Macri atenta contra la industria naval

Hace unas pocas semanas el presidente Mauricio Macri asistió en Mar del Plata a un encuentro con familiares de los tripulantes de los buques San Antonino, Repunte y Rigel, todos hundidos en los últimos años, donde aseguró que tenía la intención de renovar la flota pesquera. Luego fue consultado sobre la insistencia en comprar barcos en el exterior, en vez de construirlos en el Astillero Río Santiago, a lo que respondió que él creía que "al Astillero Río Santiago había que dinamitarlo".

Compartimos el repudio generado por las declaraciones del Presidente, que tuvo como reacción una amplia movilización y un acto que acompañamos el último viernes, en Ensenada, en defensa del astillero. Macri atenta contra la poca capacidad industrial con la que cuenta la Argentina, y pisotea cualquier intento de recuperar nuestra soberanía y reconstruir lo que alguna vez tuvimos.

Hace poco nos enteramos de que el Gobierno de Macri, tras dos años y medio de negociaciones, cerró, a través de compra directa, sin ningún tipo de licitación internacional, la adquisición a Francia de cuatro buques patrulleros marítimos clase Kership por un monto total de 330 millones de dólares, uno de los cuales ya tiene siete años de funcionamiento y los otros tres serán construidos íntegramente en el exterior.

Sin licitación, llave en mano, Macri compra a Francia cuatro buques que además son de un modelo en desuso. Francia decidió no seguir utilizando esta clase de patrulleros para su Armada, así como Naval Group (astillero francés) optó por discontinuar la clase Kership, en favor de la construcción de corbetas de la clase Gowind. Muchas otras nacionales han abandonado este tipo de embarcación (Kership) por resultar caros en relación con su capacidad. Junto con la República de Gabón en África, seríamos los únicos operadores en el mundo de este tipo de embarcación.

La construcción de cuatro buques patrulleros marítimos en el estatal Astillero Río Santiago costaría solo 220 millones de dólares, y generaría 1200 puestos de trabajo directos y 2400 puestos de trabajo indirectos durante cuatro años. El Astillero Río Santiago cuenta con una trayectoria y una experiencia en buques militares y de seguridad basada en la construcción de 14 buques para la Armada Argentina, incluyendo seis corbetas multipropósito clase Meko y el destructor misilístico Santísima Trinidad, así como otros tres buques para la Prefectura Naval Argentina.

El Estado Nacional incumple con la ley 27418 de Industria Naval sobre la cual trabajamos para su reciente aprobación en ambas cámaras del Congreso Nacional. Cuando el presidente Macri la promulgó, vetó dos artículos fundamentales que establecen los fondos de fomento para la reconstrucción de nuestra industria. Sin contar que dejó sin reglamentación 32 de los 42 artículos de la ley de Marina Mercante sobre la que también trabajamos arduamente para su aprobación.

Es claro que este Gobierno atenta sistemáticamente contra cualquier intento por torcer el rumbo a esta nueva etapa de apertura económica indiscriminada. Apertura "al mundo" que nos lleva nuevamente al vacío, a una crisis social profunda que costará muchos años revertir.