En la intimidad de Puerta de Hierro, Juan Domingo Perón diseñaba su regreso a la Argentina tras 17 años de exilio político. Estela Martínez cebaba mate y José López Rega negociaba en Roma un avión de Alitalia que debía aterrizar sin inconvenientes en Ezeiza. El General quería volver acompañado de artistas, deportistas, sindicalistas, dirigentes de la vieja guardia y jóvenes que soñaban con la revolución permanente. Perón ofrecía "la pacificación", mientras Héctor Cámpora ya sufría el acoso tenebroso de López Rega y sus buenos muchachos. Todo fue una tragedia con Isabel en Balcarce 50, la Triple A asesinando a destajo y los Montoneros en la clandestinidad jugando a la ruleta rusa.
Cristina Kirchner copió al General en su puesta discursiva en La Rural. Puso en primera línea a Cecilia Roth, Pablo Echarri, Estela de Carlotto y Alberto Fernández, rostros icónicos del kirchnerismo. Y escondió de la televisión a Guillermo Moreno, Carlos Zannini y Hugo Moyano. Sin embargo, el maquillaje no aguantó la previa del evento político: un puñado de cacos, que sueñan con la re re de CFK, maltrató y acoso a la cronista Maru Duffard, que estaba a cargo del móvil de TN.
"Por supuesto que nadie en épocas de discursos de unidad, de grandes acuerdos entre sectores políticos, dirigenciales, sociales, sindicales, la iglesia, nadie puede estar en desacuerdo con esto. Va a ser necesario algo más, un contrato social de todos los argentinos y las argentinas, con metas verificables, cuantificables", consideró CFK en su corto discurso en La Rural.
La ex Presidente obvió recordar que destruyó las mediciones del INDEC frente a la imposibilidad de controlar la inflación y bajar los niveles de pobreza e indigencia que provocó su plan económico. Como hacía el General desde Puerta de Hierro, la ex Presidente manipuló los hechos para promover una estrategia electoral destinada a triunfar en los comicios presidenciales.
Perón negoció con la Casa Blanca un acuerdo secreto que le permitiera llegar a Buenos Aires, elegir su candidato a presidente y terminar con la dictadura que languidecía bajo las botas del general Alejandro Agustín Lanusse. Washington abrió la mano con la condición del control y posterior aniquilación de los Montoneros, que por esa época protagonizaban la ofensiva del General contra Lanusse y los restos del régimen militar. Perón preparaba la traición junto a Isabel, López Rega y los proto miembros de la futura Triple A.
A su estilo, en pleno siglo XXI, CFK remeda la estrategia que ejecutó Perón para acercarse al gobierno republicano de Donald Trump. "Miren lo que está pasando en Estados Unidos. La economía vuela, tienen el índice de desempleo más bajo desde hace 50 años. Teóricamente la Reserva Federal debería subir la tasa de interés para que la economía baje. No. Algunos se dieron cuenta que tenían que volver a generar trabajo industrial adentro del país para volver a generar riqueza. Sería bueno que aquellos que viajan tanto para allá y escuchan tanto lo que les dicen allá, imiten lo que hacen allá", dijo CFK en flagrante elogio a Trump.
La ex Presidente detesta al líder republicano, pero sabe que sin Estados Unidos es poco probable gobernar en medio de un orden global que se sostiene entre DC y Beijing. Trump rechaza los parámetros políticos de CFK y apuesta a la continuidad de Mauricio Macri. El líder republicano está en campaña contra el populismo y Cristina tiene un pasado vinculado a Hugo Chávez, la nomenclatura cubana y el régimen negacionista de Irán.
Perón terminó con Cámpora, echó a los Montoneros de la Plaza de Mayo, entronizó a López Rega y colocó como vicepresidente a Isabelita. Por esos años, José Ber Gelbard manejaba la economía, hacía negocios con el General y espiaba para Moscú. Entre 1973 y 1976, la crisis social fue tremenda y los muertos aparecían en las cunetas de la General Paz.
Cristina Kirchner citó a Perón y Ber Gelbard, se mostró conciliadora y habló escasos minutos. Sinceramente, su best seller, será más leído que las cartas que Perón enviaba desde el exilio de Madrid. Perdido entre los invitados especiales estaba Fernando "Pino" Solanas, que en su época de cineasta registró la intimidad del General en Puerta de Hierro. Pino se fue de la Rural en silencio, bajo la lluvia impiadosa del otoño porteño.
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