Este año se cumple el 500° aniversario de la llegada del conquistador extremeño a México. Y ya se escuchan las habituales voces condenatorias de los bienpensantes que diabolizan el rol de España en la colonización de América, juzgando ese proceso con estándares anacrónicos.
Después de 1492, año del descubrimiento, 1519 es la otra gran fecha clave porque marca el comienzo de la conquista del continente. Es recién entonces cuando los españoles toman conciencia de la dimensión del descubrimiento de Cristóbal Colón. Fue con Hernán Cortés que se inició realmente la epopeya conquistadora.
Sin embargo, pese a la trascendencia del acontecimiento, se conoció en estos días la insólita negativa del gobierno español a conmemorar los 500 años de la llegada de Hernán Cortés a México. El increíble anuncio corrió por cuenta del ministro de Cultura de España, José Guirao.
Habrá sí, actividades académicas, tanto en México como en España, y están en preparación dos miniseries sobre el conquistador: una coproducción hispano mexicana, protagonizada por Óscar Jaenada (que encarnó al padre de Luis Miguel en la miniserie sobre la vida del cantante), y otra ni más ni menos que de Steven Spielberg, con Javier Bardem en el rol de Cortés.
Pero a nivel oficial, nada, porque una conmemoración podría "molestar" a México… como si Cortés no hubiese sido una figura clave y fundacional de ese país. "A la pusilanimidad del actual gobierno, (…) se añaden una clase política generalmente inculta, y un complejo de culpabilidad de profundas raíces históricas", escribe el historiador español Fernando J. Padilla Angulo en un artículo sobre el tema. "La campaña iconoclasta contra Cristóbal Colón y los conquistadores españoles, que ha tenido lugar en varios sitios de América desde hace años, apenas ha recibido la más mínima respuesta por parte de los dirigentes políticos y culturales españoles", agrega.
"Abrumadas por la Leyenda Negra, las elites dirigentes españolas llevan siglos asumiendo con contrición los mitos y falsedades elaborados contra la presencia de España en América", sigue diciendo en referencia al relato que sólo ve exacciones, abusos y crímenes en ese proceso.
La polémica no es nueva. Los mismos argumentos fueron invocados en ocasión del 500° aniversario de la llegada de Cristóbal Colón a América. También entonces se habló del "genocidio étnico y cultural" que habrían perpetrado los españoles en el Nuevo Continente.
Otro de los componentes de la "leyenda negra" es la exaltación de las civilizaciones indígenas precolombinas. Entre la idealización y el panegírico, se presenta a la América previa a la llegada del europeo como un Edén en el que los indígenas vivían en armonía entre sí y con la naturaleza.
Sin embargo, si algo desmiente las virtudes de imperios como el Azteca es justamente la aventura de Hernán Cortés, quien no hubiera podido vencer a Moctezuma sin la cooperación de las etnias sometidas por los mexicas, que vieron en la llegada de los españoles la oportunidad de sacudirse ese pesado yugo.
Fue justamente en febrero de 1519, hace cinco siglos, que Hernán Cortés, proveniente de Cuba desembarca en las costas mexicanas con 600 hombres. Su misión era meramente exploratoria, pero su ambición y su audacia le dictaron otra cosa: "quemó" las naves -las hizo destruir- para impedir a sus hombres dar marcha atrás. Venció primero a los tlaxcalas, que pronto se convirtieron en aliados. A finales de ese mismo año, en noviembre, llegó a Tenochtitlán, la capital azteca, y logró que Moctezuma se le subordinara. Pero al año siguiente, una rebelión indígena lo obligó a replegarse. El contraataque implicará la definitiva aniquilación del Imperio Azteca.
Repetidas veces los conquistadores se sirvieron de las contradicciones y divisiones indígenas, que manipularon en su favor. Los tlaxcaltecas le proveyeron a Cortés 6000 soldados. Así como en Mesoamérica, donde muchas etnias vivían sometidas y aterrorizadas por los aztecas -que seleccionaban entre ellas a las miles de víctimas que sacrificaban a diario para apaciguar la ira del dios sol-, también en el Caribe encontraron pueblos aterrados por los ataques de las tribus caníbales.
Fue en definitiva el respaldo de las tribus sometidas lo que permitió a los españoles, en total inferioridad numérica, imponerse rápidamente.
