Para el presidente Macri, la citación de su padre Franco y de su hermano Gianfranco en la causa de los cuadernos de la corrupción K fue solo una sorpresa a medias. Sabía que algo podía suceder. Pero ignoraba su verdadero alcance.
¿Cómo lo sabía? Por su abogado penalista, quien hace un tiempo le pidió una reunión formal al juez. Una cita para aclararle que Mauricio Macri no tenía nada que ver con los negocios familiares desde 2007, cuando Franco entregó su herencia a cada uno de los cinco hermanos, pero delegó la parte ejecutiva en Gianfranco, ya que para entonces el primogénito había decidido dedicarse exclusivamente a la política.
Hace años Franco le había advertido a Mauricio que su inmersión en la política iba a terminar arruinando a la familia. Y tuvo razón: desde que Mauricio lo hizo, el imperio de Franco, que llegó en su momento a valer 5 mil millones de dólares, se redujo a unos cuantos cientos de millones.
Franco Macri vivió los mejores años de Néstor y Cristina tratando de aclararle a ambos presidentes que sus negocios iban por un lado y la ambición de su hijo por otro. Pero los expresidentes nunca terminaron de confiar en el jefe de la familia, y le fueron cerrando las puertas a todos los negocios que el padre de Mauricio pretendía impulsar. El de las autopistas, por caso, a partir del que Franco y Gianfranco fueron citados a declarar la semana que viene, nunca fue considerado ni el más cómodo ni el más productivo.
Ahora la mayoría de sus hermanos, igual que su primo hermano Angelo Calcaterra, permanecen bajo sospecha, y acusados de pagar coimas para ganar o incrementar los negocios vinculados con el Estado. La controversia alrededor del Correo también puede terminar mal.
Y la verdad es que el jefe de Estado hoy es visto por sus hermanos y sus primos como el principal responsable de los rayos y centellas que están cayendo sobre el apellido.
La mirada de Mauricio Macri, por supuesto, es bastante diferente. Él considera que las cosas hubieran sucedido igual, con él dentro o fuera de la política. Que hay un proceso de transparencia en los negocios a nivel mundial y que Argentina representa solo una parte de esta situación de época.
De cualquier manera, el Presidente no está tranquilo. Porque no sabe, a ciencia cierta, si Bonadio "compró" el criterio de su abogado o si al final del camino lo puede considerar responsable igual, aunque no haya sido un accionista activo de una de las empresas viales acusadas de pagar coimas a Néstor Kirchner, a través de Claudio Uberti, el Señor de los Peajes. Habrá más informaciones para este boletín.