Campaña electoral: los alarmantes focus groups de Durán Barba que obligaron a un golpe de timón

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"Mientras no mejore la economía, en esta campaña ese tema no se toca". Así de contundente fue la recomendación de Jaime Durán Barba, el principal asesor de comunicación y estrategia del gobierno de Cambiemos.

Corría la primavera de 2018, y el Gobierno del presidente Mauricio Macri pronosticaba que, a más tardar en marzo, llegaría la reactivación y bajaría la inflación. Llegó marzo, empezó abril y no llegó la reactivación, y la inflación siguió subiendo. La recomendación del gurú ecuatoriano era imposible de cumplir.

Las encuestas de todos los colores estaban mostrando que la gente de lo único que hablaba era de economía, de los precios, de la recesión y la falta de trabajo. Las preocupaciones económicas no solo desplazaron a la corrupción, sino que también dejaron atrás a la inseguridad, que generalmente lidera la tabla.

La opinión pública está angustiada y enojada por la marcha de la economía, y no abordar en la campaña su mayor preocupación sería presentar a un gobierno aislado.

Para complicar un poco más las cosas, el Presidente se aferra a un polémico slogan salido del propio laboratorio de estrategia de Durán Barba: "Este es el camino". Una encuesta de Ricardo Rouvier de la semana pasada muestra algo que es de simple sentido común: más de dos tercios rechaza la idea de que este sea el único camino económico, y solo el 17% la aprueba.

En marzo, el Gobierno de Cambiemos hizo un ingenioso intento por encontrarle la vuelta al dilema de no tener logros económicos para mostrar y a la vez acatar la directiva de Durán Barba de "mirar para otro lado" en las cuestiones económicas. La idea era destacar la obra pública a falta de progreso económico, y la herramienta fue el comentado spot viral que muestra imágenes de algunas obras monumentales, como la elevación de las vías del ferrocarril Mitre, en Belgrano, con los irreproducibles cánticos de cancha "MMLPQTP" de fondo. La intención era desplazar el foco de la coyuntura económica hacia obras de infraestructura que, en el largo plazo, traerían algún rédito económico, aunque sea indirecto, y así reconquistar a por lo menos algunos de sus propios votantes desencantados o directamente enojados.

Pero mientras esto sucedía, los equipos de Durán Barba ya estaban desplegando la mayor avanzada territorial de la historia electoral argentina para investigar a fondo la opinión pública con medio centenar de focus groups en todo el territorio.

Los focus groups —esas pequeñas mesas de debate dirigido por especialistas con representantes de distintos segmentos sociales— permiten sondear en detalle los matices que las encuestas no muestran: ¿Cuán sólido es el "jamás" lo votaría o el "lo voté pero no lo vuelvo a hacer"?

Los resultados fueron alarmantes, y Durán Barba le habría dicho en la cara a Macri: "Yo no entiendo nada de economía, pero si no bajas la inflación y no se reactiva la economía pronto, podemos perder". Traducido para los mortales: volvería al poder Cristina Fernández de Kirchner.

Algunos analistas arriesgaron que ese trascendido era una táctica duranbarbista más para asustar a ex votantes de Cambiemos desencantados y que vuelvan al redil. Pero el anuncio de que el próximo miércoles el Presidente comunicaría una batería de medidas paliativas para limitar el alza de algunos precios y fomentar el consumo en ciertos sectores no solo es producto de la presión de los socios radicales de Cambiemos, la gobernadora María Eugenia Vidal y el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta: es fruto del inquietante resultado de los focus groups de Durán Barba.

Y la dramática admisión del ecuatoriano encierra dos datos muy importantes para el futuro de la campaña electoral por la reelección de Mauricio Macri: que apostar como estrategia solo a la "grieta" o polarización con la ex Presidenta ya no alcanza.

La otra gran noticia es que Jaime Durán Barba entendió finalmente algo que venimos sosteniendo como grave error en su estrategia: la economía y la política están en Argentina íntimamente imbricados. Esto es un dato muy importante. En su equipo de asesores falta un economista. Hoy Durán Barba asesora en una campaña electoral que no se puede escindir de la marcha de la economía. Macri no es opositor: es el presidente de un país con un problema económico grave, crónico y prácticamente único en el mundo, y es el principal responsable de no haberlo resuelto durante su mandato.

