Recordando los tiempos del Holocausto

Este 27 de enero es el Día Internacional en Conmemoración de las Víctimas del Holocausto, según la Resolución 60/71 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Es un campanazo, un grito fuerte en homenaje a los millones que fueron masacrados por la maquinaria nazi y que necesitan que se los recuerde para dar testimonio de la crueldad humana.

El régimen hitleriano no sólo aniquiló a seis millones de judíos en los países ocupados por sus ejércitos, acabando con un cultura, una literatura y una visión del mundo singular que se apagó junto a ellos. A las cámaras de gas y a los crematorios también entraban patriotas polacos, soldados soviéticos prisioneros (en el avance germano habían sido apresados 3 millones y medio en 40 días), Testigos de Jehová, homosexuales, gitanos (se calcula en 1 millón), opositores políticos enemigos del Reich que -según las promesas de los jerarcas- duraría un siglo.

En los hechos, el término "Holocausto" es una expresión griega que significa "todo quemado" y que alude a un tipo de sacrificio como el que realizaban los judíos de la antigüedad, ofrecido a Dios, en el que un animal quedaba consumido por el fuego. Era un acto exclusivamente religioso. Las matanzas de 6 millones de judíos pueden ser definidas con mayor precisión como "Shoa", un vocablo hebreo que en el antiguo testamento se traduce como "calamidad", "destrucción", "ruina" y que, para muchos estudiosos, es más apropiado que el término "Holocausto".

¿ Cómo se llegó a este monumento a la maldad humana ?

Desde los primeros tiempos los judíos que habitaban en parte de Europa antes de la Expulsión en el año 70 eran "los extraños", los desconocidos y a través de los siglos fue tomando forma despreciativa y cruel. Los judíos "envenenaban pozos de agua", mataban a chicos para ciertos sacrificios, era el prototipo del abusador prestamista. Los alemanes, que perdieron en la Primera Guerra Mundial, se sumaron a esa ola para considerarlos "traidores a la patria", cuando en los hechos 10.000 soldados de origen judío participaron en el sacrificio de combatir y morir desde las trincheras y muchos de ellos fueron condecorados al finalizar la contienda.

La Iglesia Católica tuvo su cuota de responsabilidad en la persecución de los judíos. Una interpretación errónea de los evangelios equiparó a los judíos como supuestamente "deicidas" de Cristo. Pero en 1965, el Concilio Vaticano II desligó de responsabilidad a los judíos de aquella acusación.
Y el antisemitismo fue definido como un gran pecado contra la humanidad.

Un cargo doloroso contra la Iglesia es que el Papa Pío XII ( Eugenio Pacelli) ( 1876-1958) se llamó a recatado silencio antes y después de la guerra con las matanzas, de las cuales había información desde 1941. Otros historiadores , en cambio, señalan que Pío XII ofreció bienes de la Iglesia para rescatar a judíos que estaban al borde de la muerte.

Algunos trabajos de investigación están a favor del Papa y otros lo cuestionan desde su acercamiento a Berlín en la década del treinta. El único dato certero es que fueron obispos croatas y eslovenos los que ayudaron a dirigentes nazis desde 1945 a huir de Europa. Los hacían embarcar desde Génova. Tanto el asesino Mengele como Eichman , por ejemplo, fueron salvados por esos sacerdotes que les aportaron documentos con nombres falsos y dinero. Escritos posteriores le dieron nombre a ese escape masivo : " Operación Odessa".

Dachau fue el primero de muchos campos de concentración de los nazis. Fundados en Alemania en los primeros años del mandato de Hitler, estos recintos que alojaban a comunistas y adversarios del régimen que tomó control del país en 1933 se extendieron sobre Europa conquistada en Austria, Polonia, Francia, Checoslovaquia, Países Bajos, Bélgica, Lituania, Estonia, Letonia.

En total las SS (Schultztafell, nacidas como Escuadrón de Protección de Hitler y sus jerarcas) erigieron 27 campos principales y otros 1.100 que funcionaron como recintos secundarios mientras duró el Tercer Reich. Dachau fue el único que estuvo en funcionamiento durante todo el período.

Históricamente, para construir los campos de concentración, los alemanes se basaron en dos ejemplos. Uno fue el de los ingleses en la guerra contra los bóers en Sudáfrica a fines del siglo XIX y comienzos de los XX. A los prisioneros y sus familias los ubicaban allí con raciones alimenticias precarias pero sin tratos homicidas. Otro fue el Gulag, la suma de todos los campos de concentración estalinistas en la Unión Soviética llenados tras las purgas de la década del treinta y antes también, situados en regiones inhóspitas como Siberia. Sin embargo, en los campos rusos a los prisioneros se los hacía trabajar de sol a sombra pero no los asesinaban.

Precisamente la fecha del Recordatorio del Holocausto (27 de enero de 1945) coincide con la liberación del campo de Auschwitz por las tropas soviéticas en su avanzada sobre Alemania y especialmente Berlín, después de los triunfos en las batallas de Stalingrado y Kursk donde murieron dos millones de rusos y cayeron centenares de miles de alemanes. Auschwitz era el más complejo de los sitios concentracionarios donde varias empresas germanas utilizaban mano de obra esclava. Fue allí donde se empleó por primera vez el mortífero gas Zyklon B ( fabricado por la I.G.Farben) como modo de exterminio. Este era el que echaban, como si fumigaran, a los prisioneros encerrados en cámaras especiales. Sólo en ese campo fueron asesinados 1 millón de judíos, 74.000. polacos, 21.000 gitanos y cerca de 30.000 personas de distintas nacionalidades.

