Equidad de género: un imperativo para el desarrollo

Gala Díaz Langou

La equidad económica de género es un imperativo para la economía global. Las mujeres representan poco más de la mitad de la población mundial, pero su contribución a la actividad económica medida está muy por debajo su potencial. Una mayor y mejor participación laboral de las mujeres es una condición necesaria para un mayor crecimiento económico.

A pesar de que en todo el mundo la participación de las mujeres en el mercado de trabajo aumentó en las últimas cuatro décadas, su tasa de progreso se desaceleró y permanece por debajo de la participación laboral masculina. Las mujeres invierten mucho más tiempo que los varones en las tareas (no remuneradas) de cuidado y crianza, lo que dificulta su participación en el mercado de trabajo. La tasa de participación laboral de las mujeres es siempre menor que la de los varones. Incluso aquellas que logran salir a trabajar sufren de mayor desempleo y aquellas que consiguen un empleo suele ser uno de menor calidad (mayor informalidad, peor paga, menor jerarquía).

Peor aún, no se espera que estas brechas mejoren en el corto plazo y, de acuerdo con el Informe Global de Brecha de Género del Foro Económico Mundial 2017, podría tomar 217 años cerrar la brecha global de género global, si las tendencias actuales se mantienen.

Dado su rol clave en la economía global, el G20 tiene la responsabilidad y la capacidad de lograr la equidad de género. En 2014, los países del G20 se comprometieron a reducir la brecha de participación de género en un 25% para 2025 (objetivo conocido como "25 por 25"). A pesar de este compromiso, los países del G20 no tradujeron aún estos acuerdos en medidas domésticas específicas y políticas públicas con las asignaciones presupuestarias necesarias para su implementación.

Para apoyar esta agenda, el Think20 (T20) dio un paso innovador al establecer un grupo de trabajo sobre equidad económica de género conformado por 56 académicos de 43 institutos y 19 países. Este grupo de trabajo, en colaboración con el Women20 (W20), elaboró una serie de recomendaciones para el G20 en siete documentos de trabajo colaborativos.

Para que el G20 contribuya realmente a la equidad de género es necesario que los países adopten políticas que permitan alcanzar la meta de 25 por 25. En primer lugar, es necesario que se reconozca, reduzca y redistribuya el trabajo no remunerado de cuidado. Para eso, hay que promover la inversión en servicios de cuidado de calidad. Un segundo tema es que hay que eliminar las legislaciones discriminatorias que previenen o restringen la acción de las mujeres. Los países G20 que son donantes para el desarrollo deberían requerir reformas en el marco legal que rige la participación económica de las mujeres como condición para la asistencia oficial para el desarrollo. En tercer lugar, es crucial que se fomente el emprendimiento y el autoempleo de las mujeres, especialmente de las que viven en ámbitos rurales. En cuarto, que se rompan las "paredes de cristal" (la segregación de las mujeres a los sectores menos dinámicos de la economía), es decir, que se fomente la participación de mujeres en sectores tradicionalmente dominados por hombres.

La autora es directora del programa de Protección Social de CIPPEC.