Entendiendo el fenómeno Bolsonaro

Martín Simonetta

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¿Estamos ante un nuevo Trump brasileño? El líder —populista, carismático, fuertes rasgos nacionalistas pero que no parece cuestionar la economía de mercado— del Partido Social-Liberal Jair Bolsonaro triunfó en primera vuelta electoral del Brasil con más del 46% de los votos, manifestando un importante crecimiento en las últimas semanas. Especialmente tras el grave atentado sufrido en plena campaña en Minas Gerais, que lesionó su intestino, colon y una vena.

El discurso de Bolsonaro se enfocó en temas tales como la necesidad de devolver la seguridad al pueblo brasileño (proponiendo duras penas contra los delincuentes), profundizar la investigación y sanción en temas sobre corrupción, terminar con el populismo de Lula da Silva (representado en los planes Bolsa Familia que reciben los sectores de menores recursos) y así intentar restablecer en Brasil la senda de crecimiento económico. Asimismo, despertó la polémica al tener una posición conservadora en temas LGBT, restringir el acceso de ciudadanos venezolanos en las fronteras, entre otros. Si tuviéramos que definirlo en términos ideológicos, podríamos definirlo como un ecléctico y hasta casi contradictorio. Pero sabemos que en política no hay contradicciones si sirven para ganar elecciones.

Por otra parte, debemos recalcar que el legado del populismo brasileño heredado de Lula es bien diferente al recibido por países como Venezuela o Argentina. Lula, como presidente, tuvo un discurso y un gobierno populista, con salientes cuestionamientos desde la transparencia, pero, asimismo, no desarrolló políticas tan alejadas del mercado. Incluso hoy en día, debemos decir que mientras la inflación en Venezuela es inmedible, en la Argentina será cercana al 40% en 2018, pero en Brasil la inflación de los últimos 12 meses fue apenas cercana al 4% (si bien hace algunos pocos años estaba en el 2% anual).

Finalmente, desde Argentina será fundamental mirar lo que sucede con nuestro principal socio comercial, al cual exportamos uno de cada cinco dólares que el país vende al mundo e importamos una ratio similar. La dependencia es mayor de Argentina hacia Brasil, en términos comerciales, que de Brasil a la Argentina, pues para ellos somos apenas el tercer socio comercial, tanto en exportación como en importación. A pesar del que el Mercosur no avanza, la relación bilateral es fuerte.

En algunas semanas tendremos la posibilidad de ver si la segunda vuelta electoral confirma los aplastantes resultados de la primera. Asimismo, de preguntarnos cuál será la actitud de los Estados Unidos y el FMI que, hasta el momento, se refugiaban en la compleja figura de la Argentina como la esperanza no socialista de Sudamérica. ¿Apoyará a Bolsonaro como representante de la nueva política en la región o su perfil caudillista (tan parecido a un Trump adaptado a Sudamérica) mantendrá a Mauricio Macri como líder del cambio regional?

Es un momento política y económicamente interesante no solo para Brasil, sino para los equilibrios políticos del hemisferio occidental.

El autor es director ejecutivo de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre.

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