No me sorprende el resultado de la votación de la Corte Suprema de Justicia en relación con el rechazo a la aplicación del 2×1 para los casos de lesa humanidad. De hecho, era previsible, y no solo jurídica sino hasta políticamente.
Este lunes se podía hacer un pronóstico de que iba a hacer así la decisión que tomó esta corte sobre la modificación de la ley del Congreso que hizo a partir del primer fallo que había tenido la Corte Suprema el año pasado. Ahora la interpretación es inequívoca.
Por otro lado, el hecho de que los miembros de la Corte le impusieran al presidente, Carlos Rosenkrantz, la obligación de publicar la agenda de temas a tratar e incluyeran este tema sobre el que hoy tenemos un fallo antes del cese de la actividad judicial, es decir, antes del mes de enero, indicaba que pretendían decir algo al este respecto, algo distinto.
Si ello incluía a Lorenzetti y Maqueda, que votaron en contra de la mayoría la otra vez, era previsible que la decisión se inclinaba en el sentido de esos votos.
Si la Corte no hubiera querido decir algo diferente, simplemente no lo hubieran incluido en la agenda, porque la Corte tiene muchas decisiones pendientes. Si lo pone en agenda, indica la posibilidad de cambio de criterio.
En conclusión, era improbable que otra fuera la decisión.
Ex jueza de la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional porteña. Presidenta de la agrupación Justicia Legítima