60 años no es nada

Por Héctor Gambarotta

Lo que está sucediendo en nuestro país en materia económica tiene un aire déjà vu.

El 25 de junio de 1959, Álvaro Alsogaray asumió como ministro de Economía del gobierno del entonces presidente Arturo Frondizi. Por Canal 7 en cadena nacional, brindó un extenso análisis de la situación económica del país -tras dos años y medio del régimen de facto (la "Revolución Libertadora") y año y medio de gobierno de Frondizi- para culminar diciendo: "Hay que pasar el invierno".

Frondizi ya había reorientado la estrategia desarrollista al aceptar la condicionalidad impuesta por el FMI. Alsogaray definió un austero plan de estabilización, las misiones del organismo internacional visitaron el país en setiembre de 1959 y noviembre de 1960, al tiempo que autorizaron dos nuevos créditos stand-by de USD 100 millones cada uno, recomendaron aplicar con mayor vigor las medidas ortodoxas ya introducidas en 1958.

En ambas ocasiones se puso énfasis en la reducción del gasto público para lo cual se fijaron nuevos límites a la expansión de los activos del Banco Central y no se concedieron más aumentos de salarios en el sector público. Asimismo, se recomendó que, en cuanto al comercio exterior, se eliminasen los acuerdos bilaterales y se redujera el nivel de los recargos a las importaciones, entendiéndose que implicaban una protección desmedida. Debía mantenerse el mercado libre de cambios y la intervención del gobierno debía limitarse a suavizar las fluctuaciones del tipo de cambio en el corto plazo.

Por otra parte, se hicieron esfuerzos por poner en orden las cuentas fiscales, para lo cual se redujo el número de empleados públicos, se aumentaron tarifas de servicios públicos y se intentó limitar aún más los aumentos de sueldos en el sector público. El 23 de abril de 1961 el presidente Frondizi pidió la renuncia de Alsogaray.

Alsogaray fue nombrado nuevamente Ministro de Economía 1962. De manera que a la caída de Frondizi y por influencia de altos mandos militares, la economía volvió a estar a su cargo. Orientó su gestión a partir del diseño de un plan antiinflacionario.

Se suscribió un nuevo acuerdo "stand by" con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que impuso la reducción a cero de los derechos de importación, el incremento de los impuestos sobre el consumo y de las tarifas de los servicios públicos. Se redujeron las retenciones a las exportaciones tradicionales, se restringió la oferta monetaria y se redujeron el gasto y la inversión pública. El dólar alcanzó los $138, su valor más alto en la historia hasta entonces. La disminución de la actividad económica contrajo la base tributaria, por lo que el déficit estatal no se redujo sino que aumentó. Ya no era posible pagar las cuentas ni los salarios del sector público.

Alsogaray emitió bonos del "Empréstito 9 de Julio". Papeles que reemplazaban el dinero. Se realizaron "Certificados Fraccionarios" y "Títulos Provisorios" que se utilizaron para el pago de haberes a empleados del Estado y jubilaciones. En agosto de 1962, los empleados estatales ya cobraban con bonos. Alsogaray renunció al poco tiempo.

Los títulos públicos del "Empréstito de Recuperación Nacional 9 de julio", fueron emitidos por Alsogaray en el año 1962, por la suma de 15.000 millones de pesos moneda nacional, con un interés del 7 % y por un plazo de 25 años.

El dinero de los bonos enseguida se devaluó y en el ´63 representaba el 70% de su valor real.

En el año 1963 se acortó el plazo original de 25 años, reduciendo la vida del empréstito a 10 años. El último servicio de amortización de estos títulos públicos se efectuó en agosto de 1972.

La historia económica debería hacernos reflexionar e impulsarnos a buscar alternativas más allá de las políticas del FMI que no hicieron sino complicar más aun las cosas.