En poco más de tres meses, la moneda europea se ha depreciado un 8% respecto al dólar estadounidense. Pasó de instancias máximas, en febrero pasado, de 1,255 dólares a valores de 1,155-1,15 dólares, que son niveles que fueran vistos por última vez hacia el mes de julio del pasado año 2017.
Si bien el inicio de esta caída del euro podía estar justificada a partir el avance de la tasa de interés del tesoro estadounidense, comportamiento que fomentaba la apreciación del dólar, los ruidos políticos de las últimas semanas en Italia ponen una luz amarilla nuevamente sobre la zona euro, en especial para con la tendencia que pueda asumir la moneda ante esta nuevo alerta de tormenta que se avecina.
En efecto, de igual modo que algunos medios advierten que la situación de Italia es delicada y que podría motivar a que el país se salga del euro para buscar solución a sus problemas de manera independiente, lo que ocasionaría un golpe muy duro a la comunidad, hay quienes advierten que esa posibilidad se tornaría inviable, dado que obligaría a elevar las tasas de manera importante para generar atractivo de inversiones y, en tal caso, su economía no lo resistiría.
Es en medio de este contexto difícil, que resulta interesante saber qué puede observarse del lado técnico, básicamente debido a que esta caída del euro había sido proyectada hacia finales de febrero pasado desde esta misma columna, en la nota que dimos a llamar "El euro retorna a valores de finales del año 2014: ¿zona de venta?". En dicha oportunidad advertíamos sobre la siguiente proyección: "Si nuestra lectura es correcta, bien podríamos esperar que en las próximas semanas o bien en los próximos meses el euro emprenda un regreso en su cotización frente al dólar, buscando objetivos inferiores a 1,20 dólares e idealmente hacia instancias de soportes más importantes, ubicadas en la zona de 1,17-1,15 dólares por euro".
Actualmente el euro ha alcanzado el objetivo de corrección sugerido en dicha oportunidad. Sin embargo, ante el contexto de incertidumbre actual, la pregunta que surge de inmediato es si los precios podrán mantenerse por encima de estas instancias de soporte sugerido en 1,17-1,15 dólares o si, por el contrario, deberemos pensar en un desarrollo bajista mayor para la moneda europea.
En este sentido, desde nuestra lectura analítica debemos decir que a los mínimos alcanzados de 1,1506 dólares las condiciones correctivas se encuentran completas, tanto en estructura como en magnitud, como así también en psicología. Creemos entonces que, en la medida en que no veamos nuevas debilidades de la moneda europea que puedan perforar la zona de 1,15-1,145 dólares, es en estas instancias donde eventualmente podría conformarse un piso correctivo a la baja desde los máximos de febrero pasado en 1,255 dólares, para finamente retomar la senda alcista, que inicialmente busque recuperar de manera parcial la baja previa, aunque más tarde la intención sería acceder por encima de esos máximos de 1,255 dólares. Este comportamiento estaría alineado con las expectativas de recuperación mayor de mediano plazo de todo el bear market o depreciación que sufriera el euro frente al dólar desde el año 2008 hasta el año 2017.
Nuestra atención estará centrada de corto plazo ante reacciones alcistas inmediatas del euro que puedan superar la zona de 1,175-1,19 dólares, ya que ello potenciaría las expectativas de que el piso correctivo buscado para la moneda europea se haya conseguido y que desde entonces quede habilitado un proceso de recuperación mayor, buscando la zona de 1,21-1,215 dólares, y más tarde los máximos de comienzos de año en torno a 1,255 dólares.
Solamente en caso de que hacia las próximas jornadas tengamos nuevas debilidades para el euro, y con ello se origine un quiebre de la zona de 1,15-1,145 dólares, estaremos advirtiendo ante la posibilidad de que pueda desarrollarse un movimiento de corrección mayor, quizás buscando instancias de contención más deprimidas en 1,12-1,10 dólares, para recién desde entonces intentar retomar la senda alcista.
Vale aclarar que para nada estamos subestimando la situación que vive Italia y lo que le pueda deparar en el futuro respecto a su permanencia o no dentro del euro, sino que, desde el lado técnico, la baja actual de la moneda europea, más allá de los motivos por los cuales se puedo haber dado, se encuentra en línea con el análisis proyectado meses atrás. Por este motivo, en la medida en que los niveles de contención de la baja puedan ser reconocidos, lo recomendable en estos casos es no modificar el análisis central, aunque sí siempre resulta conveniente darle seguimiento y estar atentos a las validaciones.
Insistimos, sin subestimar el difícil contexto internacional que se vive, otros analistas ven en la caída del euro un alerta de los riesgos futuros con respecto al destino que pueda tomar la Unión Europea, del lado del mercado entendemos la baja de esta moneda como una nueva oportunidad de posicionamiento, esperando que el proceso de recuperación iniciado en el pasado año 2017 aún presente mayor potencial de desarrollo; quizás con proyección en torno a niveles de 1,3-1,33 dólares hacia adelante.