los países en desarrollo. El director general de la OMC sostuvo que debe encontrarse una solución ingeniosa para superar el impasse incluyendo parámetros para evitar mayores divisiones. El tema resulta molesto cuando India tiene un ingreso per cápita nominal de 1997 dólares y 7000 por valor de compra, mientras el ingreso de los Estados Unidos supera los 60 mil dólares.

La Argentina, Brasil, Guatemala, Kazajstán y Turquía no firmaron la declaración de Nueva Delhi por considerarla unilateral. El presidente Jair Bolsonaro ya había anunciado el abandono de la posición tradicional de Brasil sobre tratamiento diferenciado en la entrevista que mantuvo con el presidente Donald Trump, el 19 de marzo. En cambio, la Argentina comparte la visión ecléctica y burocrática del director Roberto Azevedo, que le permite "eludir" un compromiso.

La declaración de París recogió con agrado la división entre los países en desarrollo diciendo: "Aplaudimos que algunos miembros (en desarrollo) de la OMC hayan indicado su disposición a adoptar de pleno las obligaciones actuales y futuras de las negociaciones".

Las diferencias entre el mundo desarrollado y China, India y Sudáfrica parecieran insalvables en esta instancia. En realidad, la Unión Europea, Japón y los Estados Unidos están cuestionando las políticas de desarrollo industrial que erosionan las ventajas de sus multinacionales y pretenden homogeneizar las condiciones de competencia para hacer difícil la aparición de nuevas empresas como sucediera en su momento con las de Japón, Corea, Taiwán y China. La crisis en la OMC refleja cada vez más el tenor de las negociaciones entre China y los Estados Unidos, lo cual no es ningún buen augurio para la organización multilateral.

El autor es diplomático y analista internacional.