El escándalo desatado en el INCAA por una malversación de fondos públicos grosera, ya que se destinaban millones de pesos a gastos de impresión y fotocopias, constituye una gran oportunidad para transparentar la Administración Pública y solucionar en buena medida el histórico déficit de la administración argentina, los Estados subnacionales y las alcaldías locales.
¿Cuáles son los groseros trucos a los que recurren los funcionarios corruptos para quedarse con dinero que es de todos?
-Para burlar el límite de los montos que establecen que las compras deben pasar por el filtro de las licitaciones, por ejemplo, separan los pedidos, los fragmentan. De esa forma, los desembolsos parecen menos cuantiosos y se elude el tamiz de la compulsa de precios.
-No se informa debidamente sobre las ofertas de precios, para que sólo participen los "palos blancos" de los políticos venales.
-Los pedidos se facturan y se pagan pero la entrega jamás se materializa.
-Las unidades adquiridas son absurdas, ya que exceden enormemente las necesidades de las oficinas públicas.
-Las comisiones fiscalizadoras están en manos de representantes designados por el propio poder político.
Este modus operandi estatal es copiado a nivel privado por numerosos caciques sindicales, muchos dirigentes de mutuales, cientos de representantes de cooperativas y también por CEO de empresas medianas y grandes.
En otras palabras, el que maneja dinero que no es propio actúa como Dr Jekyll y Mr Hyde.
En sus cuentas personales compara y busca el mejor precio pero, cuando le toca administrar los fondos ajenos, se vuelve un torpe y gasta como si tuviera "bolsillos de payaso".
Si se trata de su familia, recurren a MercadoLibre (la empresa argentina más valiosa, por encima de la mismísima YPF) pero desechan cualquier posibilidad de ahorrar cuando tienen la lapicera oficial en la mano.
Sin embargo, en el siglo XXI todo cambió.
Por primera vez en la historia, el flagelo de la corrupción puede ser derrotado gracias al avance de la ciencia y la tecnología
La fórmula del académico Robert Klitgaard explica cómo funciona el modelo de la corrupción en todo el planeta: monopolio + discrecionalidad – transparencia contable (accountability). C = M + D – A
Actualmente, los distintos Estados vernáculos utilizan tecnología del siglo XXI a la hora de cobrarle a sus contribuyentes (lectoras láser de chapas patentes de rodados, fotos satelitales para detectar nuevas construcciones privadas, cámaras de fotos y videos para multas de conductores, etc).
Pero, increíblemente, se quedaron en el siglo XX a la hora de controlarse a sí mismos ya que la "ley de compras" local data de 1947. Fue impuesta hace más de setenta años durante la primera presidencia de Juan Perón, cuando no existía internet y prácticamente no había una sola computadora en la República Argentina.
¿Por qué no usamos la "bala de plata" que encontraron nuestros vecinos para frenar un flagelo que nos está consumiendo?
Se puede romper en pocas semanas con la cartelización y los oligopolios que están aquí enquistados mediante un sistema de compras similar al de Chile: "ChileCompra".
Los trasandinos obligan a municipios provincias, regiones y el Estado Nacional a adquirir bienes y servicios a través de un servicio de compulsas públicas completamente online donde cotizan más de cien mil oferentes.
Tras tres lustros de trabajo, los resultados nos dicen que el 40% de los ganadores son mujeres y la mitad de los vencedores son Pymes.
Solamente Carabineros y Fuerzas Armadas tienen un régimen especial ya que los materiales que compran son muy específicos y reservados. No existe posibilidad de una compulsa como las normales.
¿Qué hace "ChileCompra", concretamente?
Se trata de un servicio público descentralizado, dependiente del Ministerio de Hacienda, que ha permitido ahorrar miles de millones de dólares.
"ChileCompra" administra el mercado electrónico más grande del país ya que 850 organismos del Estado están obligados a usar esta plataforma.
Interviene en la adquisición de casi cien mil tipos de productos distintos.
El peso de las compras públicas del Estado trasandino es 3,5 % del PBI nacional. Se estima que ChileCompra logró ahorrar al menos un uno por ciento del producto bruto gracias a la transparencia que aportó.
En el índice de corrupción de la ONG Transparency International, la vecina nación se ubica en el escalón número 24 sobre 175 países auditados.
La Argentina en este mismo ranking figura en el 95º lugar. Estamos cerca de los extremos de la opacidad.
De los 32 países que conforman el subcontinente latinoamericano, 29 regulan las compras públicas por una ley formal emitida por el órgano legislativo. Las únicas tres excepciones las constituyen Argentina, Perú y Venezuela.
Se trata de tres países casi sin ley en esta materia. Los políticos han fomentado un laberinto normativo que favorece la corrupción.
Personalmente, envié detalles del funcionamiento de esta "joya" a decenas de políticos de derecha, centro y centroizquierda que se desempeñan en las tres esferas de competencia que existen.
Las respuestas fueron apenas algunas imágenes de pulgares en alto o dos dedos marcando la V de la victoria.
No hubo uno solo de todos ellos que me pidiera más precisiones, a pesar que les ofrecí los contactos que establecí en Santiago con las luminarias chilenas que crearon ChileCompras.
A nadie le importó el tema.
¿Ayudará el desastre del INCAA a que entiendan que esta vez el ajuste debería empezar por la "clase" política?
¿Tratarán alguna vez de al menos intentar dar el ejemplo?