A cinco años del fallecimiento de Carmen Argibay, el impacto de su pérdida sigue siendo fuertísimo para todas nosotras, sobre todo para aquellas que luchamos por los derechos de las mujeres. El rol que desempeñó Carmen y su trabajo fueron fundamentales para la introducción de la temática de género en el ámbito de la administración del sistema de judicial.
Ella fue la pionera, ella empezó a hablar de género y a formar en género. Hace 25 años, fundó la Asociación de Mujeres Jueces de la República Argentina (AMJA) como filial de la Asociación Internacional de Mujeres Jueces (IAWJ), y fue presidenta de ambas asociaciones. Carmen Argibay formó y se comprometió hasta tal punto que el departamento donde está la sede de AMJA fue adquirido gracias a la donación que ella hizo luego de ganar un premio internacional.
La impronta federal que hoy tiene la asociación también fue impulsada intensamente por Carmen.
Por medio de su trabajo, promovió que las mujeres tomaran conciencia de que eran relegadas en la Justicia, es decir, aunque accedieran a los cargos tradicionalmente ocupados por hombres, lo hacían con el doble o el triple de esfuerzo.
Hace 25 años no se hablaba de género en las facultades de derecho del país, lo consideraban un tema menor. Eso fue cambiando y las instituciones empezaron a darle importancia a esta temática. Hoy, en el Ministerio Público de la Defensa, brindamos patrocinio civil y litigamos estratégicamente en casos de víctimas de violencia de género y otorgamos patrocinio jurídico gratuito a víctimas de trata.
Muchos avances que se dieron en la administración de Justicia respecto de los derechos de las mujeres no hubieran existido sin Carmen. Pero hoy estamos en la mitad del río. En la Ciudad de Buenos Aires, hay 12 jueces federales, pero solo 2 son mujeres. Los jueces federales de todo el país son básicamente varones, y la Cámara de Casación federal tiene una mínima representación femenina. Por su parte, en la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) hay una sola mujer. Por eso hay que seguir trabajando para que más mujeres accedan a cargos jerárquicos.
Carmen, amiga y colega durante más de 30 años, dejó montones de discípulos en la Justicia en todo lo que se refiere a temas de género. Si no hubiera existido Carmen, estaríamos muchísimo más atrasados en el tema de los derechos de la mujer.
Carmen no solo fundó la Asociación de Mujeres Jueces de la Argentina, sino que, mediante un convenio con el Banco Interamericano de Desarrollo, organizó los cursos "Hacia una jurisprudencia de igualdad", con los que se inició la capacitación en género para todos los operadores judiciales del país. Y, como ministra de la CSJN, creó la Oficina de la Mujer.
Es revolucionario lo que ha hecho la Oficina de la Mujer, desde su creación, en concientizar, sensibilizar y capacitar a jueces, fiscales, defensores y empleados del Poder Judicial. Es algo que no se ha hecho en ningún otro país del mundo.
Carmen Argibay siempre tuvo clarísimas las cosas, era increíblemente valiente, era un espíritu libre. Hoy nuestro país tiene el honor de ser la tercera filial en crecimiento de la Asociación Internacional de Mujeres Jueces, y el orgullo de que dos de las presidentas de la IAWJ hayan sido argentinas: Carmen Argibay y Susana Medina.
Creo que el mejor homenaje que le podemos hacer a Carmen es que todas las instituciones judiciales trabajen con tenacidad para incorporar definitivamente la perspectiva de género en la Justicia, y así sostener con hechos el lema que es parte de la campaña permanente de AMJA: más mujeres, más justicia.
La autora es Defensora General de la Nación.