Fue en septiembre del año 2011 que el precio del oro alcanzaba su máxima cotización histórica en torno a los 1920 dólares por onza en el mercado internacional. Mucho se habló en su oportunidad sobre las conveniencias de estar invertido en este commodity. Por la debilidad que mostraba para ese entonces el dólar estadounidense en el mundo, el inversor y el ahorrista observaban en el metal una alternativa de refugio de valor a mediano y largo plazo.
En dicha oportunidad, los medios se habían eco del avance del precio del metal y analistas de bancos de primera línea a nivel mundial llegaron proyectar que el precio del commodity podía escalar hasta los cinco mil dólares, entendiendo que, por el efecto de la alta demanda del momento y la contracción de la oferta por el bajo suministro de producción, terminarían por potenciar la tendencia ascendente del metal, que por cierto había comenzado a comienzos del presente siglo con una onza en torno a los 250 dólares. Incluso, bancos centrales de muchos países comenzaron a acuñar el metal para sus reservas, ya sea motivados por el mismo fundamental del momento o bien simplemente impulsados por la euforia que el avance del metal había generado.
Han pasado ya siete años desde entonces y la historia nos sigue mostrando que los mercados son enemigos de los consensos. Lo que vino desde esos máximos históricos conseguidos en septiembre del año 2011 ha sido una fuerte caída en la cotización cercana al 45%, que regresó el precio hacia instancias de 1045 dólares por onza hacia finales del pasado año 2015.
Si bien desde esos mínimos el metal ha intentado una recuperación hacia mediados del año 2016 y hacia comienzos del presente año 2018, en ambos casos chocando con la zona de 1350-1380 dólares por onza, los últimos meses el precio se ha regresado de manera importante para alcanzar las instancias actuales de 1200-1150 dólares por onza, quitándole una vez más el atractivo de inversión al metal.
Sin embargo, vale mencionar que, desde nuestra perspectiva técnica, entendemos que este recorte de los últimos meses del oro, lejos de ser una pérdida de atracción para posicionarse del lado comprador en el metal, nos posiciona frente a una oportunidad. En efecto, del lado técnico identificamos la zona de 1200-1150 dólares la onza como una importante zona de contención a la baja de los últimos meses, la cual está dada por una línea de tendencia bajista que nace en los máximos históricos del año 2011, que en su oportunidad supo actuar como zona de resistencia y que actualmente está siendo reconocida como zona de soporte.
Creemos que en la medida en que los precios puedan sostenerse por encima de esta zona de mínimo alcanzada en 1200-1150 dólares, el precio del oro podría comenzar a recuperar posiciones desde estas instancias, inicialmente con la intención de recuperar la baja de los últimos meses y regresar hacia la zona de 1350-1380 dólares, pero en esta oportunidad el objetivo será superar dicha barrera y así liberar un movimiento de recuperación mayor definido por todo el bear market de los últimos años, lo que implicaría estar expectantes de un regreso del precio del metal hacia instancias de 1500-1600 dólares por onza hacia el próximo año 2019 idealmente.
La baja de los últimos meses para el metal ha permitido el desarme total de las posiciones compradas que traían en el mercado de futuro los fondos especulativos. Esta condición hace que la fuerza vendedora a favor del commodity se muestre débil y, por ello, entendemos que las instancias actuales podrían estar en línea con una zona de piso para el oro.
Está claro que del lado del mercado pueden darse muchas dudas respecto a estas expectativas técnicas alcistas para el oro, principalmente porque es un activo que suele ser la contracara del comportamiento del dólar y, ante las expectativas de subida en la tasa de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, muchos entienden que esa decisión impulsará la fortaleza del dólar y con ello la debilidades del oro. Sin embargo, como advertíamos antes, los mercados son enemigos del consenso y los analistas técnicos tomamos estas condiciones de consenso tendencial justamente como indicador de opinión contraria, siendo esta condición sin lugar a dudas un elemento más que potencia las expectativas de piso e inicio de recuperación mayor para el oro hacia los próximos meses e incluso hacia el próximo año.