Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer es la segunda causa de muerte en el mundo. Uno de cada seis fallecimientos es consecuencia de alguno de sus tipos. De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional del Cáncer, Argentina ocupa el séptimo lugar en la región de América, con 217 casos por cada cien mil habitantes.
El cáncer es una enfermedad compleja, que compromete a la persona que la padece, generando en ella un estrés socioemocional que altera su calidad de vida. Recibir el diagnóstico y afrontar los duros tratamientos implica para al paciente superar necesidades, no solo de atención médica, sino también emocionales y sociales.
El dato esperanzador es que, gracias a la detección temprana de la enfermedad y a los avances en los tratamientos oncológicos, en los últimos años se ha incrementado el número de pacientes que logran atravesar con éxito dicha enfermedad. Aun así, los pacientes experimentan, conscientemente o no, el dolor físico, psicológico, social y espiritual de atravesar el proceso de la enfermedad, tras la amenaza de su reaparición o de la muerte. De allí la importancia de la atención psicoterapéutica.
Como profesionales de la salud, nos enfrentamos al desafío de dar respuesta a estas nuevas necesidades de tratamiento, entendiendo que, si las demandas emocionales del paciente están contenidas, estaremos modificando y mejorando su calidad de vida.
Sabemos que quien sufre una enfermedad oncológica no solo enfrenta problemas de salud, sino que atraviesa un duelo, producto de la adaptación a una serie de pérdidas referidas a la estabilidad y la seguridad que solía tener antes de padecer la enfermedad.
En tal sentido, la psicooncología, como especialidad, busca mediar y aliviar el dolor de los pacientes, desde una mirada holística. Esto es: mediante un abordaje integral del paciente, entendiendo la importancia del trabajo interdisciplinario, y con una mirada biopsicosocial, donde la psicooncología juega un papel fundamental.
Su objetivo es aliviar síntomas psíquicos y tratar de alcanzar una mayor humanización de los tratamientos. La psicooncología busca resguardar las necesidades psicológicas asociadas a este proceso mórbido. Se ocupa de estudiar las respuestas emocionales de los pacientes, sus familias y el equipo médico; las variables psicológicas, sociales y conductuales que influyen en la prevención, el riesgo y la sobrevida de estos pacientes.
La intervención psicológica en el ámbito oncológico favorece el ajuste emocional en todas estas áreas afectadas. Debemos entender el rol del psicooncólogo en el equipo de salud y lo que la psicooncología tiene para ofrecer. Si logramos potenciar sus resultados, estaremos brindando nuevas herramientas a los avances y las decisiones de la medicina oncológica.
En tiempos donde el momento de actuar es ahora, como propone la actual Campaña del Día Mundial contra el Cáncer a través de su #YoSoyYVoyA, podemos afirmar que, hoy más que nunca, la capacitación de los profesionales del ámbito sanitario resulta clave para indagar los problemas de adaptación del paciente a la enfermedad, con el fin de asegurarle una mejor calidad de vida.
La autora es graduada de la primera cohorte de Psicología de la Universidad Austral en 2018.