Somos periodistas, queremos la verdad

Hoy es el Día Internacional de la libertad de prensa. Por eso, #PeriodismoProfesionalSí/NoticiasFalsasNo es un buen grito de guerra en defensa de la información de calidad y contra los inescrupulosos que se llenan de dinero sin distinguir la mentira de la verdad

Día Internacional de la Libertad de Prensa

Hoy es el Día Internacional de la libertad de prensa. Por eso, #PeriodismoProfesionalSí/NoticiasFalsasNo es un buen grito de guerra en defensa de la información de calidad y contra los inescrupulosos que se llenan de dinero sin distinguir la mentira de la verdad.

El daño que producen las noticias falsas es imposible de calcular, pero hacen megamultimillonarios a los buscadores de noticias, a quienes la verdad, le ética y la moral parecen importarle menos que sus ganancias.

Construir un medio de comunicación que incluya información confiable, investigación, los chequeos correspondientes y editores responsables es caro y necesita ser financiado por las audiencias y las empresas.

Sería bueno que las elites de todo el mundo tomaran nota de esta necesidad.

Los megabuscadores no trabajan con esa materia prima, porque no tienen tiempo ni principios para incluirla, ni les interesa hacerlo. Así, tu nombre y tu apellido pueden aparecer en un sitio porno y una campaña de difamación contra cualquiera se puede montar en cuestión de horas, igual que los llamados ciberacosos y otros ataques parecidos.

Los periodistas profesionales no somos infalibles, pero, en todo caso, nos hacemos cargo de nuestros errores. Es decir: ponemos la cara o la firma como garantía y reaseguro de lo que decimos y hacemos.

Los que amamos nuestro oficio con pasión y lo consideramos, como lo definió Gabriel García Márquez, como uno de los mejores del mundo, deberíamos diferenciarnos de los fabricantes de noticias falsas y datos basura, y una buena manera de hacerlo es ponerlos todo el tiempo en evidencia.

Aunque la distribución de información ya no produzca más conocimiento ni sabiduría, como sucedía por lo menos hasta fines de los años ochenta, en el siglo pasado, las audiencias tarde o temprano terminan separando la paja del trigo.

Si los algoritmos, los robots y las bandas de trolls organizados manipulan, ensucian y trabajan para mezclar las mentiras con la verdad, el gran desafío de los buenos periodistas y los buenos medios será descubrirlos, desenmascararlos, ponerlos en evidencia y neutralizarlos.

Hacer más periodismo de datos, de calidad y de profundidad, y denunciar a los oportunistas y los caranchos que viven del trabajo ajeno.

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