Las virtudes (que no se ven) de la integración energética

Jose Rolandi

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Durante los últimos 10 años, por falta de otorgamiento de permisos y por las altas alícuotas de retenciones a la exportación aplicadas por el anterior Gobierno, no se realizaron exportaciones de gas licuado de petróleo (GLP) desde el sur de Argentina hacia Chile. Recién a partir de septiembre 2017 se reiniciaron las exportaciones desde Tierra del Fuego, a través de la empresa Total Austral, y en 2018 desde Santa Cruz, impulsado por CGC.

Estas operaciones de comercio internacional, al igual que todo intercambio voluntario, remiten una serie de beneficios para las partes. Por un lado, se optimiza el uso de la infraestructura existente en ambos países. Chile cuenta con una planta para almacenar y embarcar GLP en la localidad de Cabo Negro, a poca distancia de la frontera con Argentina. Aprovechar la capacidad ociosa de dicha planta con producto argentino permite disminuir los costos. También brinda la posibilidad de transportar GLP por buque a las zonas de consumo (Santiago) y desplazar importaciones más costas. En definitiva, los hogares de Chile obtienen un precio más bajo para su energía, algo que a priori no figura entre los objetivos de las partes que iniciaron el intercambio.

Del lado argentino, además del beneficio que consiguen las empresas que exportan el GLP, hay una cantidad de ventajas adicionales que no se ven a simple vista. Por un lado, el GLP exportado a Chile durante el verano deja de inyectarse como gas natural en el gasoducto argentino. Esto permite liberar capacidad en el gasoducto troncal que transporta gas desde Tierra del Fuego hasta Buenos Aires. Este gasoducto no cuenta con capacidad de transporte adicional fuera de los meses fríos de invierno. Si no se exportara GLP, parte del gas natural producido en verano no se podría transportar y vender. Como el costo de desarrollo y producción de gas no puede cubrirse con solo cuatro o cinco meses de venta, este gas nunca llegaría a producirse. Por lo tanto, la exportación de GLP en verano permite al consumidor argentino contar con mayor cantidad de gas natural durante los meses de invierno. En los meses fríos, la cantidad de gas local e importado no llega a cubrir los picos de demanda en días de bajas temperaturas. La exportación de GLP en verano logra aumentar la oferta de gas natural en invierno.

Sin siquiera conocerse, un ciudadano de Santiago de Chile y otro de la Ciudad de Buenos Aires se benefician por un acuerdo comercial firmado entre dos empresas de la Patagonia, una ubicada en el lado argentino de la frontera y otra, en el chileno. Al igual que este, existen una cantidad de beneficios que ningún regulador o funcionario del gobierno pueden prever, pero que las empresas y los individuos pueden capturar.

Algo similar ocurre con la exportación de gas natural. Exportar gas durante el verano, cuando no hay suficiente demanda en el mercado argentino, permite a las empresas argentinas producir rentablemente más gas durante el resto del año. Exportar en el verano reduce el déficit de gas en el invierno y permite disminuir las costosas importaciones de gas licuado (GNL).

A pesar de las reuniones del G20 y de las giras internacionales del Presidente, Argentina sigue siendo uno de los países más cerrados y proteccionistas del mundo. El Gobierno y la oposición tienen que enfocarse en quitar trabas para que los individuos puedan hacer más cosas juntos, sin importar de cuál lado de la frontera estén sentados. La integración regional se materializa gracias a las empresas y, detrás de ellas, las personas que trabajan para concretar acuerdos de intercambio.

Tenemos como sociedad el desafío de ser conscientes de los enormes beneficios que produce la integración comercial con el resto del mundo. Además de las mejoras inmediatas entre las partes, existen muchísimos otros fenómenos económicos que no se ven a simple vista y otros tantos que ni siquiera podemos estimar. Cuando el día de mañana algún funcionario, sea de este gobierno o del que venga más adelante, pretenda volver a prohibir las exportaciones, debe comprender y ser consciente de toda la cadena de interacciones virtuosas que está destruyendo. El supuesto provecho que busca obtener en el corto plazo no compensa la enorme cantidad de beneficios que genera el intercambio voluntario entre partes.

El autor es ingeniero industrial (ITBA). Trabaja en el sector de Oil & Gas. Anteriormente trabajó como project manager y consultor Sr. en distintos proyectos de la región.

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