Cremaron los cadáveres hasta 1944 cuando la guerra estaba llegando a su fin y esparcieron las cenizas en ríos cercanos o fueron utilizadas como abono en los cultivos. Los rusos alcanzaron a liberar a 7.000 prisioneros, muchos de los cuales murieron por los padecimientos que arrastraban o por extrema debilidad ( porque literalmente los mataban de hambre).

Quedaron conmovedores testimonios del horror de todo eso. En libros firmados por Primo Levi, Víctor Klemperer, Margaret Buber-Neumann, Gemaine Tillion, que sufrieron extremas degradaciones, pudieron escribir después del horror. Otros ni siquiera hablaron delante de sus familias, guardaron su dolor hasta que estallaron en lágrimas en la vejez. Todo había resultado indescriptible.

Muchos campos, como en Chelmno, hubo 350 asesinatos. En Belzec se tenía todo preparado para aniquilar a 15.000 personas por día. En Sobibor, se ejecutaba a 20.000 personas por días y en Treblinka 25.000 cada 24 horas

Tomado prisionero por los polacos en 1947, el jefe del campo de concentración de Auschwitz, Rudolf Hess, el "ángel de la muerte" fue obligado a dejar testimonio en una autobiografía que se conoció con el título de "Yo, comandante de Auschwitz". Luego el Tribunal lo condenó a morir en la horca. Contó su vida: de chico amaba los animales, le atraía el agua sobremanera, siempre quería bañarse o lavar su ropa. Su vocación parecía trazada de antemano porque su padre había hecho la promesa de que entraría en la carrera religiosa. Ese padre lo trataba con disciplina militar. El afecto familiar y fraternal no entraba en su naturaleza. Participó con sus compañeros en los juegos más brutales. Peleó, muy joven en la Primera Guerra, en el frente turco y una vez concluido el conflicto siguió vistiendo uniforme que no lo salvó de la cárcel en la que permaneció cuatro años. Desde el primer día adhirió a los nazis, donde fue ganando posiciones de jerarquía. En un costado de Auschwitz instaló a su familia. A la mañana se despertaba, daba de comer a sus canarios, desayunaba con sus hijos , a quienes mimaba y después iba a su oficina para estipular la cantidad de asesinatos de ese día.

Entre 1967 y 1970, la periodista, historiadora y biógrafa húngara Gitta Sereny se interesó por el prisionero Franz Stangl, comandante de los campos de Treblinka y Sobibor. Stangl supervisó directamente la muerte de, al menos, un millón de personas entre los dos campos, donde dictó órdenes. Al culminar la guerra, fue capturado por los norteamericanos pero logró escapar de la prisión y con ayuda de obispos escapó a Siria, para trasladarse en 1951 en Brasil donde se empleó en la fábrica de automotores Volkswagen. Descubierto por el cazador de nazis Simón Wiesenthal la policía recién lo extraditó en 1967. Moriría en la prisión en junio de 1971.

Sereny lo entrevistó durante setenta horas de conversaciones . En su libro "Desde aquella oscuridad. Conversaciones con el verdugo Franz Stangl " lo define: "Era un hombre intelectualmente limitado, aunque parecía menos primitivo, más abierto, serio y triste que otros nazis, nacido en una familia de devoción religiosa, que olvidó para cumplir con la "Solución Final", la aniquilación por todos los medios ( campos de concentración, fusilamientos, cámaras de gas) de los judíos".

El tema de la muerte masiva tuvo repercusiones del lado soviético. David Grossman, periodista que cubrió todos los campos de batalla, autor del formidable libro "Vida y Destino" llegó junto con las tropas rusas a la liberación de los campos de Treblinka y Majdanek. Junto con el escritor Ilya Eherenburg fue responsable de "El Libro Negro del Genocidio" que Stalin mandó prohibir en medio de sus campañas antisemitas en los años previos a su muerte, en 1953. Stalin declaraba que los judíos no murieron por judíos sino por ser ciudadanos rusos.

Grossman fue censurado hasta su muerte. Sus libros fueron llevados al exterior por los exiliados para que se editaras y distribuyeran. "Vida y Destino", la obra cumbre de Grossman, tiene la dimensión literaria de " La guerra y la paz" de Tolstoi.

El recordatorio del Holocausto éste 2019 tiene un significado especial. Nuevas fuerzas neonazis o de extrema derecha tienen activa presencia en Europa, considerado continente no apto para vivir en estos momentos para muchas organizaciones judías."El futuro, para los judíos, es desalentador", indican.

Estos neonazis utilizan otras tácticas y se organizan de manera diferente a los que siguieron a Hitler. Participan de agrupaciones importantes en Alemania, en los países nórdicos, en Hungría, en los Países Bajos, en Austria Es como si la historia se repitiera, pero con distintos símbolos y direccionamientos, a través de nuevos partidos políticos, nuevas formas que en el fondo guardan parecidos pensamientos que en el pasado.