"La leyenda negra -recuerda el periodista e historiador francés Jean Sévillia en su libro Históricamente correcto– fue forjada en el siglo XVII por Théodore de Bry, protestante flamenco (que) publicó relatos de viajes a las Indias con la finalidad de exponer las vilezas de los papistas en las colonias americanas. Los filósofos de las Luces y luego los anticlericales del siglo XIX retomaron esas acusaciones".
Es que la llamada "leyenda negra" de la conquista de América tiene, para sus difusores de ayer y de hoy, la "virtud" de apuntar a dos blancos al mismo tiempo: España y la Iglesia Católica.
Si hay un acontecimiento que amerita un ejercicio de historia contrafáctica ése es la conquista y colonización de América. ¿Qué hubiera pasado si los Reyes Católicos no financiaban la aventura de Cristóbal Colón? Tarde o temprano, otro navegante hubiera cruzado el Atlántico. El encuentro de civilizaciones era inevitable.
Y otro choque, el microbiano, también lo era. Este importante factor de mortalidad indígena hubiera actuado fuese cual fuese la proveniencia de los conquistadores. Enfermedades altamente contagiosas como la viruela, el sarampión, las fiebres tifoideas, el tifus y la gripe eran desconocidas en América.
¿Qué otro reino estaba en condiciones de llevar adelante esa hazaña? A fines del siglo XV, Portugal y no muchos más. Tiempo después, los holandeses o los británicos; de hecho estos últimos colonizaron Norteamérica.
¿Acaso esos países, que fueron todos imperiales y sometieron comarcas lejanas en América, Asia y África, hubieran sido humanitarios en el sentido moderno? ¿O tolerantes, según los estándares éticos que hoy se aplican al juicio retroactivo del Imperio Español? ¿Acaso otra colonización hubiera generado el mestizaje étnico y cultural que hoy es el rasgo distintivo de toda América Latina? En sus dominios, las demás potencias coloniales generaron enclaves, apartheid y esclavitud. Fueron racistas, por eso no promovieron el mestizaje.
La Corona española se mostró desde el principio preocupada por dejar sentado el estatus de súbditos libres de los indígenas. Claro que entre esas intenciones y la realidad se interponía un océano. Las enormes distancias impedían un control estricto de sus directivas. "Se obedece pero no se cumple", era el dicho colonial en referencia a las órdenes de la Corona. La protección real no era todo lo eficaz que hubiera sido necesario para evitar la explotación de los indígenas, pero hubo situaciones muy variables de una región a otra.
"Todas las conquistas dejan heridas -dice Padilla Angulo-, y sus efectos no hay que menospreciarlos. La gran civilización hispanoamericana se construyó sobre las cenizas de las que la precedieron. Para los pueblos americanos que vivieron la conquista en su propia piel, asistir al fin de su mundo no fue otra cosa sino una tragedia".
En concreto, no se trata de sustituir la "leyenda negra" por una "leyenda rosa", sino de analizar los procesos con rigor histórico y evitando los anacronismos.
Negar a Colón y a los demás protagonistas de la conquista es negar la propia historia. Hernán Cortés en particular fue clave para darle a la Nueva España, al futuro México, la impronta de una sociedad mestiza.
El historiador e hispanista francés Pierre Chaunu es categórico: en la América hispana no hubo genocidio. "La pretendida masacre de los indios en el siglo XVI por los españoles cubre la objetiva masacre de la colonización en la frontera en el siglo XIX por los norteamericanos. La América no ibérica y la Europa del Norte se liberan de su crimen sobre la otra América y la otra Europa".
Nuestras sociedades mestizas son la mejor prueba de lo que afirma Chaunu.
Cabe señalar de todos modos que, a ambos lados del Atlántico, existen voces disonantes respecto de la corrección política. En España, los libros de Elvira Roca Barea, Imperiofobia y leyenda negra (2016) y de Pedro Insua, 1492: España contra sus fantasmas (2018), están teniendo mucho éxito. Y una serie sobre los Reyes Católicos (Isabel, de la Televisión Española) fue furor en los años que se emitió (2012-2014). Y también en México hay historiadores que reconocen el protagonismo de Hernán Cortés, como Juan Miralles, cuya biografía hace justicia desde el título: El inventor de México.
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