De hecho, me tocó entrevistar a Durán Barba en febrero de 2016, a poco de asumir Macri, y cuando le transmití que el célebre "círculo rojo" estaba reclamando que el Presidente muestre con mayor contundencia la herencia recibida para poder encarar reformas urgentes, no solo me dijo que él le recomendaba que no lo hiciera, sino que me dio su propia y peculiar definición de "herencia": "Venimos de un gobierno muy autoritario, que concentró los poderes, que no respetó una serie de normas de la democracia".

Nunca contempló que el problema de fondo era el riesgo de que la bomba de gasto público que le dejó a Macri el kirchnerismo terminara de explotar por los aires, como lo hizo finalmente en abril de 2018, con las terribles consecuencias y el ajuste de emergencia que hoy está complicando la reelección.

Ya no tan sonrientes… Durán Barba y Macri, preocupados por las chances electorales de Cambiemos
Ya no tan sonrientes… Durán Barba y Macri, preocupados por las chances electorales de Cambiemos

Por eso es buena noticia que Durán Barba haya entendido que el problema de fondo es la economía y que es insoslayable para poder dar un golpe de timón en la campaña electoral y mejorar las chances de permanencia de Cambiemos.

El contratiempo es que faltan apenas seis meses para la primera vuelta de las presidenciales, y ahora se abren tres interrogantes que Durán Barba y su equipo deberán resolver urgentemente para calmar la incertidumbre económica que se abatió sobre Argentina: El más simbólico de esos interrogantes es el cambio de eslogan: si el lema era "Este es el camino", habrá que buscar alguna variante por el lado de una metáfora más amigable, del tipo: "Estamos en rumbo, pero vamos a buscar un camino más directo, porque nos desviamos un poco". Obviamente que esta variante implica una admisión de error. Pero ¿a quién le importa admitir errores, si lo que interesa es ganar?

Otro dilema es si Macri y su jefe de Gabinete y campaña, Marcos Peña, no habrán sido demasiado tajantes y apresurados en quemar las naves y enterrar "definitivamente" toda especulación con un "Plan V" por la gobernadora Vidal.

Vidal entusiasmaba a los mercados porque tendría mejores chances de ganarle a la ex Presidenta. Solo eso tentaría a muchos inversores a "apostar" desde ahora por la Argentina, lo que podría poner en marcha más rápido una recuperación económica y mejoraría las pésimas expectativas a futuro que tiene la opinión pública. Además, Vidal podría encarar un nuevo mandato nacional de Cambiemos con una nueva "luna de miel" que le facilite la aprobación pública y obtener los consensos para enfrentar una pesada doble herencia: la "bomba" de gasto público de Kirchner, y los vencimientos de deuda contraída por la propia gestión Macri. Una segunda luna de miel de Macri podría durar tanto como un breve fin de semana de reconciliación en Punta del Este.

Ni hace falta que Vidal sea finalmente la candidata, sino solo con mantener la incógnita hasta el último día, como lo hace Cristina Kirchner, alcanzaría: los mercados se tranquilizarían con la idea de que "si Macri no llega, será Vidal". Después —ya con la economía en recuperación— el candidato podría ser Macri. 

Y el tercer dilema es si a Macri no le convendría empezar a debatir ya mismo un plan económico más audaz y de largo plazo para un eventual segundo mandato, que sea avalado por el "círculo rojo" y fundamentalmente por los empresarios, que son los que deben invertir para generar puestos de trabajo y poner en marcha la economía. Quedó claro que no se puede esperar todo de la obra pública, más aún cuando está cada vez más limitado su financiamiento.

El preconcepto de Durán Barba es que "a nadie más que a un 4% le interesa escuchar planes económicos". Pero esa idea equivocada no tiene en cuenta que los empresarios y los economistas mediáticos son los avales de que el Gobierno está en el "camino" correcto para afinar el rumbo en un segundo mandato, pese a los errores del primero. Y ese aval es clave para recuperar a buena parte del electorado perdido, además de despertar el entusiasmo de los factores económicos.

En la reciente cena del CIPPEC, la semana pasada, el Presidente sostuvo el que probablemente haya sido su mejor discurso en casi cuatro años de Gobierno, explicando por qué el país es económicamente inviable y explicando la herencia mejor que antes. Más allá de que hubiese sido apropiado para el 10 de diciembre de 2015, podría estar indicando que el Gobierno está empezando a entender que aun sin aplicar una sola medida económica, con un cambio de estrategia de comunicación y de discurso podría reactivar la economía y asegurarse la reelección.

El autor es editor de la revista "Imagen" y conductor de "La Hora de Maquiavelo".

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