El maltrato infantil vulnera derechos

El 25 de abril se conmemora en todo el mundo el Día contra el Maltrato Infantil. Una oportunidad para promover los derechos de los niños y adolescentes, y reflexionar acerca de la necesidad de no naturalizar los malos tratos como una opción de crianza.

Cuando pensamos en maltrato, lo primero que aparece en el imaginario social son los golpes, la violencia física. Sin embargo, se trata de un fenómeno mucho más complejo, que se manifiesta en distintas modalidades y no siempre es reconocido como tal.

La Convención Internacional de Derechos del Niño, incorporada a nuestra Constitución e inspiradora de la ley nacional nº 26061 y de la ley 114 de la Ciudad, prohíbe "el trato violento, discriminatorio, vejatorio, humillante, e intimidatorio", y reconoce el derecho de los niños y adolescentes a no ser sometidos a ninguna forma de explotación económica, tortura, abuso o negligencia, explotación sexual, o cualquier forma o condición cruel o degradante. De esta manera, aparece una realidad más amplia del maltrato infantil que nos obliga a posicionar la mirada en el derecho de los niños a su integridad física, sexual, psíquica y moral.

Si bien cada vez en mayor medida la violencia física repercute en una sanción social, resulta interesante advertir que se siguen naturalizando situaciones de maltrato emocional y psicológico, lo que dificulta la erradicación de este tipo de vulneración.

La violencia física contra los niños aparece en el 25% de las intervenciones del Consejo de los Derechos del Niño de la Ciudad. En más de la mitad de las situaciones abordadas hay daño emocional. Y en algo más del 10% de sus intervenciones los chicos viven directamente en un marco de negligencia y descuido. En todos los casos hay maltrato infantil. En todas estas situaciones hay una clara vulneración de los derechos del niño.

El paradigma de protección de derechos nos reclama la toma de conciencia sobre ciertos comportamientos de los adultos, que no deben ni pueden ser naturalizados. Las amenazas, los retos humillantes en público o la denigración constante generan un ambiente sumamente hostil, que tiene consecuencias inmediatas y a largo plazo en la capacidad de relacionarse con otros niños y adultos, además de dificultar el pleno desarrollo de la personalidad de los chicos.

Los adultos tenemos la responsabilidad y, en caso de ser representantes de instituciones, la obligación de la escucha atenta, que implica accionar inmediatamente en caso de sospecha o signos de maltrato.

En la Ciudad, existe la Línea 102 de atención gratuita las 24 horas, a la que cualquier persona, niño o adulto pueden consultar por casos de violencia y por cualquier problemática que afecte a la infancia. Además, las defensorías zonales constituyen una red presente en todas las comunas a las que acercarse para tratar este tipo de situaciones.

La autora es presidenta del Consejo de los Derechos del Niño, GCBA.