Mayo, un mes a todo o nada para el Gobierno

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(Maximiliano Luna)
(Maximiliano Luna)

Fue un jueves de furia. De esos días que activan todas las alarmas y exacerban miedos y reacciones. El comportamiento de los mercados encendió de placas rojas las pantallas. El dólar, que pasó los 47 pesos, y el riesgo país, desbordando los 1000 puntos básicos, dominaron la agenda y desempolvaron la fatídica alegoría del helicóptero.

El núcleo duro del Gobierno se mantuvo firme en sus convencimientos. En medio de la alteración todos salieron a decir una y otra vez que, no solo no hay "plan V corta", sino que tampoco hay "plan B larga".

Mauricio Macri no se baja, ni de la presidencia, ni de la contienda electoral. Ese fue el mensaje contundente que se salió a sellar desde los despachos del oficialismo, mientras en los pasillos de la Rosada corrían todo tipo de versiones.

El Presidente plantó la frase que define su interpretación de este, su peor momento: "Los mercados dudan de nuestras convicciones, dudan del país por una posible vuelta del peronismo en los comicios de octubre". Ante tan desoladora constatación nos explica lo que ya sabemos: "Los mercados son distintos, es otro mundo. Son tipos que están detrás de una computadora en un lugar lejano, que compran, venden, que tienen una visión más de corto plazo, de oportunidad, que no nos conocen y que no tiene por qué conocernos".

Macri volvió a enmarcar los cimbronazos de la economía en el contexto electoral.

El oficialismo quedó embretado en la trampa de su propia estrategia: necesita agitar el fantasma de Cristina, pero el engendro ya se les fue de las manos. Los inversores, asustados, se curan en salud complicando de tal manera la economía que ponen al Gobierno de Macri al borde mismo del abismo. El miedo a ella acelera el descrédito y desconfianza hacia él.

La palabra "borde" la usó el Financial Times. En un artículo devastador, el prestigioso diario de finanzas sostiene que está "creciendo el temor a un default" y asegura: "Argentina se convirtió en el segundo tomador de deuda soberana más riesgoso del mundo detrás de Venezuela".

Asociar el esperpento de Venezuela a medidas económicas tomadas por Macri es mucho más de lo que se podía esperar.

Este viernes, El País de España sumó tensión, bajo el título: "Argentina se asoma al abismo económico entre dudas sobre la gestión de Macri". Afirma: "La posibilidad de un default existe con Cristina Kirchner o sin ella".

Con las manos atadas por el FMI para intervenir en el mercado en orden a aplacar la inestabilidad de la divisa verde, confrontando de manera activa y diligente con la literatura de CFK, y sin un tercero con posibilidades en escena, el Gobierno gira en un círculo vicioso asfixiante

Los inversores se retiran de las posiciones en pesos. El dólar sube, el incremento se traslada a precios y, los que más fuerte y rápido se disparan son los de los alimentos, que impactan de plano en el índice inflacionario y en el ánimo de la mayoría. La tormenta perfecta.

Los únicos números que no paran de bajar son los de la imagen presidencial. Y si caen las expectativas electorales de que Macri renueve su mandato, y crecen las de CFK, todo vuelve a empezar.

Extraña paradoja: a mayor temor frente a un retorno al populismo, más difícil la tiene Macri. Los que se suponen que esperan su continuidad terminan hundiéndolo. Al día de hoy, el pronóstico es incierto. "Hay que llegar a junio" es la consigna del momento. En el Gobierno tienen claro que en mayo se juegan al todo o nada.

En los despachos de la Rosada domina la convicción de que el mes que comienza este miércoles es definitorio. Todas las fichas están puestas en contener el dólar y bajar la inflación. Si estos objetivos no se logran, habrá que barajar y dar de nuevo. Ya saben que, a estos efectos, el mes que termina está perdido.

El efecto boomerang de la atropellada implementación del "plan alivio", sumado a la estampida verde, se harán sentir en el IPC de abril que ya se estima por encima del cuatro por ciento. Si la inflación no afloja en el mes de la patria, pocas son las posibilidades de generar confianza. Y sin este insumo vital para la gobernabilidad llegar a octubre será un calvario.

No hay estrategia electoral posible si no se sostiene la gobernabilidad y no hay gobernabilidad sin confianza, y no hay confianza si la inflación no cede. Sin al menos tres meses de tendencia a la baja del índice que mide los precios, no hay esperanza de llegar competitivos a las elecciones. Lo tienen recontra claro.

Los hombres que rodean al Presidente intentan sostener alta la moral de la propia tropa pero no comen vidrio. Reconocen que las últimas turbulencias de los mercados tienen más que ver con factores endógenos, propios de un mercado interno estresado y temeroso, que con el calentamiento global. El temor a Cristina y el anti-macrismo que expresa ya sin resquemores el "círculo rojo" se retroalimentan.

Muchos de los que vienen fogoneando la candidatura de Roberto Lavagna ahora miran con cariño a María Eugenia Vidal. La gobernadora de Buenos Aires fue este martes la "niña mimada" del empresariado reunido en el almuerzo del Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (Cicyp). La candidatura del ex ministro de Economía quedó diluida en una refriega interna acerca de si ir o no a las PASO que amenaza con desintegrar cualquier propuesta válida para el tercero de los tercios.

No son pocos los que entienden que Macri debería bajarse y dejar paso a su delfina. La consideran menos desgastada, más empática, capaz de potenciar consensos y transmitir cercanías, y abierta a ampliar la foto de los acuerdos posibles. Mariú Vidal, quien hoy mantiene seducidos a los hombres de negocios, esquivó en esa mesa con elegancia la respuesta más apremiante. ¿Hay margen para el plan V?

Pese a las insistentes ratificaciones de que Mauricio Macri sigue en carrera, en los pasillos del poder sugieren que hasta junio nadie tiene la última palabra. El minuto a minuto cuenta y, en este contexto, un mes es una eternidad.

No es mucho el tiempo que queda por delante para apuntalar, en vista a las elecciones, la vapuleada competitividad presidencial. Las variables de la economía jaquean el día a día de la gestión y alejan la posibilidad de recuperar niveles de confianza que le permitan retener niveles aceptables de gobernabilidad hasta el hoy lejano mes de octubre.

El Presidente está acusando recibo de sus dificultades. A su alrededor se lo percibe como algo más abierto e inclusivo de la política, hablando con los gobernadores y los aliados, y sobrellevando a plena conciencia las limitaciones de la hora. Ponderan como un gesto de generosidad y sensatez haber dejado aún vacante la figura del vice.

Son los que evalúan que todavía no puede tomarse demasiado en serio los alarmantes números que ubican a CFK nueve puntos arriba en un eventual ballotage. Faltan siete meses para una segunda vuelta, recuerdan. Otro es el criterio a la hora de considerar las encuestas de las PASO. Las primarias de agosto preocupan más. Una diferencia por encima de los cinco puntos en las primarias, señalan, será muy difícil de remontar.

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