En el marco de la Semana Mundial de la Inmunización, cabe a preguntarse por qué el sarampión subsiste como un problema de salud pública si está comprobado el uso seguro y efectivo de la vacuna antisarampiosa.
La enfermedad de sarampión fue descrita por los persas en el siglo IX, y se descubrió el virus en 1954, en Boston, Massachusetts. Se dispone de una efectiva vacuna desde 1963. La Organización Panamericana de la Salud certificó en 2016 que América era la primera región del mundo en la que el sarampión había sido eliminado. Se estima que entre 2000 y 2016 la vacuna contra el sarampión evitó a nivel mundial 20,4 millones de muertes.
En el 2018 se produjeron miles de casos en toda la región: 12 países de América notificaron más de 16 mil confirmaciones. En primer lugar, se ubican Brasil y Venezuela. En Argentina se presentaron muy pocos casos, la mayoría importados.
Esta enfermedad también ha golpeado con fuerza a los estados norteamericanos de Illinois, Washington, California y Nueva York. En lo que va de 2019, se produjeron 153 casos en el condado de Rockland (NY), en el que una medida implementada por las autoridades cobró mucha notoriedad: prohibieron por 30 días el ingreso de niños no vacunados a escuelas, iglesias, entre otros lugares. Además, existen focos en la ciudad de Nueva York, Nueva Jersey y California, en donde los niños vacunados entre las comunidades pobres superan a aquellos de las zonas más pudientes.
Con respecto a Europa, en 2018, se registraron 82.596 casos, una cifra 15 veces superior a la de 2016, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los países que más lo reportan poseen coberturas con la vacuna consideradas inadecuadas por la OMS y esto parece explicarnos la reemergencia de esta enfermedad en el Viejo Continente.
El sarampión es todavía común en muchas partes del mundo en donde el nivel de vacunación no es el adecuado y los países con altas tasas de circulación viral se constituyen en verdaderas naciones for export. Los viajeros continúan haciendo circular el virus, introduciéndolo cual caballo de Troya en países en donde la enfermedad estaba totalmente controlada o en vías de control.
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¿Cuál es la razón para una disminución de cobertura con vacunas en Estados Unidos y en Europa? Las causas de la vacunación inadecuada son complejas, pero es conocido que los movimientos antivacunas influyen. Existen personas muy preocupadas y con fuerte convicción de que las vacunas pueden ocasionar autismo, a pesar de que no hay evidencia médica al respecto. El escepticismo hacia los beneficios de las vacunas y el rechazo a la vacunación por mucha gente se funda no solo en falsas creencias médicas, sino también en cuestiones religiosas, personales e incluso filosóficas.
En Europa también influye la gran variabilidad que existe entre sus programas de vacunación. El niño no protegido por vacunas representa un riesgo para él y la comunidad; dado que no solo él queda vulnerable, sino también pone en riesgo a sus semejantes al no contribuir a la inmunidad general de la población o "inmunidad de rebaño".
El Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos recomienda, sobre sarampión, los siguientes paradigmas de comunicación con la población:
Primero, la gravedad de la enfermedad. Si bien es leve y la gran mayoría se recupera y sin secuelas, es potencialmente seria. Se estima que una de cada cuatro personas que contraen sarampión en Estados Unidos será hospitalizada. A nivel mundial, que una o dos de cada mil personas morirán, incluso con la mejor atención.
Segundo, el sarampión es muy contagioso; nueve de cada diez personas alrededor de un caso con sarampión se infectarán si no están protegidas.
Por último, la vacuna constituye la medida más segura y efectiva de prevención.
Hoy debería considerarse inadmisible la mortalidad de infecciones que puede prevenirse por vacunas, particularmente en niños.
El autor es profesor de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.