El autor es secretario de Seguridad del municipio de Lanús.
En las villas de Lanús, apenas el 14% de los jefes de hogar tiene un empleo formal. Del resto, según datos del Observatorio Social de la UCA, más de la mitad tiene planes sociales. Además, muchos de los que tienen planes hacen changas y generan otros ingresos, mínimos, que no están registrados.
Es decir, mientras que en el mundo se discute hoy la mayor transformación del empleo después de la revolución industrial, nosotros vamos por la cuarta generación que no conoce el trabajo formal de la era industrial.
Casi el 90% de los jefes de hogar de las villas de Lanús quedaron afuera del empleo industrial cuando el mundo ya está ingresando en la siguiente era. El triste combo se completa con el 80% de los chicos que no termina el secundario.
De vuelta: mientras el mundo se prepara para que muchos empleos dejen de existir tal cual los conocemos, la Argentina está lejos del camino de los cambios tecnológicos y la inteligencia artificial.
Muchas de las explicaciones a ese fenómeno tienen que ver con los problemas de empleo y estudio. No alcanza con producir alimentos para 300 millones de personas. Ni ver nacer a un Messi. Ni a un Papa.
Como país, hace años que lo único que se busca es "contener" la situación con programas, planes y asistencia social. Los garantes de la paz de los pobres de Fiorito digitan las vidas de miles desde la comodidad de Palermo.
Y entonces se piden más planes. Y hay más pobres. Y el futuro pasa en tren bala.
Hay un solo camino para solucionarlo. No es fácil, no es cómodo, pero hay que tomarlo. Sin mezquindades, incluso con diferencias.
No tiene que pasar otra era más. Llegó el momento de enfrentarlo y subirse juntos.