Recordando a seis mujeres que marcaron una época

Oscar A. Moscariello

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En este Día Internacional de la Mujer quiero evocar la memoria de seis personalidades magníficas que estuvieron muy por delante de su tiempo; quiero rendir tributo a seis mujeres a las que la comunidad internacional debe, de hecho, muchísimo.

Bodil Begtrup. Su experiencia en la Liga de las Naciones —donde todavía predominaba la visión de que la igualdad de género constituya una competencia interna de los Estados— marcó la acción que llevó a cabo, más tarde, en Naciones Unidas. Esta embajadora danesa fue una de las principales promotoras de la creación, en 1946, de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, hoy el más importante órgano intergubernamental dedicado al empoderamiento femenino.

Minerva Bernardino. Dirigente del movimiento feminista en América Latina, esta diplomática dominicana integró el pequeño grupo de cuatro mujeres que firmaron la Carta de Naciones Unidas. En ese marco, luchó por la incorporación en el texto de la idea de que los derechos humanos no hacen "distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión". Asimismo, fue instrumental en la inclusión de la "igualdad de derechos de hombres y mujeres" en el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Begum Shaista Ikramullah. El legado de su trabajo sigue siendo una importante fuente de inspiración para mujeres en todo el mundo. Formó parte del primer Parlamento tras la independencia de Pakistán y promovió la aprobación de una ley que previa que las mujeres tuvieran el mismo derecho sucesorio que los hombres. Como diplomática en Naciones Unidas, en buena hora abogó por la inclusión del artículo 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho (…) a casarse (…) y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio".

Hansa Mehta. Evitó lo que hubiera sido un enorme —y embarazoso— paso en falso de la comunidad internacional. Gracias a esta activista india, la frase original "todos los hombres nacen libres e iguales" de la Declaración Universal se convirtió en "todos los seres humanos nacen libres e iguales". Como presidente de la Conferencia Panindia de Mujeres presentó una propuesta que quizás merece recibir hoy un nuevo impulso internacional: crear una Carta de Derechos de la Mujer.

Evdokia Uralova. "Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual". Si los artículos de la Declaración Universal tuvieran sus autores identificados, el número 23 estaría firmado por la bielorrusa Evdokia Uralova. Cuando estuvo en Naciones Unidas ha contribuido, asimismo, a que el alcance de los derechos humanos fuera verdaderamente universal al poner los territorios no autónomos bajo su jurisdicción, tal como previsto en el artículo 2.

Olympe de Gouges. Murió guillotinada tras un juico sumario, pero su pensamiento ha perdurado e influenciado las generaciones posteriores. Poco tiempo después de la aprobación, en 1789, de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, uno de los pilares de la Revolución francesa, Olympe de Gouges desafió a la misoginia dominante con la publicación de un manifiesto intitulado "Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudanía". Escribió: "La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos".

Estas mujeres merecen ser recordadas no solo por su inestimable contribución a la igualdad de género, sino sobre todo para subrayar que su trabajo sigue incompleto. Y mientras sea este el caso, mientras existan voces que toleren e incluso promuevan la desigualdad entre hombres y mujeres, somos nosotros, como pueblo, como país, como civilización, que seguimos incompletos.

El autor es embajador en Portugal.

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