El huracán Carrió avanza implacable. Su potencia devastadora amenaza la jaqueada estructura de Cambiemos. Después de las turbulencias de abril, la implacable tormenta de agosto y otros eventos que el Gobierno ha descrito como imprevistos "cuasi meteorológicos", el vendaval que ahora acecha la gobernabilidad se cocina en los espesos vapores que emanan de un tufo de impunidad.
El fallo de la Sala III de la Cámara de Casación Penal, que absuelve a Carlos Menem y a todos los procesados en la causa del contrabando de armas a Ecuador y Croacia explotó este jueves como una bomba de fragmentación. Sus esquirlas dañan a propios y extraños.
Los argumentos de al menos dos de los integrantes del alto tribunal son difíciles de aceptar. No solo incriminan a la Justicia, dejando en la impunidad a jueces, fiscales y camaristas que a lo largo de 23 años acumularon miles de fojas que ahora devienen papel mojado, sino que sientan un antecedente que no permite alentar ilusión alguna en los que esperan que se termine con la impunidad.
Justo cuando las aguas de la tempestad económica amagan aplacarse y las voces del oficialismo pretenden presentar a Mauricio Macri como un firme piloto de tormenta, una seguidilla de episodios inoportunos despierta la tromba marina que anida en Lilita Carrió. Un escenario del cual nadie parece que vaya a salir indemne.
Las declaraciones de Germán Garavano fueron levadura para la siempre afiebrada conciencia de la legisladora. Tiempo, lugar y oportunidad de los dichos ministeriales aceleraron la potencia de la fermentación. Que el ministro de Justicia de la Nación hiciera declaraciones, que ahora se pretenden académicas, en El Destape Radio, un medio del hiper K Roberto Navarro, encendió la suspicacia y la ira de la líder de la Coalición Cívica.
Carrió cree que Garavano está trabajando para apuntalar la doctrina en relación con el tema de la aplicabilidad de la prisión preventiva tendiente a aliviar la situación de procesados y eventualmente dotarlos de impunidad, y que ese camino no solo está inspirado en la situación de CFK sino también de varios empresarios. En ningún caso hace lugar a los argumentos de ingenuidad con los que se intenta preservar al ministro. No cree en absoluto en la postura genérica que dice que animan sus intervenciones de tono doctoral. Para ella: es, representa y fogonea la posición del Gobierno e indirectamente influye en la decisión de los jueces, por eso está dispuesta a presentar el pedido de juicio político.
Los que observan el fenómeno desde adentro, y la conocen y quieren bien, están preocupados. Creen que en el Gobierno minimiza la potencia de fuego de la más incómoda de las aliadas. Pretender que tienen controladas las emociones de Carrió a fuerza de tertulias y mimos en Los abrojos es desconocer la verdadera madera con la que está hecha Carrió, sostienen.
La carta abierta que elevó al Presidente, dicen, marca un punto de inflexión en la particularísima relación que han logrado sostener hasta aquí. Lo de Carrió no es precisamente la "pareja abierta". Ella exige fidelidad al 100% al contrato ético que animó desde su inicio la alianza de gobierno. La enardece pensar que estos artilugios apuntan a mantener viva a CFK para posicionarla en el escenario electoral especulando que, de llegar a un ballotage, Macri necesita tener a Cristina enfrente. Que se la proteja con fines electoralistas la exaspera.
En este estado de extrema sensibilidad política, los que la conocen y tratan con frecuencia recomiendan extrema delicadeza y prudencia en el trato para con la lideresa. Sugieren que el vínculo con el Presidente ha comenzado a afectarse de manera irreversible. No parece que Lilita esté dispuesta a considerar a los fueros como un bien transable en el escenario de la política electoral.
El "combo tóxico" que entró en estado de maceración esta semana puso otra vez a la coalición que gobierna bajo estado de estrés, pero también expone al peronismo no K. Es una pócima letal que complica el tratamiento del presupuesto cuya aprobación desvela al Gobierno.
La raja que desgarra al oficialismo tiene una suerte de contraparte en el grupete de los cuatro mosqueteros del peronismo federal: mientras Miguel Ángel Pichetto se aferra a la doctrina de sostener los fueros de senadores y senadoras hasta la sentencia firme, las declaraciones de Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa van en sentido contrario. La centralidad política de Cristina sigue envenenando cualquier intento de cerrar filas detrás de alguna alternativa que convierta al PJ en una opción competitiva en 2019.
La primera semana del cuarto trimestre encontró a la política atrapada en la lógica del poliamor. Si una situación deviene insostenible, vale encontrar un atajo, por deleznable que sea o parezca, para convertir en sustentable lo que amenaza venirse a pique.
Arriar las banderas de la monogamia, en orden a hacer sustentable la pareja estable, no deja de ser un recurso práctico de conveniencias, y profundamente inspirador para otras áreas del comportamiento humano: la política, por caso. Una práctica que propone sortear las vulnerabilidades e inconsistencias con una fórmula de pragmático realismo aunque esto obligue a comerse algunos sapos.
Alinear el marco de convicciones con las conveniencias del momento suele arrojar resultados, pero resta densidad y pasión a las relaciones que se pretende salvar.
Prospere o no el pedido de juicio político a los miembros del tribunal que absolvió a Menem, el daño que la Justicia se autoinfringió en las últimas horas es ilevantable.
La absolución lisa y llana de Menem y de todos los incluidos en esa causa con el argumento de que se "quebró el plazo razonable" y la declaración la nulidad de todo lo actuado en la causa de las escuchas, en la cual Mauricio Macri ya había sido sobreseído, pero que ya se había elevado a juicio oral porque "todo el proceso resultó viciado porque el juez federal (Norberto Oyarbide) investigó de oficio un delito de acción privada", es mucho más de lo que se podía esperar.
Mientras millones de argentinos fatigamos la calle a diario contra la adversidad de la economía y consumimos, con perplejidad, el detalle de la trama de corrupción más obscena de que uno tenga memoria, que te dinamiten la ilusión de que el poder dejará de tener como insumo básico la impunidad es devastador.
Un sentimiento que parece compartir el mismísimo fiscal de la causa de los cuadernos, Carlos Stornelli, quien en las últimas horas cambió la frase de apertura de su móvil por una ajustada reflexión del jurista y político brasileño Ruy Barbosa de Oliveira: "De tanto ver triunfar las nulidades, de tanto ver prosperar la deshonra, de tanto ver crecer la injusticias, de tanto agigantarse los poderes en manos de los malos, el hombre llega a desanimarse de la virtud, a reírse de la honra, a tener vergüenza de ser honesto".