La misma escena en miles de hogares y dispositivos. Es domingo y a diferencia de los últimos trece, no solo el Señor descansa, la deidad de los romances y boleros también. Para desazón de sus fanáticos, el cartel de Netflix marca "nuevo capitulo", pero al hacer click la bio-serie vuelve al comienzo.
Es que con el secreto que se lleva a la tumba acerca del deceso de la madre de Luis Miguel, su padre Luis Rey no solo cierra sus ojos, sino que hace lo propio con los de todos los televidentes, al menos hasta la segunda temporada.
Ya que estamos tan mexicanos, podríamos preguntarnos: ¿y ahora quien podrá salvarnos? La respuesta llega también vía Netflix desde México pero no es el Chapulin Colorado, sino un tal José José.
Es cierto: no es lo mismo, pero para paliar el síndrome de abstinencia de culebrones regados por whiskies y rones con cola con papás malditos, mujeres bellas y canciones románticas, no está mal la rueda de auxilio. Además José José, el príncipe de la canción tiene setenta y seis capítulos, los suficientes para dosificar y esperar la vuelta de El Sol Azteca importado de Puerto Rico.
Es que no es poco lo que ha logrado el tal José Sosa: el tipo vendió unos cien millones de discos, llenó varios Madison Square Garden, Radio City Music Hall, auditorios legendarios de Las Vegas, estadios, teatros y arenas de todo el continente. De hecho, hasta la llegada de Luis Miguel, México y probablemente Latinoamérica toda no vivieron un fenómeno de ventas y popularidad semejante. Nada mal para un chico nacido en una colonia pobre del DF, hijo de un alcohólico consuetudinario y mujeriego empedernido, de quien heredó su voz de tenor, su amor por la música y la exigencia constante como requisito para la aprobación.
Su padre, José Sosa Esquivel, fallecido a los 45 años, había alternado en Bellas Artes con una tal María Callas y siempre se las ingenió para hacerle saber a su hijo que nunca sería un cantante exitoso. Afortunadamente estaba equivocado. José José brillaría pese a, entre otras cosas, la magia negra, la ambición desmesurada de su entorno, sus voraces adicciones autodestructivas y su ingenuidad redundante.
Su voz cautivó a un tal Frank Sinatra que lo descubrió al escucharlo casualmente, cuando sonaba en el "hilo musical" de las oficinas de Reprise Records, la disquera del inigualable Frankie.
Uno de los momentos de mayor depresión en la carrera de José José -que los tuvo varios- fue cuando se enteró que Sinatra le proponía grabar un disco juntos pero que el sello RCA, para el que trabajaba el mexicano, no se lo permitiría. Si bien el disco nunca se pudo hacer y los cien mil dólares que Reprise le anticipaba para gastos no se enviaron, años después Sinatra fue a ver un show de José José en Tijuana y le dejó dicho al manager del mexicano que cuidase su voz, que hiciera ejercicios de vocalización para que no se le arruinara, dándole consejos sobre cómo cuidar la voz. Posteriormente el astro de New Jersey pudo conocer al "Príncipe" a quien invitó a una de sus casas en Los Ángeles, donde le dio otro tipo de consejos, esta vez vinculados con cómo manejar la fama, circunstancia con la que el chilango nunca pudo terminar de llevarse bien.
De hecho hoy, luego de que los medios anunciasen su muerte en varias ocasiones, José José sigue vivito y coleando y es noticia por las disputas de sus hijos menores con los mayores por la herencia, y hasta se dice que su hija Sarita, la más pequeña de la familia, habría vendido los "derechos" sobre su muerte.
La serie producida por Telemundo comienza cada capítulo con imágenes recreadas de la noche que cambiaría para siempre esta historia.
Se trata de la noche que marca el comienzo de la leyenda: la futura estrella solo tenía veintidós años y con un look "Principito" que después Gustavo Ceratti supo exhibir, José José se presentó en el segundo Festival de la canción Latina en Ciudad de México con una performance insuperable del tema "El Triste". Fue una interpretación que aún hoy es recordada por la cantidad de segundos que estuvo sin respirar, llevando las notas de la canción a limites nunca cruzados ni antes ni después, mientras una multitud lo aclamaba y le arrojaba flores. Por extraños o no tan extraños motivos, el jurado lo relegó al tercer lugar, pero en ese mismo instante el mito dio a luz.
Hoy casi cincuenta años después, la trayectoria de José José y su vida de película ameritan ver la serie y entre comas etílicos, escándalos, grandes actuaciones, giras interminables, divorcios, amor y corrupción a la mexicana, dejarse llevar por canciones que supo interpretar como pocos. Este es mi top five: La nave del olvido, Gavilán o Paloma, Amor Amor, Volcán, y por supuesto El Triste.