A los 55 años el dirigente ultranacionalista y artífice del Brexit, Nigel Farage, se ha convertido en la gran estrella de la política británica. A pesar de sus eclécticas y pragmáticas convicciones ideológicas y morales, fue el primer dirigente europeo en reunirse con Donald Trump a pocos días de que el candidato republicano lograra la victoria en las elecciones presidenciales de 2016.
El flamante mandatario estadounidense, con quien Farage había compartido actos de campaña con durísimas críticas a Hillary Clinton y Barack Obama, lo recibió exultante bautizándolo "Mr. Brexit", y juntos recitaron ante la prensa todo el credo básico sobre los riesgos de la inmigración y la decadencia de la clase política tradicional de ambos países.
La defensa de la economía liberal no le impide al británico simpatizar con el presidente ruso Vladimir Putin y considerar, por su parte, al ideólogo ultraconservador Steve Bannon como uno de los cerebros políticos contemporáneos más agudos, juicio que le abriera rápidamente las vinculaciones con otras cuestionadas figuras del populismo más radicalizado del Viejo Continente.
Alguien que no goza de la simpatía de Farage es el multimillonario George Soros, a quien acusó en reiteradas oportunidades de financiar a numerosos eurodiputados a través de la Fundación Open Society. También lo señaló como el supuesto autor de la filtración a la prensa de una inversión que el dirigente inglés había realizado en el paraíso fiscal de la Isla de Mann, a pesar de las críticas públicas que manifestara sobre la existencia de los centros off shore dependientes del Reino Unido.
Ex eurodiputado electo en 1999 por el Partido de la Independencia británico (UKIP), Farage había abandonado su militancia conservadora en 1992, cuando el entonces primer ministro tory John Major adhirió al Tratado de Maastricht que diera nacimiento a la Unión Europea y a su nueva moneda.
El pasado mes de abril Farage formalizó su nueva organización política bautizada, como no podía ser de otra manera, Brexit Party (BP). Logró inscribir en apenas tres semanas a casi noventa mil socios, cada uno de ellos aportante de 25 libras a la flamante escudería neopopulista y antieuropea.
Gran admirador de la ex premier Margaret Thatcher y de su política económica ultraliberal, tras su muerte, en el año 2013, Farage propuso homenajearla rebautizando Puerto Stanley, en las Islas Malvinas, como Port Margaret, y construyendo, además, un monumento de la Dama de Hierro en Trafalgar Square. En los últimos días Farage logró fichar para su partido a la histórica dirigente conservadora y ex secretaria de Interior, Ann Widdecombe, quien mantuviera una estrecha amistad con Thatcher.
Con un discreto paso por la actividad privada en el sector financiero durante la década del ochenta, y con cuatro hijos nacidos de sus dos matrimonios, Farage no ahorra adjetivos para describir tanto a la clase política inglesa como a la burocracia dirigencial que maneja las instituciones de la Unión Europea, a pesar de haber contratado, tal como filtraran sus detractores, a su esposa de nacionalidad alemana como asesora del Parlamento.
La vida del arquitecto original del Brexit no estuvo exenta de riesgos y pudo sortear sin problemas una caída en avioneta, un grave accidente automovilístico y un cáncer testicular. Entusiasta del cricket y del rugby, Farage asiste rutinariamente a George & Dragon, el pub de Downe, su localidad natal, ubicada al sureste de Londres.
El gran salto político lo obtuvo hace cinco años, cuando logró el triunfo en las elecciones europeas con casi el 30% de los votos en representación del Partido de la Independencia (UKIP). En los comicios de 2009 los conservadores habían ocupado el primer lugar, con un 27,5% de los votos, el UKIP el segundo, con un 16,5%, en tanto que el laborismo, por entonces al frente del gobierno, quedó tercero, con un 15,7% de los sufragios.
Además, las elecciones de mayo de 2014 marcaron un hito histórico en Gran Bretaña al ser la primera vez desde 1906 que una organización política que gana unas elecciones en todo el territorio nacional del Reino Unido no ha sido el Partido Conservador o el Partido Laborista.
A pesar de compartir algunas visiones políticas radicalizadas, hasta el momento Farage ha decidido no concretar una alianza parlamentaria con el movimiento de Marine Le Pen, rebautizado como Reagrupación Nacional, quien día a día sube en las encuestas en Francia, y que a su vez, estaría negociando un acuerdo con la coalición que encabeza el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini.
Sobre el reciente fenómeno de VOX en España, Farage afirmó: "Un partido que logra un 10% en unas elecciones es una fuerza a tener en cuenta. Vox es una parte de la rebelión popular y de un sentimiento extendido que estamos viendo en Europa. Y las rebeliones no vienen solo por la derecha, también por la izquierda, como ha ocurrido con el Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo".
En lo inmediato la agenda de Farage estará dominada por las elecciones del Parlamento europeo que se llevarán adelante entre el 23 y el 26 de mayo, las que serán determinantes para poner en claro el futuro del Brexit y también la mayor o menor influencia de Rusia sobre el Viejo Continente, en medio de la gran corriente populista que amenaza el funcionamiento del tradicional sistema democrático de gobierno tal como se lo conoce desde hace tres siglos.
En este orden cabe destacar que el presidente del Partido Popular Europeo (PPE) es el alemán Manfred Weber, líder de la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), actual candidato a presidir el Parlamento europeo y férreo opositor al desarrollo del proyecto Nord Stream 2, gasoducto estratégico financiado por Rusia y resistido públicamente por el gobierno norteamericano.
A su vez, entre el 3 y el 5 de junio próximos, con los resultados al Parlamento europeo ya conocidos, tendrá lugar la visita de Estado que el presidente Donald Trump realizará a Inglaterra a propósito de celebrarse el 75° aniversario del desembarco en Normandía que marcara el principio del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Teniendo en cuenta la simpatía política que Farage profesa hacia Vladimir Putin es que el líder antieuropeo deberá estar muy atento a la agenda privada entre Trump y May, considerando que la British Petroleum detenta casi el 20% de las acciones de la empresa Rosneft, holding que cuenta con millonarias inversiones y acreencias en la quebrada economía venezolana, y cuyos directores, Gerhard Schroeder y Mattias Wernig, son, a su vez, ejecutivos vinculados al desarrollo del Nord Stream 2, que busca ser el principal proveedor de gas a Europa, a pesar de la resistencia de los Estados Unidos.
Ricardo Bloch es Director de RHB Consultores. Especialista en comunicación estratégica