De qué hablamos cuando hablamos de aborto seguro

Mariana Romero

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Hablamos de prácticas decididas con autonomía y responsabilidad, con escucha y consejería adecuadas y con un equipo que asiste con oportunidad y calidad profesional a las mujeres en cada instancia. Estos requisitos aplican al aborto como a cualquier evento reproductivo o cualquier problema de salud. Pero, ¿por qué se tornan críticos en contextos donde el aborto está legalmente restringido? Porque las mujeres enfrentan obstáculos para acceder a la información precisa y confiable, porque no tienen acceso a una gama de opciones en términos de prestadores, instituciones y tecnología, porque muchas veces ven amenazada su privacidad y confidencialidad y porque frecuentemente el uso indebido e irrestricto de la objeción de conciencia las disuade de ejercer su legítimo derecho.

Durante las reuniones informativas convocadas en plenario de comisiones tanto en la Cámara de Diputados como de Senadores hemos escuchado imprecisiones y errores sobre la seguridad del aborto que creemos oportuno aclarar.

-Seguridad del aborto en general. En los Estados Unidos la tasa de letalidad es 0,7 cada cien mil abortos legales. Es más, la tasa de letalidad del aborto durante el segundo trimestre es mucho más baja que la del parto a término o que la de los procedimientos de aborto inseguro (Unsafe abortion: global and regional estimates of the incidence of unsafe abortion and associated mortality in 2008).

-Métodos de aborto. Los métodos recomendados para el aborto durante el primer trimestre son la aspiración de vacío manual o eléctrica, para embarazos de hasta 12 a 14 semanas de gestación, y el aborto con medicamentos, específicamente, mifepristona por vía oral seguida de dosis de misoprostol en una dosis única o repetida dependiendo de las semanas de gestación. Si no se dispone de mifepristona, puede usarse misoprostol solo, en dosis repetidas.

Cabe destacar que el legrado, tanto para el aborto como para el tratamiento del aborto incompleto, es considerado un método obsoleto de aborto quirúrgico y debe reemplazarse por la aspiración de vacío o por los métodos médicos.

-Seguridad de los métodos de aborto. El aborto temprano con medicamentos realizado con mifepristona y misoprostol tiene una efectividad de entre 95 y 98 por ciento. En menos del 1% de los casos el embarazo continúa desarrollándose luego de usar ambos medicamentos. En estos casos, se debe realizar un aborto por aspiración. En 4% de los casos se necesita una aspiración, aunque la mujer ya no esté embarazada, por lo general debido a un sangrado intenso o prolongado.

Por su parte, con la aspiración de vacío se reportan índices de aborto completo de entre el 95 y el 100 por ciento. La aspiración de vacío es un procedimiento muy seguro. Un estudio con 170 mil abortos durante el primer trimestre mediante aspiración de vacío indicó que menos de 0,1% de las mujeres experimentaron complicaciones serias que requirieran hospitalización (Hakim-Elahi E, Tovell HM, Burnhill MS. Complications of first-trimester abortion: a report of 170,000 cases. Obstetrics and Gynecology). Si bien son raras, entre las complicaciones de la aspiración de vacío se incluyen infección pélvica, hemorragia excesiva, lesión del cuello del útero, evacuación incompleta, perforación del útero, complicaciones con la anestesia y continuación del embarazo (Bartlett LA et al. Risk factors for legal induced abortion-related mortality in the United States. Obstetrics and Gynecology. Grimes DA, Cates W, Jr. Complications from legally-induced abortion: a review. Obstetrical and Gynecological Survey).

Con cualquier procedimiento de aborto se producen espasmos abdominales y hemorragia del tipo menstrual que no deben ser consideradas complicaciones sino manifestaciones del procedimiento utilizado.

Las mujeres, los profesionales de la salud y los tomadores de decisión necesitamos evidencias sólidas y rigurosas para ponderar las opciones. Esta evidencia se actualiza y puede cambiar. Sin embargo, siempre considera los hallazgos previos y las tendencias. No repetir información parcial ni hacernos eco de falacias es la responsabilidad ética y profesional que le debemos a la ciudadanía en el debate sobre el aborto.

La autora es investigadora Cedes-Conicet. Integra Red de Acceso al Aborto Seguro (REDAAS).

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