Los presupuestos dicen mucho de quienes los diseñan. Se suele llamar a la ley que aprueba el presupuesto la ley de leyes, porque las dos funciones principales del Poder Ejecutivo son inseparables, no se puede gobernar sin administrar recursos. Eso es, ni más ni menos, lo que estamos discutiendo por estos días en la provincia: la posibilidad de que el Gobierno pueda gobernar.
Decía que los presupuestos reflejan a quienes los elaboran porque no son solamente una asignación de partidas, son también una demostración de prioridades y de convicciones, como también sucede en una casa de familia: decidir el destino de los recursos domésticos es una radiografía de los jefes y jefas del grupo familiar, del futuro que proyectan para para sus hijos o para cada integrante de la casa. Los recursos siempre son escasos y administrarlos es una necesidad económica, pero también una decisión ética.
Cuando se administra un Estado es fundamental tener un plan de objetivos y ordenar todo el esfuerzo para conseguirlos. Esto es lo que expresa el proyecto de presupuesto 2019 que presentó la gobernadora María Eugenia Vidal esta semana en la Legislatura bonaerense: una ratificación de los objetivos propuestos al comienzo de la gestión y la demostración de que solamente habiendo hechos las cosas bien durante los últimos tres años se puede enfrentar un tiempo de tormenta macroeconómica sin renunciar a las prioridades iniciales del Gobierno.
El proyecto presentado sostiene la palabra empeñada con los bonaerenses: impulso de la obra pública, fortalecimiento de la inversión social y lucha contra la inseguridad. Y esto no es una declamación, es el centro del compromiso de nuestro Gobierno con los habitantes de la provincia: siete de cada diez pesos en este presupuesto están destinados a políticas de mejoras en desarrollo social, educación, salud, seguridad, jubilaciones y pensiones.
Con cuentas ordenadas es posible no postergar la obra pública. El 6% del total de las inversiones de la provincia para el 2019 son para continuar la transformación de la infraestructura en terreno bonaerense, lo que implica una inversión de 55 mil millones de pesos que se traducen directamente en calidad de vida para los vecinos. Y este principio es irrenunciable para el Gobierno, y para eso será el financiamiento externo, porque no se puede volver al atraso, a la postergación. Por eso, al hablar de deuda, primero hablemos de la deuda social que sufrió la provincia desde hace tantas décadas y que es un imperativo moral resolver.
En ese camino se insertan las áreas priorizadas para todo el período 2015-2019 y que este presupuesto respeta: la promoción y asistencia social alcanzará un incremento del 412% en todo el período; la obra pública, un 307%; la seguridad social, el 235% y la inversión en salud crecerá el 214 por ciento. En esto no hay opiniones, hay datos y números objetivos que marcan el contraste con el pasado.
Por eso, los presupuestos hablan mucho de quienes los diseñan, y este no es la excepción. Un gobierno que da la cara a los vecinos y habla siempre con la verdad, mostrando el resultado de una administración responsable y sosteniendo las mismas convicciones que siempre sostuvimos: eso es lo que está diciendo este proyecto presentado por María Eugenia Vidal al Poder Legislativo bonaerense.
El autor es presidente del bloque Cambiemos de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires.