Cambios y permanencias en el emblemático Cabildo de Buenos Aires

Félix V. Lonigro

La palabra "cabildo" deriva del latín capitulum, que significa 'corporación municipal'. Es un término que se identifica con el de "ayuntamiento", cuyo significado es 'corporación compuesta de un alcalde y varios concejales para la administración de los intereses de un municipio'.

Era costumbre en América que la fundación de una ciudad fuera seguida de la creación de un cabildo, y según la legislación indiana, el fundador de la ciudad tenía derecho a designar, para integrarlo, a quienes formaban parte de la tripulación que lo acompañaba. Los miembros de los cabildos fueron denominados "regidores" o "alcaldes", y actualmente se los conoce con el nombre de "concejales".

Significa entonces que los cabildos fueron y son cuerpos municipales creados para gobernar los destinos de una ciudad. En el caso de la de Buenos Aires, que fue fundada por Juan de Garay el 11 de junio de 1580, su cabildo fue creado en el año 1609. Al principio era un rancho de adobe con techo de paja, dividido en dos partes: una se usaba como cárcel y la otra, para deliberación de los cabildantes. Pero a partir de su misma fundación nuestro histórico cabildo fue objeto de cambios y mutaciones, no solamente desde el punto de vista de su estructura edilicia, sino también en su papel institucional.

Aproximadamente cien años después de haber sido creado, el Cabildo de Buenos Aires lucía en muy mal estado de conservación, motivo por el cual en el año 1725 fue demolido. Sobre sus ruinas comenzó a levantarse el que con diversas reformas podemos observar actualmente en la Plaza de Mayo, que fue terminado en 1752. Ese fue el histórico Cabildo de Buenos Aires, protagonista de los memorables hechos ocurridos en mayo de 1810. Se trataba de un edificio de dos plantas, con una torre central en cuyo interior había un reloj de origen español. La entrada o portón principal lucía en el centro de la edificación y, por delante, en la vereda, había una galería con 11 arcos: el central y cinco de cada lado.

Desde un punto de vista institucional ese cabildo únicamente tenía jurisdicción en la ciudad de Buenos Aires y cumplía funciones municipales, administrativas y judiciales. Pero, desde 1810, al convertirse en la cuna de la Primera Junta, a la cual acompañó como una suerte de Poder Legislativo, adquirió una relevancia nacional que mantuvo hasta que, en octubre de 1811, se creó un Poder Ejecutivo más reducido: el Primer Triunvirato. A partir de allí la función legislativa que el Cabildo venía desarrollando desde mayo de 1810 pasó a ser ejercida sucesivamente por la Junta Grande, la Junta de Observación, la Asamblea del Año XII, la del Año XIII y el Congreso reunido en Tucumán en 1816.

Significa entonces que, a partir de la creación del Primer Triunvirato, el Cabildo volvió a convertirse en un órgano con jurisdicción exclusivamente local, y de a poco fue perdiendo importancia institucional, hasta que, en 1821, se convirtió en una simple sede administrativa del gobierno de Buenos Aires.

El transcurso de los años hizo estragos en la estructura edilicia del Cabildo. En el año 1860 se le cambió el reloj español que adornaba su torre central y se lo reemplazó por uno de origen inglés adquirido en la casa Twaites and Reed. Recién en 1879, sobre el final de la presidencia de Nicolás Remigio Aurelio Avellaneda, en un plan de remodelación de varios edificios históricos, se contrató al arquitecto Pedro Benoit para refaccionar al Cabildo porteño. Allí se reformaron columnas y balcones, se les dio un estilo renacentista y se colocaron pisos de parquet.

En 1884, ya durante la presidencia de Alejo Julio Argentino Roca y la gestión municipal del primer intendente de la ciudad de Buenos Aires, Torcuato Antonio de Alvear (1883/1887), se decidió abrir la Avenida de Mayo, lo cual generó la mutilación del lado izquierdo del Cabildo, al que se le succionaron tres arcos y se le quitó la torre para evitar que, por la asimetría que sufriría, pudiera generarse un derrumbe.

¡Imagínense entonces al Cabildo, sin la torre y totalmente asimétrico! Algunos pidieron que directamente se lo demoliera, pero nadie se animaba a tomar semejante decisión, por lo que se prefirió dejarlo tal como había quedado. Por entonces comenzó a utilizarse como sede de tribunales.

Así se mantuvo el Cabildo, mutilado de su lado izquierdo y sin torre, hasta que, en el año 1931, comenzó la construcción de la actual calle Hipólito Yrigoyen, motivo por el cual el Cabildo sufrió una nueva amputación de tres arcos, pero esta vez por su lado derecho. Al menos el histórico edificio había recuperado su simetría. El problema era que, corto y sin torre, carecía de buena estética; fue por ello que se decidió construir nuevamente una torre igual a la original que había sido demolida, para lo cual se contrató al arquitecto Mario Buschiazzo. En 1940 quedó reinaugurado el nuevo Cabildo, que ya había sido declarado Monumento Histórico Nacional en 1933, tal como lo conocemos ahora.

Significa entonces que ni la fachada, ni la torre, ni el reloj son los del cabildo existente en las históricas jornadas de mayo de 1810, del que solo quedan los cinco arcos de la galería central, que son los que se pueden ver en la actualidad, la sala capitular y la mampostería. En cuanto al actual reloj, que había dejado de funcionar hacia la década del setenta, ni siquiera es el de la reforma de 1940, sino que fue cambiado el 25 de mayo de 2002, momento en que comenzó a funcionar uno nuevo donado por la empresa Pago Fácil. Este reloj dio la hora durante unos pocos años, ya que quedó nuevamente fuera de servicio en 2010, año en el que la empresa Gnomon Relojes Monumentales, que había colocado un reloj en la Casa Rosada, propuso instalar uno nuevo en el Cabildo. Así lo hizo el 9 de mayo de 2016.

En el municipio de La Punta, ubicado en la provincia de San Luis, se ha construido una réplica de la Plaza de la Victoria, nombre con el que, en 1810, se conocía a la parte oeste de la actual Plaza de Mayo, que iba desde la recova que la dividía al medio hasta el Cabildo. Se trata de una magnífica recreación edilicia del escenario cívico de la Plaza de Mayo, tal como era cuando se produjeron las históricas jornadas de mayo de 1810, que incluye al Cabildo de Buenos Aires, la Pirámide de Mayo y la recova que dividía a la actual Plaza de Mayo, demolida en el año 1883.

El cabildo que luce recreado en La Punta tiene las mismas dimensiones que el existente en 1810, y en la sala capitular se erigieron esculturas, en escala humana, de cada uno de los nueve integrantes de la Primera Junta de Gobierno.

Asimismo, en la ciudad tucumana de Famaillá, también se ha construido una suerte de polo cívico, en el cual se pueden observar réplicas del Cabildo de Buenos Aires, de la Casa de Tucumán en la que sesionó el Congreso Nacional que en 1816 declaró la independencia y de la Pirámide de Mayo.

Es oportuno, en este mayo de fiesta cívica para nuestro país, rendir un homenaje a nuestro emblemático Cabildo, que no solo constituye nuestra institución política más antigua, ya que fue el que dio a luz a nuestro primer gobierno patrio, sino también, aun con sus idas y vueltas, nuestro edificio histórico con mayor cantidad de años.

El autor es profesor de Derecho Constitucional (UBA, UB y UAI).