Boca: lo que viene, lo que viene

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Un directivo del club Xeneize, como diría Hugo Moyano, no se "quiere comer la cena a la hora del almuerzo". Lógicamente, su única preocupación se centra en el partido del sábado en el Monumental. Cuando el periodista le formula cualquier pregunta sobre el mundo Boca, que va mas allá de la vuelta de la final de la Copa Libertadores, se rehúsa a continuar el diálogo.

De todos modos sabe que como dice el estribillo canchero, "aunque ganen o pierdan", Guillermo Barros Schelotto dejará de ser DT de Boca. Si sale campeón, se ira después del Mundial de Clubes; si así no lo hiciera, se despedirá en diciembre dirigiendo a Boca en el ultimo compromiso del año por la Superliga.

A Guillermo le encantó la experiencia de vivir en los Estados Unidos y sueña con regresar a la Unión Americana, donde quiere terminar de instruir y educar a sus hijos. Algún sondeo para dirigir a la selección nacional de fútbol o algún club de la MLS le financiaría a futuro el alto costo de las universidades locales. Si la circunstancia sabatina fuera la de la derrota, habrá mas prisa por designarle un reemplazante, y si bien en la calle Brandsen aseguran que no hay apuro, de todos modos una caída ante River podría precipitar los acontecimientos.

El tema por ahora no genera urgencias, pero los que rondan los pasillos de la Bombonera aseguran que un tal Martín Palermo es el gran candidato.

Por ahora, más allá de la insistencia del cronista, de eso no se habla. La cuestión pasa por ganar la séptima y Guillermo no suelta prenda sobre la alineación que pondrá para el gran partido. Dialoga mucho con Angelici, a quien escucha respetuosamente, pero no se deja influenciar por nadie y no comparte ni con la almohada las decisiones que finalmente tomará. En el club dicen que tiene personalidad. Si gana, destacarán ese rasgo; si pierde, inevitablemente lo tildarán de caprichoso.

A todo esto, el plantel, al mejor estilo Bambino Veira, está motivado. Saben de la relevancia del partido a jugar. Muchos por que entrarán para siempre en la historia boquense y otros porque adicionalmente especulan que el partido que verá el mundo les puede incrementar sus cotizaciones y sus chances de jugar en grandes ligas.

El dinero a repartir (unos USD 6 millones), será distribuido entre 27 o 28 personas, incluidos también algunos auxiliares. Si el reparto es equitativo, son unos USD 200 mil cada uno, cifra desmesurada para algunos, una pequeña porción del patrimonio ya alcanzado para otros. En ese aspecto, todos quieren lo mismo, la gloria y el dinero, pero, ¿en ese orden?

Además, ir a Abu Dhabi les puede proporcionar entre USD 1 millón y USD 6 millones complementarios, según el puesto que obtengan en el Mundial de Clubes. El final del ciclo del cuerpo técnico se da por hecho. Por otro lado, cuando en Boca miran el fixture, pasado el raid copero, no avizoran compromisos de magnitud hasta marzo de 2019, ya que después de la reanudación del torneo local, prevista para el 27 de enero, habrá solo un compromiso, y recién cuando se aproxime el otoño aparecerán nuevos partidos y el inicio de la Libertadores 2019.

Mientras escribo esta nota, la lluvia de noviembre homenajea a Guns N' Roses y miles de hinchas desafían las inclemencias climáticas aprontándose para el Bombonerazo. En Boca calculan que un eventual festejo nocturno de sábado en el templo Azul y Oro no contaría con la presencia de los jugadores, por lo menos hasta las 11 de la noche, mucho más con un hipotético alargue seguido de penales y premiación en el Monumental. La directiva Xeneize dejará en manos de la ciudad de Buenos Aires el importante operativo de seguridad de unos 1.000 efectivos que implicaría controlar 50.000 almas embriagadas de euforia copera hasta altas horas de la madrugada en el estadio. Se escudan en que para el Gobierno porteño sería una manera de descomprimir el Obelisco y que ellos no deban contratar personal policial, habida cuenta que no sabrán hasta último momento el resultado deportivo. Recordemos que en el estadio de River estarán afectados 2.000 hombres al mega operativo de prevención de incidentes.

En fin, será cuestión de esperar 48 horas para saber quien bailará al ritmo de Fiebre del sábado por la noche.

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