El autor es miembro de SOS Discriminación.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, afirmó que hay protección y acompañamiento a los migrantes que cruzan por México a Estados Unidos. No obstante, esta semana funcionarios migratorios mexicanos se interpusieron a la caravana migrante que pasaba por Chiapas procedente de Centroamérica.
Esta semana, un grupo de agentes migratorios mexicanos utilizaron la fuerza para subir a los migrantes a vehículos oficiales que llegaron a la zona. Ante esta situación, en conferencia de prensa habitual, el mandatario dijo que Cancillería y Gobernación darán una explicación al respecto, pues la política de su gobierno es el libre tránsito de los migrantes con acompañamiento por la inseguridad, sobre todo en la región norte del país, donde ha habido migrantes desaparecidos.
México dio la bienvenida a la primera caravana migrante durante el año pasado, pero el recibimiento se ha ido volviendo más estrecho después de que decenas de miles de personas saturaran los cruces fronterizos con Estados Unidos, lo que causó demoras en la frontera, indignó a los residentes en México y generó problemas políticos de envergadura con la administración norteamericana.
Asimismo, Estados Unidos ha aumentado la presión sobre México para que haga más por frenar la llegada de gente. El presidente, Donald Trump, arremetió contra su homólogo mexicano y amenazó con cerrar toda la frontera. Después se apresuró a felicitar a México por las detenciones de migrantes de hace unas pocas semanas.
En las semanas siguientes a estas manifestaciones el gobierno de México está permitiendo a Estados Unidos devolver algunos solicitantes de asilo a México mientras se tramitan sus casos en ese país. Algunos integrantes del gobierno dijeron en marzo que intentarían contener a los migrantes en el Istmo de Tehuantepec, en el sur; que es la región más estrecha del territorio mexicano y la más fácil de controlar para las fuerzas de seguridad. Esto es lo que sucedió evidentemente en Pijijiapan y Mapastepec, ya que ambas no están lejos del punto más estrecho del istmo, en el vecino estado del sur de Oaxaca.
El presidente mexicano sostuvo: "La política es de protección y evitar que los expongan, que les hagan daño y que se protejan sus derechos humanos". Además comprometió al gobierno de Estados Unidos, así como a organismos internacionales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a que destinen fondos y recursos para programas de desarrollo en los países de Honduras, El Salvador y Guatemala. "Ellos quisieran que no hubiesen migrantes, pero eso se producen por las circunstancias de pobreza y abandono que existen en Honduras, El Salvador y Guatemala en Centroamérica".
"El planteamiento de fondo al gobierno de Estados Unidos es que con urgencia se apoye al desarrollo en los países hermanos de Centroamérica. Nosotros requerimos también inversión y han ofrecido que van a apoyar, pero lo más urgente es que se apoye con financiamiento a Honduras, El Salvador y Guatemala", reclamó el presidente mexicano.
López Obrador viene sosteniendo que el problema migratorio no se resuelve con deportaciones; y también analizó que en la presidencia de Barack Obama se deportaron a más migrantes que en lo que va del gobierno del presidente Donald Trump. "No es un asunto de ahora y agregaría otra cosa, en ese tiempo las deportaciones eran mayoritariamente de mexicanos", detalló. Actualmente, según cifras del Presidente, únicamente el 16% que migra a Estados Unidos del sur son mexicanos. "No queremos pelearnos con el gobierno de Estados Unidos, ni meternos en sus confrontaciones políticas. Tenemos una relación de amistad y al mismo tiempo estamos pidiendo que se atienda el problema con desarrollo", reiteró.
Ante los hechos de Chiapas, el Instituto Nacional de Migración indicó que había "rescatado" a 367 migrantes que habían intentado agredir a los agentes. El organismo -nunca habla de "detenidos"- dijo, en un comunicado emitido casi a medianoche del lunes, que había trasladado a los migrantes, entre ellos un "número significativo" de menores, a una estación migratoria oficial de la región.
"Se llevó a cabo un procedimiento de revisión migratoria a un grupo de personas que, ante esta labor del Instituto, iniciaron una agresión al personal del INM", indica el texto. "Por esta razón, se solicitó el apoyo de la Policía Federal".
No obstante, algunos periodistas de AP en el lugar no vieron agresión alguna por parte de los migrantes, aunque en otro operativo y la vista de que las autoridades estaban deteniendo a hombres, mujeres y niños, parte de la caravana sí se armó con palos y piedras que no utilizaron. Durante las detenciones iniciales, cientos de otros migrantes huyeron, se internaron en la maleza junto a la autopista en el estado de Chiapas para eludir y escapar de las autoridades.
