Maduro mostró su peor cara quemando los camiones con ayuda. ¿Qué pasa ahora?

Martín Pitton

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Dura represión en un puente entre Cúcuta y Ureña (@WCKitchen)
Dura represión en un puente entre Cúcuta y Ureña (@WCKitchen)

El operativo para introducir ayuda humanitaria en Venezuela fracasó. La euforia del concierto organizado por Richard Branson dio paso al desencanto en menos de 24 horas.

Lo que muchos imaginaban como el inicio de la recta final de la dictadura encabezada por Nicolás Maduro y hasta su misma caída se convirtió en un gran signo de interrogación. Los intentos de los camiones de cruzar la frontera en varios puntos con Colombia y Brasil fueron repelidos por el chavismo con gases lacrimógenos. Varios vehículos con ayuda humanitaria fueron quemados. Una escena verdaderamente dantesca en un país hambreado. Maduro mostró su peor cara como declaró el presidente en funciones Juan Guaidó, que anunció que unos sesenta efectivos de las Fuerzas Armadas habían desertado.

Las imágenes de la destrucción de alimentos y medicamentos demuestra el salvajismo de una dictadura a la que no le importa su pueblo.

El presidente colombiano Iván Duque explicó que la comida y los medicamentos que no pudieron entrar fueron nuevamente almacenados esperando una oportunidad más propicia para su distribución. Además, dijo que se decidirán los pasos a seguir luego de la cumbre del Grupo Lima el próximo lunes, en la que se prevé la asistencia del vicepresidente norteamericano Mike Pence. De sus palabras se infiere que, por el momento, la estrategia de quebrar el régimen de Maduro a través del ingreso de ayuda humanitaria es un plan que se encuentra suspendido.

El 23F, que muchos imaginaron como la liberación de Venezuela luego de veinte años de chavismo, Nicolás Maduro demostró que tiene pleno control del territorio y que mantiene el control de las Fuerzas Armadas bolivarianas. Es claro que las deserciones que se produjeron en las últimas horas no han sido suficientes como para inclinar el fiel de la balanza a favor de la oposición.

No es claro cuáles serán los pasos a seguir por la oposición en Venezuela. Ni siquiera se sabe qué hará el presidente encargado Guaidó. Daría la impresión de que no sería lo más recomendable su retorno a Venezuela, pero un presidente fuera del territorio que dice gobernar solo demostraría su debilidad. En el caso de que volviera, se expone muy probablemente a su detención.

El otro interrogante en esta crisis es qué hará Donald Trump luego del fracaso del 23F. No debe olvidarse que la ayuda humanitaria que llevaban los camiones que los colectivos chavistas incendiaron estaban cargados con mercadería de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés). Es un desafío directo, ya no se trata de insultos en un inglés mal pronunciado como parte de un discurso interminable de Maduro. Sin embargo, no es tan sencillo que los Estados Unidos lleven a cabo una acción militar directa y en menos en soledad, ya que los colombianos y los brasileños han anunciado que no involucrarían en la crisis venezolana a sus Fuerzas Armadas.

El presidente encargado Juan Guaidó pidió que se mantengan abiertas todas las opciones. Es claro que los pasos a seguir ahora son una incógnita, pero la expresión de Guaidó vuelve a incorporar implícitamente la opción militar. Maduro está jaqueado, debilitado pero está presentando una eficaz defensa y ha demostrado que no puede ser subestimado. Además, mostró que no tiene límites en ejercer su poder y que no será nada fácil sacarlo de Miraflores. La oposición venezolana ahora necesita recalcular sus pasos y articular una nueva estrategia con los países aliados de la región. Incógnitas que tal vez comiencen a despejarse en la próxima cumbre del Grupo de Lima.

El autor es periodista y abogado.

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