El autor es ex vicecanciller de la Nación.
La seguridad internacional sigue siendo materia de preocupante deterioro con un aumento generalizado, por segundo año consecutivo, del gasto en defensa. Los desembolsos militares globales, en términos interanuales, subieron un 2,6% y marcan un récord desde 1988, el final de la Guerra Fría. Las transferencias de armas convencionales han aumentado en casi todas las regiones en el 2018 y el gasto militar sigue siendo una constante, aunque el 60% del total está originado en cinco países: Estados Unidos, China, Arabia Saudita, India y Francia.
El Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), en su informe anual, también destaca, entre otras cuestiones, que Rusia y el Reino Unido, en la sexta y séptima posición respectivamente, dejaron de encabezar la lista por primera vez en la historia reciente.
El análisis 2018 del SIPRI enfatiza que la competencia militar principal se da hoy entre Estados Unidos y China, y se aleja gradualmente de la región euro-atlántica. La mayor alza se concentra en Asia, en el marco de competencias subregionales. Arabia Saudita se ubica en tercera posición e Irán, en octavo nivel de gasto militar. India, en cuarto lugar, con un aumento del 3,1% y Pakistán, del 11 por ciento. Corea del Sur, como consecuencia del arsenal nuclear y misilístico norcoreano, es otro país que mantiene una inversión militar en continuo crecimiento. Estos ejemplos enfatizan las circunstancias más críticas de confrontación potencial en materia de seguridad internacional.
Sin embargo, los impulsores de la escalada en materia de defensa en el 2018 fueron Estados Unidos y China, que contabilizaron la mitad del gasto militar global. Estados Unidos, con un 4,6% del PBI, sigue siendo el país que más fondos destina a armamentos y comparativamente representa la suma combinada de los siguientes ochos países que más dedican a defensa. China, con el 14% del gasto militar global, tiene una capacidad militar diez veces más grande y significativa que hace un cuarto de siglo. Sin embargo, Business Insider, en un estudio sobre el ranking de los ejércitos más importantes del planeta, ubica a Rusia detrás de Estados Unidos y a China, por ahora, en una tercera posición.
Los 29 integrantes de la OTAN, incluida Turquía, concentraron el 52% del gasto militar global. Los mayores índices de ese incremento se registran entre los países de Europa Central y el Báltico, y se atribuye a la percepción regional de amenaza de escalada por parte de Rusia. Ucrania, por ejemplo, aumentó un 21% el gasto militar en comparación con el 2017. Polonia fue el segundo en importancia.
El SIPRI destaca que el país de América del Sur con el mayor gasto en materia de defensa es Brasil, que, a la vez, está entre las 15 principales potencias militares del mundo. Comparativamente la erogación militar es tres veces la de Colombia y seis de la Argentina. Chile está en la cuarta posición, duplicando la inversión de Perú y superando casi ocho veces la de Bolivia. Si se analiza el gasto de defensa de la región per cápita, Uruguay encabeza la lista y Chile está en una segunda posición. El gasto militar en Venezuela, pese a la crisis, se mantiene en un 19% y concentrado en las compras de armamento a Rusia y China.
El informe del SIPRI transmite un espiral alarmante de desconfianza internacional. Todo indica que las dinámicas cambiantes de poder y relaciones geopolíticas y geoestratégicas que van ocupando el centro gravitante del siglo XXI requerirían de urgente contención diplomática.