Según pudieron constatar periodistas de AP, los agentes fueron hacia los grupos más aislados al final de la caravana de unas tres mil personas que atravesaba Chiapas, el estado más sureño de México.
Cuando los migrantes estaban reunidos en zonas de sombra para protegerse del calor a las afueras de la ciudad de Pijijiapan, policía y agentes federales llegaron en camionetas y furgonetas y metieron a la fuerza a mujeres, hombres y niños en los vehículos. Los migrantes fueron transportados hasta la estación migratoria de la ciudad fronteriza de Tapachula, según el INM, donde previsiblemente se iniciaría el trámite para devolverlos a sus países de origen. Con el transcurso de las horas no se ha obtenido mayor información al respecto ni sobre el destino de las personas.
Mujeres y niños lloraban en el transcurso de las detenciones junto a la ruta. Ropa, zapatos, maletas y carros de bebé quedaron tirados en el lugar tras la operación. Los agentes habían instado a los grupos de migrantes que se separaron del grueso de la caravana a descansar tras unas siete horas de marcha junto a la carretera, la mitad de eso bajo un sol abrasador. Cuando los migrantes se reagruparon para continuar, fueron detenidos. Los agentes se posicionaron en la cabecera y el final del grupo. Algunas personas con ropas civiles parecieron colaborar en las detenciones. Tras ver cómo se detenía a otros, algunos migrantes empezaron a caminar en grupos densos y tomaron piedras y palos.
En los últimos meses, las autoridades mexicanas realizado deportaciones de miles de migrantes, aunque también han emitido más de 15 mil visas humanitarias que permiten a los migrantes quedarse en el país y trabajar. El aumento de las detenciones ha sobrepasado la capacidad en el centro de inmigración de Tapachula; el lugar ya está colmado, comunicó la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
En su último comunicado de la semana pasada, el Instituto de Migración indicó que 5336 migrantes estaban en refugios o centros migratorios en Chiapas, y unos 1500 de ellos estaban "a la espera de deportación". La Comisión de Derechos dio una cifra el domingo de 7500 migrantes detenidos en refugios o en el camino en Chiapas. Instó a las autoridades a hacer un censo fiable de los migrantes y atender a sus necesidades, en especial las de los niños.
Varios miles llegaron a México en caravana principalmente desde Honduras en las últimas semanas. En el Estado ya había grupos de caravanas previas integradas por centroamericanos, así como cubanos y africanos.
Simultáneamente, varios grupos de migrantes se internaron a El Paso, Texas, para entregarse a elementos de la Patrulla Fronteriza y solicitar el asilo político; uno era de unos 200 hombres, mujeres y niños, y otro de más de 150. Los grupos, formados en su mayoría por migrantes centroamericanos, llegaron esta semana y decidieron cruzar de manera ilegal durante la noche y madrugada, y entregarse a la Patrulla Fronteriza.
El punto por donde fue la entrega se realizó en el marcador 28 del Río Bravo, a la altura de la Plaza de la Mexicanidad, donde está el monumento conocido como la equis. Los grupos están formados por decenas de familias: mujeres, niños y hombres, y a lo largo del río Bravo se observan otros grupos menores que buscan por dónde cruzar. Solo entre lunes y sábado arribaron a la ciudad más de mil 800 migrantes para enlistarse y solicitar el asilo político a Estados Unidos.
Estadísticamente el panorama es muy sombrío; de principios de octubre del 2018, cuando inicia el año fiscal en los Estados Unidos, a la fecha, personal de la Patrulla Fronteriza destacado en el sector de El Paso, Texas, ha detenido a más de 58 mil personas sin documentos, alrededor de 280 por día, lo que representa un aumento de 670% en comparación con la misma fecha pero del año fiscal 2018, informó Ramiro Cordero vocero de la dependencia norteamericana.
La perspectiva en la zona es desoladora. A la conformación de caravanas se les suman los grupos menores que en forma permanente viajan por esta vía hacia el norte, en la búsqueda de alguna de estas fronteras. Solo podrá detener este flujo migratorio inagotable una fuerte intervención del Estado que contenga esta crisis humanitaria. En la zona del Triángulo Norte, una de las zonas más pobres del mundo, se deben priorizar las iniciativas y los programas de protección de la niñez dirigidos a las personas desplazadas internamente y deportadas con necesidades de protección específicas, junto con las iniciativas de protección comunitaria.